AL GENIO QUE LA PROTEGE
Hazle llegar flores y frutos de tu profusión inagotable.
Derrama sobre ella, genio bienhechor, la juventud eterna.
Cólmala de delicias, evítale de ver el tiempo
en que su alma ateniense vive como única extranjera,
hasta el día en que junto a la celestial orilla
pueda abrazar a sus jubilosas hermanas,
que en el tiempo de Fidias reinaron por amor.