—:)
Dame un punto com y moveré el mundo.
Arquígonas
El 35 de la calle Mayor era un edificio señorial de cuatro plantas. Lo había construido la familia Uría como caserón de la dinastía, allá por los años veinte. Durante la gresca civil española fue checa republicana y desde entonces había funcionado como hospedaje cronometrado de cónyuges a la deriva. Ahora era un enjambre de oficinuchas a las que se accedía por un pasillo que daba miedo.
Tras una reja de forja se entraba a un portal con las escaleras de mármol desgastadas por el paso de varias generaciones. Tras subir tres pisos Leo llegó al final del pasillo y vio el logo de BitMap, un moscardón sodomizando a una mariposa.
Por debajo de la puerta se colaba un rítmico chunda chunda acompañado de un suave aroma a rastrojo quemado. Llamó con los nudillos y se oyeron pasos.
—Señor Pemáán —saludó Mav.
Le hizo gracia lo de señor. Cumplidos los cuarenta más de un niño le había dicho ¿tiene hora, señor? No le preocupaba: sabía que la verdadera señal de alarma es cuando te ceden el sitio en el bus.
Leo miró a su alrededor y vio seis ordenadores anudados con cables. Sobre una estantería, dos pantallazas de tropecientas pulgadas y un sinfín de chiriborcios verdes parpadeando frenéticos.
—Disculpe el...
Mav le acercó una silla de plástico y se sentó entre un escáner y dos impresoras.
—Verá —dijo cliqueando en la pantalla— Jero y Teo… van de happening, pero la red es otro rollo.
—Eso me han dicho.
Mav sacó unos folios y sonrió.
—Me dijeron que quería una web más visual que semántica, ¿no?
¡Este tipo es un poeta!
—Mañana le enseño los bocetos ¿vale?, peeeero… antes necesito controlar con usted algunos rollos técnicos.
—Fantástico.
—Me dijeron que está súper puesto y jeee… oiga, a mí también me jode el universo Gates, ¿vale? —sonrió pícaro—. Linuxero total.
Leo lo miró como si le hablara del teorema de Fermat.
—Como lenguaje uso XHTML 1.0.
—El 1.0, claro.
—Si prefiere otro…
—No, no —le mostró las palmas—, si estás cómodo…
—Pal diseño uso la especificación CSS2 del W3C.
—¡Genial!
—Pa textos el Textpattern y de software, Fireworks MX; pa Mac, el Coda.
Leo asintió, conciliador.
—Vale… mi filosofía, bueno, la del estudio —se corrigió—… son los estándares XHTML y CSS del W3C.
Este llora y no mama.
—De diez.
—Los contenidos, los sindico con RSS. Así podemos ir a los contenidos a través de feeds.
—Más cómodo, claro.
—Uso Feedburner, RSS Feed y Atom Feed.
—Trío de ases.
—¡Aah! La mensajería instantánea.
—¿Qué pasa con la mensajería instantánea?
—¡Joderr! —dijo poniendo los ojos en blanco— ¡la comunicación sincrónica es súper importante!
¿Sonia no tendrá una amiga que le ponga los pies en la tierra?
—Eso es verdad.
—Para Skype la clave es kodamademonde tojunto —dijo alargándole un Post–it.
Leo lo miró sorprendido y sonrió.
—Se ve que te lo has currado, Mav.
—Pero ojo, ¿eh? —dijo serio.
—¿Quéé?
—Hasta aquí el concepto. Si quiere le hago una página de Feix a un euro por cada cien me gusta. Y cuenta de Tuiter.
—No estaría mal.
—¡Ah! Ya está registrado el dominio y escaneé las fotos esas de… ¿cómo era, Doménico Qué?
Leo abrió y cerró los ojos varias veces.
—¿Quééé?
—Que cómo se llama el pavo.
—Kodama Demondé, ¡joderrrr!
—¿Es francés, no?
Leo se levantó de la silla
—¡Pero me cago en la puta toda, Maav! ¿Qué cojones os enseñan ahora en el colegio, EEHH!?
—Uy perdón…
—Istrio-RU-MA-NOOO, ¡joder! Istrio-ruma-no.
—Di algo en Sociales, sí. Por cierto —le acercó un sobre, asustado—… el archivo de la contraseña.
Al llegar al portal Leo respiró olor a tierra mojada. Sacó de la carpeta la clave PGP que le había dado Mav.
—BEGIN PGP PUBLIC KEY BLOCK—
Versión: GnuPG v1.2.4 (Darwin)
nQGiBEEQMJARBAD926QyAW5N7bQnNBvix3bhuO e0D¿qQJI4+Dg qUqKKqR CmwBZeO BQhoAxvQK FUdN.
END PGP PUBLIC KEY BLOCK—
—Breoo, ¿sabes algo de ordenadores?
—¿Algo cuánto?, A ver, ¿¡me quieres dar el número de Sonia!?
—¿Qué es un BEGIN PGP PUBLIC KEY BLOCK?
—Ni flores.
—¿Y qué diferencia hay entre Windows y Mac?
—Mac es el de la patata, ¿no?
Cogió un taxi y a los veinte minutos estaba entrando en casa. Se fue directo a la cocina y abrió la carpeta que le había dado Mav.
Se llevó un pequeño chasco: eran exámenes, notas del departamento y resúmenes de dietas de viaje de su hermano. Cien páginas sin nada que llamara la atención… paja, paja, paja… hasta que vio un archivo llamado Dunc. Lo vio claro nada más leer el primer párrafo. Era un correo del Politécnico de Eindhoven que empezaba por fin a aclarar las cosas.
“En El Coloso hemos detectado trazas de blanco titanio. Si el pigmento se introdujo en 1926, es obvio que no puede ser un Goya auténtico”.
“Con respecto al Parmigianino, si hay rastros de azul de Prusia, que se empezó a usar en 1704, el cuadro no puede ser del XVII”.
El tercer párrafo era demoledor.
“… el análisis fotónico con láser nos permitió encontrar pigmentos de rutilo, descubierto en Alemania cincuenta años más tarde, con lo que La Torre de Caramelo de Picasso no pudo ser pintada a principios del siglo XX”.
Dobló la hoja y se la metió en el bolsillo de la camisa.
Aquí hay tomate.
—Breooooo, ¿has oído hablar del rutilo?
—¿De quién?
—¿Y del azul de Prusia?
—Eso es lo de la Perestroika, ¿no?
—Yago no hace pie, tío.