142 El 16 de diciembre de 1926, Scheidemann, líder del Partido Socialdemócrata, excanciller, hizo una intervención en el Reichstag que produjo sensación en todo el mundo. La socialdemocracia se encontraba en ese momento en la oposición, y el líder socialista denuncia en su discurso que la Reichswehr se está rearmando secretamente y convirtiéndose en un Estado dentro del Estado. Después de dar una serie de datos a este respecto revela, con pruebas documentales, que el Estado Mayor de la Reichswehr utiliza, entre otros, los servicios de una compañía industrial, la GEFU, para establecer una industria de armamentos en Rusia que trabaje para el ejército alemán. Citamos a continuación dos fragmentos del discurso: “La tarea de la GEFU consiste en establecer una industria de armamentos en el extranjero, especialmente en Rusia. La firma de los acuerdos ha sido hecha bajo nombres falsos. El intermediario para los acuerdos concluidos por la casa Junkers, el 14 de marzo de 1922, ha sido el general Hasse. (Tumulto en la derecha, gritos diversos: ¡traidor! ¡canalla! ¡sacadle!)
”Nosotros sabemos de fuente absolutamente segura, prosigue Scheidemann en medio de un escándalo general, que los transportes de municiones rusas se han hecho sobre varios barcos llegados a Leningrado a fines de septiembre y en octubre de 1926. Estos barcos petenecen a la Compañía de Navegación de Stettin: se llaman Gothenburg, Rastenburg y Colberg. La célula comunista del puerto está perfectamente al corriente de estas cosas. (Risas embarazadas a izquierda.) No es limpio ni honesto ver a la Rusia soviética predicar la revolución mundial, al mismo tiempo que arma a la Reichswehr. (Interrupciones a izquierda, gritos diversos.) .
”Nosotros no podemos tolerar más tiempo un estado de cosas contrario a la creación de un ejército verdaderamente republicano y democrático. La Reichswehr tiene necesidad de ser enteramente transformada. (Aplausos en el centro y en la izquierda. Tumulto a la derecha.)” (Citado por Benoist-Méchin en su Histoire de l’Armée Allemande, Albin Michel, París, 1938, t. II, p. 370-371.).
G. Badia, en su Histoire de l’Allemagne Contemporaine, confirma plenamente la colaboración entre la Reichswehr y el gobierno soviético, y da una serie de datos concretos. (Véase p. 234-235 y notas correspondientes, del t. I.) Véase también en la Histoire de la guerre froide, de A. Fontaine, t. I, p. 71-72. Según Deutscher (Stalin, p. 321), la cooperación de Moscú con la Reichswehr duró hasta 1935.
El historiador soviético Nekritch, en su libro 22 de junio de 1941, publicado en francés bajo el título L’Armée rouge assassinée (Grasset, 1968), se refiere a uno de los aspectos de esa colaboración. Una serie de jefes militares del ejército rojo siguieron cursos en la Academia militar alemana. Las relaciones establecidas en este periodo entre mandos militares soviéticos y alemanes, incluían las de tipo epistolar, lo que permitió a los servicios secretos alemanes, a final de los años treinta, fabricar documentos falsos que comprometían a los jefes militares soviéticos. Se trataba de hacer creer a Stalin en la existencia de un complot de generales, dirigido por Tujatchevski. El plan alemán, aprobado personalmente por Hitler y elaborado en sus detalles por la Gestapo, tuvo pleno éxito. Sobre la base de esas “pruebas”, en abril-mayo de 1937 fueron detenidos diversos generales del ejército rojo, entre ellos Tujatchevski y Yakir. Se inició la purga que habría de aniquilar a gran parte de los cuadros de mando de las fuerzas armadas soviéticas. (Véase el libro de Nekritch, p. 116-120).<<