245 J. Fauvet: Histoire du Parti Communiste Francais, p. 197; A. Kriegel: Le socialisme francais et le pouvoir, EDI, París, 1966, p. 117; G. Lafranc: Juin 36, p. 130.
Trotski escribe el 9 de junio un artículo con el título: “La revolución francesa ha comenzado” (incluido en la recopilación de trabajos de Trotski sobre el movimiento comunista francés, selección y presentación de Pierre Broué: Léon Trotsky. Le mouvement communiste en France (1919-1939), Editions de Minuit, París, 1967). En este y otros artículos de estos meses Trotski aprecia de manera exagerada, a nuestro juicio, el carácter revolucionario de la situación creada. Cae en el extremo opuesto que el PCF. Por ejemplo, en “La revolución francesa ha comenzado” dice: “León Jouhaux, a continuación de León Blum, asegura a la burguesía francesa que se trata de un movimiento puramente económico, en los cuadros estrictos de la ley. Sin duda, los obreros son los dueños de las fábricas durante la huelga y establecen su control sobre la propiedad y su administración. Pero pueden cerrarse los ojos sobre este pequeño detalle” (Ibid., p. 578). Que la ocupación de las fábricas desbordaba “los cuadros estrictos de la ley” era indiscutible; que significase el control de los obreros sobre la propiedad y la administración, era muy discutible. Precisamente la debilidad del movimiento, desde el punto de vista de la actitud de las masas, es que la ocupación de las fábricas tuvo un carácter pasivo, no se transformó en un control sobre la producción y la administración, es decir, en la organización de las bases de un nuevo poder.
Para el estudio documental del desarrollo concreto del movimiento, de las reivindicaciones obreras, de las posiciones de los sindicatos, partidos, patronal y gobierno, etc., recomendamos especialmente el ya citado libro de G. Lafranc: Juin 36.<<