Capitulo
26.
Nayala, estuvo en Sabadell fue
estupendo saludar a sus familiares. Estuvo toda la tarde allí a la
muchacha le costó explicar todo lo sucedido a sus padres, a su
marido y a ella misma.
Pudo comprobar como sus tíos Vivian
ajenos al modo de vida, mas que de vida de supervivencia al que
tenían que enfrentarse en Colombia.
Le pidieron que se quedase allí un par
de días pero ella amablemente rechazó su oferta y les explicó que
debía acudir con su hijita. No obstante prometió volver con la niña
pasado un tiempo, pero a Nayala le cayó como un jarro de agua fría
cuando su tío preguntó por Vatiare, al hombre le preocupaba que
hubiese sufrido la misma suerte que su hermano y su
cuñada.
Nayala no comprendía nada ese nombre
le era muy familiar y de pronto comenzó a tener imágenes de una
joven. Reían juntas era muy igual a ella esas visiones le producían
dolor de cabeza y se sintió mareada.
Fue su tía quien rápidamente se dio
cuenta de que la muchacha acababa de recordar a su
hermana.
La sentó de nuevo en una silla y le
acercó un baso de agua, la vio pálida y se
asustó.
La tarde pasó
rápidamente ya eran las nueve y media de la noche cuando entraba en
la habitación de su hotel.
Vio las maletas encima de la cama
todavía no había abierto la de Esmeralda lo iba a hacer cuando
recibió una llamada de recepción.
- Sra. Pujol,
tiene usted una llamada del señor Javier Marín_ Le dijo el
recepcionista_
- ¡ Ho si pásemela por favor! _ Nayala
se dio cuenta que en todo el día no se había parado a pensar en él,
le supo mal pero es que no había parado ni un solo
segundo_
- Javier, lo siento antes que me eches
la bulla debo decirte que no paré ni un segundo en el día de hoy._
Nayala trataba de excusarse y suavizar el
momento_
- ¡No pasa nada cielo! Ya imagine que
tendrías cosas que hacer. ¿ Que tal, fue todo bien? Supongo que
recuperaste el equipaje sin problema alguno._ Javier la hablaba con
dulzura y amor_
- Si mi amor, todo bien y ya visité a
mi familia mas adelante vendremos los tres a visitarles ¿ Te
parece? Se les hizo poco.
- Por supuesto como tu digas, oye he
hablado hoy con Lucía Esmeralda está bien no te preocupes, pero
quizás será mejor que no la llames así la niña no sentirá tanta
nostalgia. De todos modos tu mañana ya vienes ¿
No?
En ese momento Nayala no supo que
decir, la imagen de su hermana volvía una y otra vez a su
mente.
-
- Si, si claro mañana voy para allá. ¿
Sabes una cosa, tengo una hermana, Vatiare? ¡ Ho Dios mío Javier !
No se que ha sido de ella. Debo volver a casa debo buscarla y saber
que le ha sucedido.
La joven arrancó a llorar y Javier
intento consolarla como pudo, le prometió que el mismo la
acompañaría pero que se tranquilizase de
momento,
- Oye se que no es cosa mía pero ¿Qué
pasó al final con aquel dinero que andaban buscando, lo
encontraste?_ Javier en parte lo que tenía era miedo de que lo
tuviese con ella y volviese a tener problemas, había quedado claro
que aquella gentuza podía estar en cualquier
lugar_
- Bueno ya abrí mi maleta y yo no he
encontrado nada ni tampoco vi nada que me haga pensar que
modificaron la maleta para esconderlo. ¡ No se Javier! Yo creo que
Andrés lo debería dejar por allí tirado y esos mal nacidos la
pagaron conmigo!
De todos modos ahora abriré la maleta
de Esmeralda pero vamos, no creo que Andrés colocase nada
dentro.
- Esta bien, pues te dejo y descansa ¿
Me oyes, has cenado? _ Preguntó Javier
preocupado_
- No, aun no lo hice pero no sufras
saldré a comer alguna cosa no te preocupes estoy bien. Mañana nos
vemos todavía no se que vuelo podré coger yo te aviso
¿OK?
- Está bien un besito mi amor, te echo
de menos ¿ Sabes? Te amo y me he acostumbrado a ti, te necesito
para respirar.
- ¡ Mira que eres zalamero! Yo también
te quiero, dame un poquito de tiempo ¿ De
acuerdo?
Nayala sabía que quería a Javier, pero
es que en su interior aunque de forma confusa sabía que lo que
había sentido por su marido había sido un gran amor. Ahora no podía
sentirlo pero sabía que había estado en ella, tenía confusos los
recuerdos de Andrés, aun así sabía que le había amado pero ese
sentimiento ahora no estaba en ella.
Javier había sido un cielo desde que
empezó a ocuparse de ella y había logrado enamorarla. Esmeralda
hablaba muy poco o mas bien nada de su padre cosa que Nayala
agradecía pues no sabía como explicarle todo lo
ocurrido.
Aunque la niña estaba presente cuando
todo el tiroteo jamás pronunció una palabra al respecto, tal vez su
pequeña memoria lo aparto de tal forma que no lo pudiese recordar
para que no le causase daño.
Nayala sabía que tenía una
conversación pendiente con su hija y que lo mas seguro era que
debería llevarla al psiquiatra, pero de momento se la veía feliz y
ella no quería empañar aquella felicidad.
Por fin se sentó a los pies de la cama
e intentó relajarse, sabía que tenía que mirar en la maleta de la
niña pero no se atrevía, lo cierto era que tenía mucho miedo de lo
que pudiese encontrar.
Si Andrés puso allí el dinero, jamás
se libraría de aquellos desgraciados tarde o temprano darían con
ella. Pudiese ser que la diesen por muerta pero y si no era así y
si seguían buscándola.
Se armó de valor y puso la pequeña
maleta sobre la cama la abrió y de momento nada le pareció extraño.
Sacó una a una las piezas de ropa que ella misma había metido
tiempo atrás.
No veía nada fuera de lugar, todo
estaba bien colocado como ella lo dejó, pero al sacar el pijamita
de Esmeralda notó algo extraño.
Era un pijama de Mickey Mouse a la
niña le encantaba, el pijama de dos piezas iba enfundado en una
bolsita de felpa con la hechura de la famosa cara del
ratón.
En lo que era el cuello del animalito
se cerraba la bolsa con una lazada a modo de
corbatín.
Nayala notó que pesaba demasiado y lo
mismo le pasó al sacar una pequeña mochila que la niña utilizaba
para ir al colegio.
Nayala sintió que un frío le recorría
su cuerpo, era el dinero sin duda. Un montón de preguntas se
agolparon en su cabeza y a ninguna podía darle
respuesta.
Para comenzar como iba a ir en avión
de nuevo se arriesgaba a que la enganchasen con el dinero¡ Vale que
la otra vez tuvo suerte y no revisaron su equipaje! ¿ Pero y si
esta vez no salía igual de bien?
No podía arriesgarse de ninguna
manera, esta vez se iría en tren o en autobús o alquilaría un
coche. Hacía tiempo que no conducía pero si era necesario lo
tendría que hacer.
No sabía si llamar a Javier o no decir
nada, de todos modos que ganaba preocupándole a aquellas horas de
la noche. Lo que iba a hacer era ir a comer alguna cosa en el mismo
restaurante del hotel y después irse a dormir, tal vez al día
siguiente viese las cosas con mas calma y mas
tranquilidad.
Tres horas habían
pasado desde que se metió en la cama y seguía sin poder dormir, se
estaba poniendo muy nerviosa le dio veinte vueltas al
asunto.
Lo único que había llegado a sacar en
claro era que no iría a Cádiz en avión, no pensaba pasar el control
de equipajes y tener otro disgusto.
Lo mas cómodo sería ir en tren, estuvo
mirando en el móvil y tenía el horario de trenes, a las 10 de la
mañana salía uno y no lo pensaba perder.
Puso la alarma en el teléfono por si
se quedaba dormida a última hora como así
sucedió.