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Al día siguiente muy temprano Kala fue entrevistada por una chica asiática que trabajaba de interna en la casa de la señora Ponce de León. Se llamaba Evelyn. Era muy bonita, con su pelo azabache, sus ojos rasgados y sus facciones suaves, pero parecía muy cansada, como si necesitara urgentemente unas vacaciones. Durante la entrevista le comentó que ella y su marido llevaban siete años trabajando de internos en la casa de Elizabeth y que entre los dos se encargaban de todo: limpiar la casa, recados para la señora, los pequeños arreglos de mantenimiento, lavar los coches, etcétera.
Tras leer las referencias y el currículo que Paul le había falsificado a Kala, Evelyn le dijo que por ella no había problema, pero que la señora debía dar el visto bueno. Que la avisaría en cuanto supiera la respuesta de su jefa.
Horas después Evelyn la llamaba informándola de que empezaría a trabajar al día siguiente. Llamó a Paul para darle la buena noticia, y este le invitó a su casa para entregarle los dispositivos que ella debía esconder en la vivienda de Elizabeth.
A esa misma hora, el periodista entró en el portal de su edificio de vuelta del registro civil. En el buzón encontró un sobre negro sin remitente. Mientras subía en el ascensor, lo abrió con cuidado, sacó su contenido y lo miró incrédulo. No podía creer que alguien hubiese puesto a su disposición información valiosa acerca de Coliseum.
Había fotos de Elizabeth Ponce de León, un mapa con la localización de la finca Coliseum, y un listado de socios del club, entre otros documentos. En el listado de socios, como ya suponía, se encontraba el nombre del dueño y director general del periódico para el que había trabajado.
Entró en su apartamento y llamó enseguida a Paul para informarle.