393 La represión es facilitada también por dos factores; la im-preparación del partido para la acción clandestina, al cabo de veinte años de actividad legal, parlamentaria, municipal, etc., y más tarde, después de la derrota, las ilusiones de que como consecuencia del pacto germanosoviético las autoridades de ocupación podrían observar cierta benevolencia hacia las actividades del partido. En mayo de 1941, fue difundida una tarjeta postal editada por el partido, para ser expedida a ”Son Excellence, Monsieur l’Ambassadeur Otto Abetz”, representante oficial de Hitler cerca del gobierno de Vichy, con el siguiente texto:
“Señor Embajador: Por haberse opuesto a la guerra y haber demandado, desde octubre de 1939, que ninguna proposición de paz fuera rechazada sin que fuera sometida al parlamento, los diputados comunistas han sido condenados a centenares de años de prisión y tratados como agentes de Alemania. Entre ellos están encerrados en Maison-Carrée (Argel) y amenazados de deportación en el bled sahariano: [sigue una lista de diputados].” Viene luego la lista de “los que deben vivir ilegalmente para seguir cumpliendo el mandato que el pueblo les confió” [Thorez, etc.] y de los que están en la prisión de La Santé. El texto sigue diciendo: “Los diputados comunistas se sienten honrados de haber estado contra la guerra, después de haber luchado veinte años contra el odioso Tratado de Versalles, de haberse opuesto a la ocupación de Rhenania y a la del Ruhr, lo cual han pagado con la prisión. Es un escándalo y una injusticia. Su liberación se impone. Usted debe, Señor Embajador, poner todo su empeño en obtenerla rápidamente. Si no el pueblo se levantará para darles la libertad.”
El texto no necesita comentarios, pero lo más extraordinario es que a los militantes y simpatizantes del partido - explican los autores de la citada Historia del PCF - se les aconsejaba enviar estas tarjetas postales ¡poniendo su dirección! Firmantes de esta tarjeta pagaron con su libertad, e incluso con su vida, el haber seguido ese consejo. (Ibid., t. II, p. 50.)
Otro botón de muestra de las ilusiones en una actitud benevolente de las autoridades alemanas de ocupación, es el intento de legalización de L’Humanité, relatado con lujo de detalles en la historia del PCF que venimos citando (véase p. 24-28 del t. II). La dirección del PCF ha tratado de ocultar este hecho durante muchos años, hasta la reciente historia del PCF en la Resistencia, escrita por una comisión presidida por Duclos, donde por fin se reconoce. Los autores de la Histoire del PCF (Unir) interpretan las gestiones para obtener de la Kommandantur la legalización de L’Humanité, junto con otros pasos del mismo carácter que la dirección del partido dio en ese periodo, como prueba de “el Ejecutivo de la IC, mal inspirado por Stalin, esperaba que los partidos comunistas fueran autorizados a actuar legalmente en los países ocupados por el ejército hitleriano” (Ibid., t. II, p. 23).<<