En el plan que me había propuesto, y que quizás alguno de mis lectores recordará, «La ceniza. fue árbol» iba a constar de cuatro partes: «Mariona Rebull», «El viudo Rius», «Desiderio» y «Joaquín Rius y su nieto». Pero para que Desiderio cobrara una consistencia humana o social suficiente, me pareció mejor mostrar primero al personaje en el cenit de su aventura juvenil y describirlo en toda la complejidad de sus años mozos. El trasfondo de la época de la Guerra Europea de 1914 en los percances barceloneses de Desiderio me pareció, en teoría, muy sugestivo y decidí no sacar por ahora a la figura central de este libro del marco de su primera juventud. Pensé que más adelante ya hallarían ocasión de expresarse las conclusiones de su madurez y la vida posterior de de la novela.

Por todo ello resulta que ya no serán cuatro, sino cinco los libros de que constará en su conjunto «La ceniza fue árbol». Entre «Desiderio» y «Joaquín Rius y su nieto» —tercer y cuarto episodios en el primitivo plan de la obra— se interpone ahora un largo tiempo, de una consistencia y calidad tales que me obligan a otorgarle un peculiar espacio narrativo. A ese tiempo y a la novela que contiene he de dedicar, si Dios quiere, el volumen que se añadirá a la serie; ese volumen, cuarto y penúltimo de «La ceniza fue árbol», llevará por título una fecha: «19 de Julio».

No he desmentido en la elaboración de la obra los pronósticos que hice al proyectarla, escritos en las líneas preliminares de «La ceniza fue árbol», según los cuales «la obra me parece crecer lenta y orgánicamente como la propia vida de los seres que la integran». Lenta y orgánicamente ha crecido —y está creciendo aún— Desiderio. Doy las gracias a cuantos se han interesado por el proceso de este libro antes de su aparición; agradezco los muchos signos de impaciencia y la amable insistencia con que se me ha animado y urgido a proseguir. A todos cuantos me han favorecido con su interés, mi más cordial gratitud y el deseo de que este libro les agrade.

I. A.

Barcelona, marzo de 1957