VI
PASE varios dias en la "colonia", y supongo que la vida que llevaba tuvo un efecto desmoralizador, pues, por desagradable que fuese, cada dia me sentia menos y menos inclinado a abandonarla, y, a veces, aun pensaba establecerme ahi yo mismo. No obstante, esta estrambotica idea me venia por lo general al anochecer, despues de haberme permitido beber demasiada cana con te, combinacion que muy pronto volveria loco a cualquiera.
Una tarde, en una de nuestras festivas reuniones, se decidio hacer una excursion al pueblecito de Tolosa, como a unas seis leguas al este de la "colonia". Al dia siguiente, nos pusimos en marcha, cada uno con su revolver al cinto y provisto de un grueso poncho con que abrigarse, pues era costumbre de los "colonos", cuando iban a Tolosa, pasar la noche alli. Nos alojamos en una espaciosa posada en el centro del miserable pueblucho, donde se daba alojamiento tanto al hombre como tambien a las bestias, con la diferencia de que estas ultimas eran siempre mejor servidas.
Muy luego descubri que el principal objeto de nuestra visita era el de variar el entretenimiento de beber cana y fumar en la "colonia", haciendolo, en cambio, en Tolosa. La borrachera siguio su curso hasta la hora de acostarse, cuando el unico sobrio de nuestra comitiva era yo, pues habia pasado la mayor parte de la tarde andando por la poblacion y hablando con sus moradores, en la esperanza de oir algo que pudiera serme util en mi busca de alguna ocupacion. Pero las mujeres y los viejos que encontre me dieron muy pocas esperanzas. Parecia ser un conjunto de gente muy omisa el de Tolosa, y cuando les pregunte que hacian para ganarse la vida, respondieron que estaban esperando. Su tema principal de conversacion era la visita, a su pueblo, de mis compatriotas. Ellos consideraban a estos comarcanos ingleses como seres extranos y peligrosos que no tomaban ningun alimento solido, sino que se sustentaban de una mezcla de cana con polvora (que era la verdad)3 y que iban armados con unas maquinas mortiferas que llamaban revolveres, inventadas para ellos por su padre el demonio. Las experiencias del dia me convencieron de que la colonia inglesa tenia su razon de ser, puesto que sus periodicas visitas proporcionaban a la buena gente de Tolosa un poco de saludable animacion en los tristes intervalos de una revolucion a otra.
Por la noche, nos reunimos en una espaciosa pieza con suelo apisonado, en la cual no habia ni un solo mueble. Nuestras monturas, pellones, cojinillos y ponchos estaban todos apilados en un rincon, y el que quisiese acostarse a dormir debia el mismo prepararse su cama con su propio recado y poncho. Para mi, esta experiencia no ofrecia ninguna novedad, de modo que luego me arregle un confortable nido en el suelo y sacandome las botas, me arrolle como un mataco que jamas ha conocido nada mejor y que tiene, ademas, estrecha amistad con las pulgas. Pero mis companeros, habiendose provisto de tres o cuatro botellas de cana, parecian estar dispuestos a pasar toda la noche bebiendo. Despues de alguna conversacion y uno que otro canto, un senor Chillingworth se puso de pie y pidio la palabra: -?Senores! -dijo, adelantandose al Centro de la pieza, donde, a fuerza de mover los brazos de vez en cuando, para balancearse, consiguio mantenerse, mas o menos, en una posicion erguida-, voy a hacer un… un…,?como se llama?
Este anuncio fue recibido con grandes aplausos y vivas, mientras que uno de los oyentes, arrebatado de entusiasmo con la expectativa de oir las elocuentes palabras de su amigo, disparo su revolver al techo, armando una confusion de mil demonios entre una legion de aranas de patas largas que ocupaban las polvorientas telas sobre nuestras cabezas.
Yo temia que esta jarana alborotara a todo el pueblo de Tolosa, pero me aseguraron que siempre disparaban sus revolveres en esa pieza y que nadie les molestaba, siendo ya tan conocidos. -?Senores! -continuo el senor Chillingworth, cuando, por ultimo, hubose restablecido el orden, he estado cavi-lando, es eso lo que he estado haciendo. Pues bien, revisemos la situacion. Aqui formamos nosotros, senores, una colonia de caballeros ingleses; estamos,?no es verdad?, lejos de nuestros hogares y nuestra patria y todo lo demas.?Como es que dice el poeta? Probablemente alguno de ustedes recordara el pasaje.?Pero, senores!,?con que objeto estamos aqui? Es eso lo que
3 Quizas aluda el autor al te que se llama en ingles "gunpowder tea", o te polvora. - N. del T.
les voy a explicar. Pues, senores, estamos aqui para infundir un poco de nuestra energia anglosajona y todo eso en este viejo tarro de lata de pais.
Aqui el orador fue animado por salvas de estrepitosos aplausos.
- Ahora, senores,?no encuentran ustedes que es muy duro…, excesivamente duro, que hagan tan poco caso de nosotros? Yo lo siento, senores, lo… siento profundamente; nuestras vidas aqui… estan perdiendose. No se si ustedes se dan cuenta de ello o no. Como ustedes saben muy bien, nosotros no somos de los que andan con la cara larga. Formamos una fuerte combinacion contra el esplin,?no es asi? Pues, a veces, senores, yo siento, por decirlo asi, que toda la cana del pueblucbo de Tolosa… no es suficiente para ahuyentarlo completamente. No pu… puedo menos de pensar en aquellos dias felices al otro lado del agua.?N… no me miren ustedes como si creyesen que… fuera a soltar el llanto!?N… nada de eso!?no crean por un momento que vaya a ponerme en ridiculo! Pero lo que quiero que ustedes me digan es esto:?Vamos a seguir cm… emborrachandonos bestialmente con cana durante el resto de nuestras vidas??pe… perdon, senores!, no era eso realmente lo que queria decir. La cana es casi la unica cosa decente que se encuentra en este lugar… y ella es la que nos mantiene vivos.?Que nadie se atreva a decir una sola palabra en contra de la cana, o le llamare grandisimo tonto de remate! Yo me referia, senores, mas bien al pais, a este m… maldito pais.?No hay cricket ni sociedad, ni cerveza Bass ni nada. ?Imaginense, senores, lo que habria pasado si nos hubiesemos ido con… nuestro capital y nuestra energia al Canada!?Como nos habrian recibido con los brazos abiertos! Y aqui,?que laya de recibimiento nos han hecho? Pues, senores, lo que propongo hacer es protestar… formalmente.
Elevaremos una… una…,?como se llama?… a lo que llaman su gobierno. Daremos a conocer nuestro caso a esa cosa, senores, e insistiremos y nos pondremos firmes; eso es lo que vamos a hacer,?no es asi??Como es posible, senores, que vayamos a vivir entre estos miserables macacos y darles las ventajas de nuestros… si, senores, de nuestro capital y energia, sin sacar algun provecho? No, senores,?eso si que no! Debemos hacerles comprender que no… no estamos para eso y que nos enojaremos de veras. Creo, senores, que esto es t… todo lo que les tengo que decir.
..
Hubo ruidosos aplausos durante los cuales el orador se sento de improviso en el suelo. Entonces todos entonaron "Rule Britannia", cantando que se mataban y haciendo una bulla de mil demonios.
Cuando termino la cancion, se oyo el fuerte ronquido del capitan Wriothesley. Habia comenzado a arreglar algunos ponchos en donde echarse, pero enredandose irremediablemente en la sobrecincha, las riendas y jergones, se habia quedado dormido con los pies en el recado y la cabeza en el suelo. -?Hola!?esto si que no puede tolerarse! -grito uno del grupo-. Despertemos al viejo Cloud, disparando nuestros revolveres a la pared sobre su cabeza y haciendo descascararse el estuco para que le caiga en la cara.?Sera cosa de morirse de risa!
Todos quedaron entusiasmadisimos con la idea excepto el pobre Chillingworth, quien, despues de pronunciar su discurso, se habia ido gateando a un rincon donde estaba solo, viendose muy palido y abatido.
Luego empezo el tiroteo, dando la mayor parte de las balas en la pared a unos pocos centimetros sobre la cabeza del recostado capitan, y desparramando tierra y pedazos de estuco sobre su rostro amoratado. De un salto me puse de pie y me precipite a ellos, diciendoles, sin reflexionar, que estaban demasiado ebrios para poder hacer buena punteria, y que matarian a su amigo. Mi intervencion dio lugar a una bulliciosa y acalorada protesta, en medio de la cual, el capitan, que estaba tendido en el suelo en una posicion sumamente incomoda, desperto, y sentandose con gran dificultad, nos miro vagamente con las riendas y las cinchas enredadas como serpientes alrededor del pescuezo y los brazos. -?Que pasa??Po… por que ta… nta bulla? -pregunto roncamente-.?Que??Estan haciendo una re. -. re… volucion…??Mu… muy bien!; es lo u… unico que se pue hace en este pai… pero no me… me… pidan que se… sea presidente… Eso si que no. No va… vale la pen… pena.?Buenas noches mu… muchachos! No me corten el pescuezo por equi… vo… vo… cacion. Dio lo… guarde… a… toos… -?No te vayas a quedar dormido otra vez, Cloud! -gritaron todos-. Lamb tiene la culpa de todo esto. Nos ha dicho que estamos borrachos; ese es el modo como nos recompensa nuestra hospitalidad. Estabamos disparando nuestros revolveres para despertarte, viejo, para que nos acompanaras con un trago… -?U… un trago??ya… ya lo creo! -dijo Cloud, con voz ronca.
- Y este Lamb temia que te fuesemos a matar o he-rir.?Dile, viejo!?Si les tienes miedo a tus amigos!?Dile a Lamb lo que te parece a ti su conducta! -?Dejenme, no mas! -repuso el capitan, carraspeando-. Yo… yo se lo dire. No tiene p… pa que meterse Lamb, caballeros. Pe… ro fueron ustedes los que tu… tuvieron la culpa recibiendolo.?No… no les dije yo? Es de ustedes la culpa, po… porque no… no era posible que el se juntase con nosotros. Ustedes diran,?di… dije o no dije. que era un entremetido??Por que di… diablo, entonces, no me deja en paz??Van a ver ahora lo que voy a hacer con Lamb!?Le voy a dar un buen punetazo en la nariz!
Y aqui aquel valeroso caballero trato de levantarse del suelo, pero las piernas no le ayudaron y cayendo de espaldas y dando con la cabeza en la pared, solo pudo mirarme furiosamente con sus llorosos ojos.
Me dirigi hacia el, con la intencion, supongo, de darle a el un punetazo en la nariz, pero cambiando subitamente de intento, tome mi recado y otras pilchas y sali de la pieza maldiciendo de todo corazon al capitan Cloudesley Wriothesley, el cabecilla sobrio o borracho, de la colonia de caballeros ingleses. Apenas hube salido afuera, expresaron su placer al verse libres de mi, prorrumpiendo en fuertes vivas, dando palmadas y disparando sus revolveres al techo.
Tendi mi poncho en el suelo a todo raso y me quede dormido mientras soliloquiaba: "Y asi - termina -dije, contemplando con sonolientos ojos la constelacion de Orion- la segunda o vigesima segunda aventura, poco importa el numero exacto, puesto que todas acaban en humo - humo de revolver- o punaladas y el sacudir el polvo de mis pies. Y quiza en este mismo momento, Paquita, despertada de ligero sueno por el cadencioso canto del sereno bajo su ventana, extiende sus brazos para tocarme y suspira al encontrar mi lugar siempre vacio.?Que debere hacerle? Que es preciso cambiar mi nombre y llamarme Hernandez o Fernandez, Blas o Chas, o Sandariaga, Gorostiaga, Madariaga o algun otro aga y aun conspirar para echar abajo la disposicion actual de las cosas. No me queda otro recurso, puesto que este mundo oriental es como una ostra que solo se lograra abrir con un sable. En cuanto a pertrechos de guerra, ejercito e instruccion militar, todo eso es innecesario. Basta con reunir a unos cuantos hombres descontentos y harapientos, montandolos a todos a caballo, cargar a trochemoche el viejo tarro de lata del pobre senor Chillingworth. Poco me falta esta noche para estar como aquel caballero,?pronto a llorar! No obstante, mi situacion no es tan desesperada como la de el; yo no tengo a ningun britanico embrutecido, de nariz amoratada, sentado como una pesadilla sobre mi pecho, estrujandome la vida.
Los gritos y cantos de los demoledores fueron poco a poco poniendose mas y mas indistintos, y casi habian cesado cuando me quede dormido, arrullado por una voz de borracho que gangueaba lugubre y desafinadamente:
We won’t go… gome till morring.