SEGUNDA PARTE

MARIA-GRAZIA Y EL HOMBRE SURGIDO DEL MAR
1922-1943

 

La hija de un rey iba casarse con un rico capitán de barco que la había reclamado como trofeo tras rescatarla de un monstruo marino. Pero su verdadero salvador había sido el grumete, a quien el capitán malvado había arrojado por la borda, y ahora la hija del rey no paraba de llorar. Había prometido al grumete que se casaría con él y le había dado un anillo, y ahora el muchacho había muerto, ahogado en el mar.

El día de la boda, los marineros del puerto vieron a un hombre surgir de las aguas. Estaba cubierto de algas de pies a cabeza, y de los bolsillos y los agujeros de la ropa le brotaban peces y gambas. Se encaramó al muelle y recorrió sin prisa las calles de la ciudad, con la cabeza y el cuerpo envueltos en unas algas que también arrastraba detrás de sí. En aquel preciso instante la procesión nupcial enfiló una calle y se topó frente a frente con el hombre cubierto de algas. Todos se detuvieron.

—¿Quién es ése? —preguntó el rey—. ¡Apresadlo!

Los guardias se le acercaron, pero el hombre envuelto en algas levantó una mano y el anillo de brillantes de su dedo centelleó bajo el sol.

—¡El anillo de mi hija! —exclamó el rey.

—Sí —contestó la muchacha—, este hombre fue mi salvador y con él me desposaré.

El hombre surgido del mar contó su historia. Y, pese a que parecía verde de tan cubierto de algas, ocupó su lugar junto a la novia vestida de blanco y se unió a ella en matrimonio.

Esta historia ligur me la contó por primera vez la viuda Gesuina, cuyo primo vivió un tiempo en Cinque Terre. Como la relataba una y otra vez, existen ahora muchas versiones de la misma en la isla, aunque ésta está incompleta porque la signora Gesuina no era capaz de recordar el principio ni el final. Este fragmento lo tomé, con permiso de Gesuina, del libro de cuentos populares del signor Calvino, publicado en 1956.