Alan dio la mano a
Sabrina al salir del hospital donde curaron la leve herida que
tenía la chica en el brazo.
- Escucha quiero que descanse hasta
que la herida esté bien curada_ Le decía Alan preocupado por
ella_
- ¡ Hooooo! Que pena yo que había
planeado una tarde especial para ti y para mi._ Le dijo ella, de
forma picará_
- Mi amor me muero por besarte y
hacerte mía pero debes recuperarte y…..
- Si claro como no voy a descansar
muchooooo,_ Seguía hablando ella con ironía y
sonriendo.
Llegaron al piso de Sabrina y ella le
pidió que preparase un par de Martini mientras ella iba a ponerse
mas cómoda.
Él la miraba con deseo con la
tranquilidad de tenerla a su lado
Y sonrió de felicidad, pensando que
por fin iba a poder llevar una vida normal con la mujer que amaba.
Entonces escuchó la voz de Sabrina que le llamaba desde el
dormitorio.
- Alan cariño, ¿ Puedes
ayudarme?
- Si mi amor ahora mismo voy_ Le dijo
él muy solicito, pensó que la joven no podría desprenderse de la
ropa, sintió una ola de deseo que le invadió el
cuerpo_
El hombre abrió la puerta y se
encontró a Sabrina completamente desnuda en la cama ardiente
solicita y loca de amor por él. Alan se tomó su tiempo la miro
varias veces la veía preciosa y era suya la amaba y ella le amaba,
fue Sabrina quien le sacó del ensueño en que estaba
metido.
- ¡Ven aquí bobo! Hazme tuya te deseo,
quiero sentirte en mi.
Ahora si que Alan ya no pudo reprimir
su deseo, se despojó de la ropa y se fue hacia la cama se sentó a
horcajadas sobre ella y la besó en la boca con ansia con deseo.
Sintió como su miembro se engrandecía y deseaba penetrarla pero
aguantó, esperó para poder disfrutar de ella primero. Le besó los
pechos primero con suavidad pero a medida que sentía la reacción de
ella al endurecer sus pezones los mordisqueó y Sabrina exclamó un
grito de gozo que hizo que el sintiese un desenfreno en su interior
bajo su mano hasta la zona mas intima de ella y comprobó que estaba
húmeda y ardiente, preparada para recibirle y así lo hizo poco a
poco se fue introduciendo en ella y ella a su vez lo recibía con
gran placer se movían al unísono una y otra vez hasta que sus
respiraciones se hicieron agitadas y entrecortadas y estuvieron así
hasta llegar a esa explosión de placer que es el clímax. Unieron
sus cuerpos y con ello sus almas.
- ¿ Tú has sentido que perdías el
mundo de vista?_ Le dijo Sabrina cuando se separaron y yacían uno
al lado del otro. Ella no sabía explicar mejor lo que habías
sentido al hacer el amor con él_
- Yo he tenido en todo momento mi
mundo presente. Porque mi mundo eres tú.