13 La famosa casa de protocolo número 6 que ocupa Gabo —«a perpetuidad», según los designios de Fidel Castro—, en realidad una soberbia mansión de una sola planta, tiene su dueño(a) original en Mercedes Crusellas de Luis Santeiros, la nieta del más poderoso magnate de la industria jabonera cubana, Ramón Crusellas. Diversas gestiones de García Márquez de comprarle la casa al Gobierno cubano fracasaron ante la voluntad de Fidel de otorgarle la casa gratuitamente —una fórmula más de compromiso, como podemos darnos cuenta. De su propio bolsillo sólo se le ha permitido sufragar algunos muebles, alimentos, bebidas, ocasionales tickets de avión y, parcialmente, la construcción de la piscina. Un lujo impensado incluso para los capitanes de la industria del jabón y los dentífricos y asociado de Procter 8c Gamble disponer de piscina propia en los cincuenta. No se conoce de ninguna gestión de Gabo por pagarle su antigua propiedad a los Crusellas —«por debajo de la mesa», como se dice—, inadvertido por el Comandante, como es costumbre de muchos extranjeros agraciados con obsequios o concesiones de esta clase (terrenos para construir una cadena de hoteles, plantas de procesamiento de níquel-cobalto, etc.) efectuados por Fidel Castro. Aceptan el regalo, o la concesión, pero garantizan a perpetuidad el futuro: pagándole a los dueños originales.<<