Capítulo 15
La indignación y el
dolor brillaron en el rostro de Henry. Su amor por aquella
Danielle, que tenía en frente de sí mismo, se desvaneció en aquel
instante. Miró aquella joya y se recordó a la pequeña niña que se
lo había obsequiado, junto a una promesa. Y esa pequeña niña, ya no
existía.
Y se odió a sí mismo aún
más, al recordarse, que ciertamente ella se lo había dicho, una y
tantas veces, ella no era aquella Danielle que él había conocido en
Las Indias Occidentales.
_ Ya veo..._ le respondió en un
tono frío y luego se dio la vuelta. Acabando aquel tema de esa
manera.
Luego de allí, Danielle
no lo vio más. Él había decidido marcharse a Londres. Quería evitar
decir algo hiriente y poner en descubierto lo que ahora pensaba de
ella. Había decidido despedirse de su pequeña hija, mintiéndole al
decirle que estaría lejos por cuestiones de negocios. Al mismo
tiempo en que la miraba, y comprendía que ella también estaba en
peligro. Su verdadero padre biológico no descansaría hasta acabar
lo que una vez había iniciado.
Para Danielle fue
doloroso saber la verdadera razón de por qué él había decidido
marcharse. Ella era la verdadera causante al haberle roto el
corazón con aquella cruel verdad. Sabiendo que él también ido a
Londres a defender a su familia. A aquella familia que ella había
puesto en peligro al casarse con él.
Y se vio en la obligación
de escribirle a lady Eleonor y pedirle que fuese a visitarla.
Necesitaba desahogarse con alguien. Y ella había sido siempre como
una madre para Danielle. Incluso en esos momentos en que su padre
había estado tan lejos.
_ Es mejor que guardes reposo… Te
pusiste demasiado pálida. Pensé que te desmayarías._ le dijo
asustada al verla empalidecer de repente.
_ Me siento bien… No se preocupe… No
ha sido nada. Quizás sea la angustia e estos momentos al no saber
que estará sucediendo tan lejos de aquí... temo que Henry haga loco
o que Lord Wynthrope Burrough acabe con él, como pensaba hacerlo...
Y yo me siento una cruel mentira por todo esto... Yo...
Yo
_ Danielle, eres tan inocente como lo
ha sido Henry... El verdadero culpable de todo esto es Lord
Wynthrope Burrough…
Danielle tuvo
quince días sin noticia de Henry. Si la odiaba, y no la quería
cerca, con esa actitud lo evidenciaba cada día
más.
Hasta aquella noche que
llegó, ella había estado sintiéndose mal durante esos días, aunque
había evitado dar señales de esos repentinos malestares. Aquello
llegó a los oído de Henry, por parte de Lady Eleonor. Así que se
dirigió a su habitación. Y encontró a Danielle
recostada en su cama. Intentado no pensar en él ni en su
ausencia.
Él había tocado a a la
puerta, sintiéndose tan extraño. Realmente le había dolido su
traición. Incluso, sin Danielle saberlo, se había enfrentado en
Londres antes aquel hombre que siempre lo había querido ver
destruido.
_ Adelante._ dijo Danielle pensando
que sería alguna sirvienta. Él abrió y
entró.
Verlo entrar produjo en
su corazón sensaciones inexplicables.
_ Te he despertado…_ dijo secamente.
Con esa mirada que podía herir a
cualquiera.
_ ¿Henry?...
No…
_ ¿Cómo te sientes esta noche?... Lady
Eleonor me ha comentado que estuviste mal.
_ Ya estoy bien, gracias…_ dijo
avergonzada al saber que aquella mujer había antecedido por
ella.
_ Bien, eso era lo que quería saber._
le respondió secamente al darse la vuelta con intensiones de querer
marcharse.
_ Espera… No te vayas aún…_ expresó
Danielle, ahogando un dolor repentino_. No te
preocupes…
_ Sabes que no tenemos nada más que
hablar…
_ No es cierto… Usted Sabe que si hay
cosas de que debemos hablar.
_ Me acabo de enterar que está en
espera de un hijo mío… Por el bienestar de la criatura, es mejor
que demos por echo que esta conversación culminó cuando supe quien
era realmente usted, señora... Ya escuche lo que tenía que escuchar
y es más que suficiente para mi persona.
Danielle tragó saliva.
¿Cómo podía pretender algo más, después de lo que ella le había
hecho?
_ Estoy arrepentida…_ las lágrimas
empezaron a bañar su rostro.
Él la ignoró. Caminó
hacia la puerta. Sin despedirse de ella, salió de aquella
habitación.
Henry se recostó de la
pared, después de cerrar la puerta. La rabia casi le había hecho
una locura cuando tuvo al Lord Wynthrope Burrough sujetó con por el
cuello de su camisa, después de haberle partido la
cara.
_ Máteme, Lord Henry… ¿O teme manchar
sus manos? ¿No cree en mí? ¿O se ha cegado tanto por su amor de esa
mentirosa mujer que ha decidido convertir en su esposa?... ¡Máteme!
Nos haría un favor a
todos..._ se
sonrió cínicamente.
Aquel hombre lo estaba
envenenando más en contra de Danielle. Y, a su vez, deseaba que
Henry perdiera la paciencia, para así él matarlo y hacer pasar
aquello como defensa propia.
Henry no volvió a hablar
con Danielle durante su estadía en Sussex. Temía arriesgarse a que
ella jugara con él de nuevo. Y con sus
sentimientos.
_ ¿Mi papá y tú están molestos?_ le
preguntó Georgina a Danielle, al encontrarla sentada llorando en el
jardín_ ¿Por qué ya ni se hablan y te la pasas muy triste y
llorando?
_ Son cosas de adultos…_ le respondió
con ternura al sonreírle un poco. O al menos, había hecho el
intento de hacerlo, mientras acariciaba su mejilla
derecha.
_ ¿Se van a separar?_ preguntó triste
al decirlo.
_ No… No nos vamos a separar._ le
mintió, pues era algo que ni ella misma sabía. Pero no pensaba
decírselo. No quería que su sueño de tener una familia. En especial
a una madre, se desvaneciera de ella en ese instante. Era algo para
Danielle imperdonable.
_ Entonces, ¿se alegraran
pronto?
_ Sí…
Sin embargo, era todo lo
opuesto a que habría de suceder…
Una
tarde…
Habían pasado días,
semanas y meses sin un gesto de amor de su parte. Y eso además de
ponerla triste. Ponía en riesgo su embarazo. Se lo había escuchado
al doctor que me había ido a verla, después de desmayarse después
de cenar con ellos. Sabiendo que Henry se marcharía de nuevo a
Londres.
Henry se había marchado,
sin mediar alguna palabra.
En los días que
siguieron, Henry procuró evitarle. Aumentó el tiempo que destinaba
a los asuntos de la propiedad y se encontró casi obsesivamente
deseoso de ocuparse de cosas que llevaba ignorando demasiado
tiempo.
Pasaba todo el tiempo
posible trabajando con su administrador, viendo por sí mismo de
dónde venían los ingresos y quién araba sus tierras. Sabía tan bien
que todo ello se debía a su separación. Y al hecho que no quería
ver a Danielle con tanta frecuencia. Eso le roía el corazón y le
hería aún más cada día.. Aquellas palabras de Lord Wynthrope
Burrough seguían adheridas en su mente.