Capitulo
6.
Malena no entendía nada, ¿Como podían
separarse sus padres? Nunca los había oído discutir de manera que
se pudiese pensar que su relación estaba tan mal como para
separarse.
La joven interrogaba insistentemente
al su padre para intentar entender, el por qué de lo que le estaba
explicando.
- Papá pero…. mamá nunca me ha dicho
que no fueseis felices, es cierto que tú siempre estás fuera de
casa pero era por trabajo ¿No?_ La chica estaba muy confundida
además de apenada _
- Malena hija ya eres una mujer para
entender dona estas cosas. El amor se acaba y no es culpa de
nadie._ Su padre intentaba justificar algo que Malena no lograba
comprender, ¡No de sus padres!_
- Pero mamá te quiere yo lo se._
Insistía la muchacha_
- Hace tiempo que ya no nos amamos.
Pero yo ahora me he vuelto a enamorar volveré a ser padre y quiero
vivirlo.
- ¿Por eso mamá siempre estaba sola?
¿No estabas trabajando si no con aquel pendón haciéndole un hijo?_
Malena gritaba con rabia y desesperación en ese momento odiaba a su
padre con toda su alma_
Ferran le dio una bofetada que le
marcó la cara. Enseguida se arrepintió pero ya era
tarde.
- ¡Dios mío! Me has pegado y todo por
una fulana de mierda. Te odio sal de aquí ahora mismo no quiero
volver a verte en mi vida. ¡Fuera de mi casa!_ Ferran había hecho a
su hija la visita mas amarga de su vida y tuvo miedo de
perderla_
La chica gritaba al tiempo que
lloraba, no de dolor por el bofetón si no de rabia, en aquel
momento odiaba al su padre con todas sus
fuerzas.
Ferran pensó que sería mejor irse y
dejar pasar un tiempo para poder hablar con tranquilidad con su
hija. Ahora sería mejor no forzar la
situación.
De todas formas aun debía volver a
casa y hablar con Alma e intentar llegar a un acuerdo. Ella también
se merecía una explicación.
Sabía que no había sido culpa de ella,
simplemente la pareja se había desgastado. Con ella había pasado la
parte mas dura de su carrera profesional, fueron aquellos años los
que en realidad siempre debía estar fuera de casa por cuestiones de
trabajo y la distancia los fue separando. Hasta que la ocasión se
presentó y volvió a vivir aquel enamoramiento que había sentido de
joven y aquella nueva ilusión que rompía una familia pero que ya no
podía echar marcha atrás.
Alma siempre había sido muy paciente
con él. Cuando regresaba de un viaje de cinco o seis días ella
estaba allí esperándolo. Al principio le recibía con ilusión y
deseo, pero poco a poco cada vez los recibimientos eran más fríos
hasta que un día ya no la encontró en casa y terminaron haciendo
vidas separadas.
Ferran pensaba que lo había conseguido
todo en la vida. Una buena posición social, una buena casa, buenos
coches, una buena cuenta corriente….. Pero sabía que conseguir todo
aquello le había costado perder a su familia. Y ahora que los años
habían pasado quería otra oportunidad para ser feliz aunque sabía
que eso pasaba por tener que hacer mal a su esposa y su
hija.
Malena llamó a su madre, estaba rota
de dolor pero sabía que su madre debía estar todavía peor que
ella.
Había decidido ir a casa con ella pero
primero quiso hablar con ella y saber como se
encontraba.
La encontró en casa embalando todas
las cosas de su padre. Alma no sabía si podría perdonar a Ferran lo
que había hecho, bueno mas bien dicho ¡Como lo había
hecho!
- Mamá soy yo ¿Como estas?_ Le dijo
Malena intentando mantenerse fuerte_
- Bien hija que contenta que me hayas
llamado._ Y Alma intentaba hacer lo mismo se atragantaba con las
lagrimas pero no quería que su hija lo
descubriese_
Alma sabía que tenía que explicarle a
su hija lo que había pasado pero no quería hacerla sufrir.
Esperaría a decírselo cuando fuese a París la semana
siguiente.
Pero Malena no pensó de la misma forma
y enseguida le dijo que su padre había ido a
verla.
- Mamá, papá ha estado aquí, ya se que
habéis discutido y....
- Hija tu no sufras por eso, papá y yo
ya lo arreglaremos._ Alma quiso tranquilizar a su hija sin saber
que Malena sabía mucho más que ella_
- Creo que no mamá, me parece que no
te ha dicho que se ha enamorado y que esta esperando un
hijo.
Alma sentía que el pecho le iba a
explotar y lo que más le molestaba era que su hija sufriese. Era
cierto que le hacía daño lo que su marido había hecho pero que no
pensase en el dolor que le causaría a su hija eso la
reventaba.
- Malena cariño, no sufras por mi yo
estoy bien. Hacía tiempo que papá y yo ya no teníamos nada en común
lo siento mucho por ti pero...
- Pero mamá nos ha engañado vete ha
saber cuanto tiempo hace. Y cree que puede hacer lo que quiera y
continuar con su vida como si nada.
- ¡Escucha yo no pienso decirte que es
lo que debes hacer pero no olvides que es tu padre y que te
quiere!
- Pues será mejor que me olvida porque
yo yo no quiero saber nada mas de él. ¿Que se piensa que ahora me
presentará a la novieta y el hermanito y seremos felices? ¡Pues lo
tiene claro!
Si él ha escogido yo también tengo
derecho ha hacerlo y no pienso perdonarle lo que ha hecho. Por lo
menos podría haberlo hecho de otra manera ¿No
crees?
- Si eso es verdad, a nadie se le
puede obligar a querer, yo no quiero tener nadie a mi lado si no me
quiere, pero es cierto que me lo podía haber dicho y hacerlo de
otra forma.
Mira tu no sufras ya te lo he dicho,
hablaremos y seguro que nos entendemos.
- Mamá ¿Me lo parece a mi o no estas
tan dolida como creo que deberías estar?
- Hija ya te he dicho que hacía tiempo
que las cosas no iban bien, no discutíamos pero.....Mas bien nos
ignorábamos porque siempre estábamos separados. Nos habíamos
acostumbrado a hacer cada uno la nuestra vida. También es verdad
que yo poca cosa hacía aparte de esperar que él volviese a casa. ¡
Pero mira ahora me he apuntado a un gimnasio!_ Alma intentaba hacer
que su hija la viese lo menos afectada posible para que Malena no
sufriese_
- ¿De verdad mamá? Te irá muy bien y
harás nuevas amistades, ¡No lo dejes, ¿Me oyes, quieres que vaya a
casa contigo?
- No vida, yo iré la semana que viene.
¡Pero claro si es que tu quieres venir yo encantada de tenerte en
casa!
- No, si vienes tu mejor yo tengo dos
proyectos que me interesaría no atrasarlos.
- Está bien pues, hasta la semana que
viene. Seguramente llegaré como de costumbre en el vuelo de las
ocho de la tarde del viernes. ¿Te va bien?
- ¡Que si mamá, sabes que puedes venir
cuando quieras! Un beso, te tengo que dejar me están
llamando.
- Adiós hija, te
quiero.
Alma sintió un cierto consuelo al
hablar con su hija. Aunque la había descolocado el saber que su
marido estaba esperando un hijo con aquella mujer.¡Por el amor de
Dios! ¿En que estaba pensando este hombre?
Se sentía extraña, su vida se estaba
hundiendo y ella no lo sentía de aquella forma. Era curioso que a
pesar de todo lo único que le venía a la mente era el beso que Joel
le había dado, quizás todavía tendría ocasión de ser un poco feliz
antes de que llegase el fin.
Alma había estado dos días con su hija
y le había ido muy bien hablar con ella. Aunque le costó, consiguió
que la chica le prometiese que mantendría el contacto con su padre.
Lo que no consiguió era que aceptase conocer a la nueva compañera
de su padre.
Alma pensaba que el tiempo pondría
cada cosa en su sitio. La Malena adoraba a su padre y ella estaba
segura que al fin y al cabo terminaría perdonándolo. Sabía que era
lo mejor para su hija y aunque que le hacía daño, no quería que se
quedase sin el amor de su padre cuando ella faltase. Este era el
único motivo por el que maldecía su enfermedad, la privaría de ver
a su hija casada y a sus nietos. ¡No era justo, ella no se merecía
eso! Pero como siempre acababa pensando ¿Y quien se merecía algo
así?
Hacía dos semanas que Ferran se había
marchado de casa. Aquella mañana la Marta había ido a buscarla para
ir al gimnasio.
Ya había organizado las salidas y
recogidas de los niños y Dani volvía a trabajar, la vida continuaba
y ellas debían seguir adelante.
- No veas los malabares que he tenido
que hacer para cuadrar los horarios de los chicos. Ahora me doy
cuenta de lo que hacía el pobre Ricard. Lo echaré mucho de menos,
me hacía mucha compañía.
- Marta te tengo de decir una cosa,
verás Ferran espera un hijo con esa mujer.
- ¡ Vale está bien! Como broma para
hacerme olvidar mis problemas pero…_Marta vio la cara de su amiga y
enseguida comprendió que no era una broma, Alma hablaba en
serio_
- ¡ Dios mío Dios mío! Lo dices en
serio. ¿Pero como ha sido eso que demonios le ha pasado a este
hombre? ¿Se ha vuelto loco?_ Marta no daba crédito a lo que estaba
escuchando_
- Según él, se ha vuelto a enamorar._
Le dijo Alma_
- ¡Joder, pues si que le a cundido!
Que cabrón ¿Así que tenía mucho trabajo? ¡Ya lo creo! ¿Y quien
carajo es ella?
- No lo se pero debe ser joven, por la
voz que tiene al teléfono._ Alma le había explicado la llamada que
hizo a aquel numero del móvil de Ferran y fue cuando le contestó
aquella mujer delatándose_
- ¿ Y como lo llevas
reina?
- Bien, la verdad es que no me ha
hecho tanto daño como pensaba. Ya te dije que hacía tiempo que la
cosa no funcionaba. Es verdad que no me esperaba eso ¡Pero mira que
le vamos ha hacer! Es igual, ahora mismo es el menor de mis
problemas.
- ¡Si claro! Lo dices por Malena
¿Verdad? ¿Ya lo sabe?
- Si, se las tuvo con él cuando fue a
verla.
- ¿Y como se lo ha
tomado?
- Bueno, no muy bien pero hablé con
ella y al ver que yo estaba bastante bien se ha quedado mas
tranquila. Aunque le costará de digerirlo.
Las dos mujeres llegaron al gimnasio.
La chica de la recepción las saludó y dio las condolencias a
Marta.
Ella se lo agradeció con una sonrisa,
en seguida se cruzaron con Joel que ayudaba a un chico a levantar
las pesas. El chico acercó y también le hizo llegar el pésame a
Marta.
Alma estaba cabizbaja, no podía evitar
pensar en el beso que se dieron cada vez que le
veía.
Tampoco podía evitar sentir un deseo
irrefrenable de que la volviese a besar.
Joel notó como Alma se sentía incomoda
y rompió el hielo hablando.
- Bueno señoras ya es hora de que se
pongan de verdad a hacer ejercicio. Hoy después de los
estiramientos haremos un ratito de aparatos ¿De
acuerdo?
Las mujeres sudaban como nunca, Joel
las estaba haciendo sufrir de verdad.
Marta, se rindió pidió parar un
momento, necesitaba respirar un poco.
Joel le sugirió que fuese a la piscina
a hacer unos largos.
La mujer aceptó gustosa el consejo que
el hombre le dio.
Alma se quedó en la sala de aparatos
quería utilizar los elásticos para tonificar los pechos había visto
usarlo a una chica días antes.
Cogió el aparato y rápidamente
comprobó que no era tan sencillo como parecía en un
principio.
De pronto sintió como Joel se acercaba
a ella por detrás enganchando su cuerpo al de ella. Sus brazos,
rodearon los de ella y sus manos cogieron las de ella, la ayudó a
estirar el elástico mientras la cabeza del hombre se inclinaba
hasta rozar el cuello de Alma y ella podía sentir el aliento de él
en su piel.
- Ahora inspira, estira y ahora expira
y relaja._Joel le iba indicando lo que debía
hacer_
Alma no podía hablar, apenas si podía
respirar, se dejó llevar una vez y otra por los brazos del
hombre.
- Lo haces muy bien Alma. Así
sigue.
A Alma se le aceleró el corazón, la
voz del hombre era como un susurro muy sexy y sintió un deseo
imperioso de girarse y besarlo.
Pero no lo hizo, no se podía mover.
Joel sintió la tensión de la mujer y se excitó pensando que él le
causaba aquella sensación.
Sabía que era casada, pero la deseaba
y ella parecía sentir lo mismo por él. Se arriesgó y tiró el
anzuelo.
- Alma, te deseo quiero hacerte mía.
Necesito sentir tu piel.
Joel le decía suavemente posando sus
labios en el oído de Alma. Mientras, ella podía sentir su aliento y
se estaba volviendo loca de deseo por él.
El hombre se apartó de ella y caminó
hacia el despacho. Mientras caminaba se giró un par de veces para
asegurarse que ella le seguía.
Alma miró a su alrededor, dos señoras
mayores hacían bicicleta estática mientras conversaban
tranquilamente, un chico joven golpeaba el saco de boxeo y tres
chicas jóvenes caminaban dirección a la
piscina.
Cogió la toalla que tenía en la silla
de al lado y se limpio la cara mientras caminaba hacia el despacho
de Joel.
El la vio llegar y abrió la puerta del
despacho, la cogió de la mano y la estiró hacia
dentro.
La agarró por la cintura i la besó con
desesperación los labios, la cara, el cuello mientras sus manos
recorrían el cuerpo de la mujer. La poseyó con desesperación y
ansia mientras ella se entregaba sin reservas. Jamás la habían
hecho el amor de aquella forma tan intima. Sintió el calor de los
labios del hombre en su parte mas intima y gimió de placer creyó
enloquecer al llegar a un éxtasis que nunca había
alcanzado.