Sabrina había
logrado poner el apartamento a su gusto, ya estaba todo ordenado y
recogido y se sentía satisfecha de haberlo logrado en tan poco
tiempo.
Ese domingo se pasó todo el día de un
lado para otro llamó un par de veces a Alan pero tenía el móvil
apagado.
Quizás estaba fuera de la ciudad
aunque no le había dicho nada, bueno pensándolo bien tampoco había
nada serio entre ellos de momento, como para tener que darse
explicaciones el uno al otro.
Ya eran las nueve cuando se sentó en
su nuevo salón a disfrutar de una ensalada y un sándwich al día
siguiente tenía clase a primera hora y estaba
rendida.
La espalda le pedía un buen masaje,
tenía los brazos doloridos de tanto cargar cajas y de mover cosas
de un lado a otro.
Puso la televisión y después de pasar
varios canales apareció una de sus películas favoritas " Oficial y
caballero" Richard Gere estaba tan guapo que era fácil ponerse a
soñar con él.
La había visto un montón de veces y
aun así siempre acababa llorando,entonces llamaron a la
puerta.
Sabrina no sabía quien podría ser a
esas horas quizás los Moore habían dejado olvidado algo, aunque era
dudoso ya que ella había puesto el apartamento patas arriba y no
había encontrado nada ajeno a ella.
Sabrina se levantó del sofá y se
encamino a la puerta.
_ ¿Quien es?_ Preguntó tímidamente la
joven.
_ Sabrina soy Alan, ¿Puedes
abrir?
Sabrina se alegró de que el hombre
hubiese dado señales de vida deseaba verle aunque no esperaba que
pudiese ser en aquel momento.
Por eso cuando oyó su voz su corazón
se alteró como el de una colegiala y se apresuró a abrir la
puerta.
Alan se abalanzó hacia ella y la cogió
en volandas entrando en el apartamento y cerrando con una suave
patada la puerta.
La besaba dulcemente y le decía como
la había echado de menos.
_ No puedo más, te deseo te quiero te
necesito ¿Me oyes?
_ ¡ Ahaaaa!
_ ¿Tu me deseas?_ Preguntó el
hombre_
_ ¡ Ahaaaa!
_ ¿Me dejas que te ame por
favor?
_ ¡ Ahaaa!
Sabrina no podía más que asentir, los
labios de él estaban pegados a los de ella y le hablaba en un
susurro que a Sabrina la enloquecía.
Alan recorrió el salón con Sabrina en
brazos en busca del dormitorio,una vez allí dejó a Sabrina sobre la
cama y la observo un segundo. Se desnudó rápidamente y se tumbo al
lado de la mujer, con manos trémulas fue desnudando a Sabrina
mientras la besaba dulcemente y le hizo el amor con toda la ternura
de que fue capaz.
A Alan le dolía el corazón de hacer lo
que estaba haciendo pero lo único que quería era acabar con aquello
lo antes posible y poder alejarse de su tío y de esa mierda de vida
que llevaba hacía años.
Sabrina dormía plácidamente cuando
Alan decidió que era el momento perfecto para realizar su
búsqueda.
Se levantó sigilosamente de la cama y
la bordeó hasta llegar al otro lado, en la mesita de noche
descansaba el medallón de Sabrina, lo cogió con cuidado de que no
le cayese y poco a poco se dirigió al
lavabo.
Una vez allí examinó el medallón, en
su interior pudo ver las fotos de Anthony y Andrea los recordaba
perfectamente él ya tenía casi quince años cuando los detuvo la
policía.
Aquel medallón debía tener un secreto
y él debía averiguarlo, intento abrir las tapas que contenían las
fotos pero no pudo, necesitaba algo
afilado.
Entonces salió del servicio y fue a la
cocina sacó un cuchillo de uno de los cajones dispuesto a volver al
lavabo, pero sin querer estiró el trapo de cocina que Sabrina había
dejado en la encimera y con él arrastró algún utensilio que la
joven había dejado descuidado allí encima.
El ruido llegó a los oídos de Sabrina
que se despertó levemente pero lo suficiente para darse cuenta que
Alan no estaba en la cama.
_ ¡ Alan....!
_ Duérmete cariño estoy en el lavabo
ahora voy._ El hombre intentó tranquilizarla para que siguiese
durmiendo_
_ ¡ Umm...!_ Sabrina pronunció un leve
sonido y siguió durmiendo_
Alan llegó al lavabo y ajustó la
puerta, se puso manos a la obra y en un momento tuvo abierta la
primera tapa . Bajo la foto de Anthony no había nada entonces abrió
la de Andrea y al saltar la tapa la foto se levantó debido a la
presión que ejercía el papelito que había doblado bajo ella. Ala
cogió el papel con cuidado y volvió a tapar las fotos el medallón
volvía a estar como antes ahora solo le quedaba volver a dejarlo
sobre la mesita de noche.
Volvió al dormitorio con el medallón
en la mano todo había ido bien pensó Alan, dejó el papelito en el
bolsillo de su pantalón que colgaba del respaldo de una silla y se
disponía a dejar el medallón en la mesita de noche, pero Sabrina
encendió la luz inoportunamente y Alan tuvo que deshacerse del
medallón apresurada mente, no podía arriesgarse a que la joven le
encontrase con él en la mano.
Giró en redondo haciendo aspamientos,
fingía que Sabrina le había asustado y al quedar unos segundos de
espalda a la chica depositó el medallón sobre la cómoda que tenía a
su derecha.
Todo fue rápido Sabrina no se percató
de nada y entre risas debido a la situación Alan volvió a la cama y
abrazó a la joven que le pedía a gritos que la volviese a hacer el
amor.
El hombre correspondió a su deseo y se
volvió a entregar a ella pero esta vez con un sentimiento muy
fuerte de culpa.
El despertador con su cruel timbre
sacó a Sabrina de los brazos de Alan, no le apetecía nada ir a
trabajar deseaba quedarse allí, en la cama junto al hombre que
amaba porque ahora si sabía que se había
enamorado.
_ Buenos días
perezoso_ Le dijo cariñosamente la
muchacha_
_ ¿ Donde vas...?_ Le respondió él
tirando de ella hacia la cama para impedir que se
levantase_
_ No todos podemos vivir de rentas ¿
Sabes?_ Dijo Sabrina con una sonrisa en su cara que al hombre le
parecía preciosa_
_ Ven aquí dame un
beso.
_ Ni pensarlo si vuelvo a esa cama no
me moveré en todo el día de ahí.
Sabrina se dirigía a la ducha,pero al
pasar por delante de la cómoda pudo ver el medallón encima de la
cómoda.
Le pareció extraño juraría que lo
había dejado sobre la mesita de noche como siempre
hacía.
Lo cogió y se giró hacia Alan como
buscando una explicación.
Alan se percató de ello y antes que
ella pudiese decirle nada reaccionó.
_ ¡ Ha si el medallón! te lo puse ahí,
lo dejaste sobre el mármol del lavabo_ Alan intentó ser
convincente_
_ ¡ Vaya ! juraría que lo dejé en la
mesita , como cada noche.
_ Bueno recuerda que ayer estabas bajo
mis encantos ¡ Nena!_ El hombre empezaba a ponerse nervioso, no
pensó que la joven fuese tan metódica en sus
actos_
_ ¡Si la verdad es que me cogiste por
sorpresa y no supe reaccionar a tu embrujo!
_ ¡Bueno tampoco pusiste mucha
resistencia jovencita!
_ Ja...ja...ja. Vamos espabila voy a
llegar tarde._ Ahora la joven no sonreía del mismo
modo_
Sabrina estaba desconcertada si de
algo podía presumir era de buena memoria y estaba segura de que
había dejado el medallón en la mesita de noche. Entonces ¿Como
había aparecido encima de la cómoda? Además Alan había aceptado que
lo había tocado, no quería pensarlo mucho pero algo no le
cuadraba.
Sabrina había
logrado poner el apartamento a su gusto, ya estaba todo ordenado y
recogido y se sentía satisfecha de haberlo logrado en tan poco
tiempo.
Ese domingo se pasó todo el día de un
lado para otro llamó un par de veces a Alan pero tenía el móvil
apagado.
Quizás estaba fuera de la ciudad
aunque no le había dicho nada, bueno pensándolo bien tampoco había
nada serio entre ellos de momento, como para tener que darse
explicaciones el uno al otro.
Ya eran las nueve cuando se sentó en
su nuevo salón a disfrutar de una ensalada y un sándwich al día
siguiente tenía clase a primera hora y estaba
rendida.
La espalda le pedía un buen masaje,
tenía los brazos doloridos de tanto cargar cajas y de mover cosas
de un lado a otro.
Puso la televisión y después de pasar
varios canales apareció una de sus películas favoritas " Oficial y
caballero" Richard Gere estaba tan guapo que era fácil ponerse a
soñar con él.
La había visto un montón de veces y
aun así siempre acababa llorando,entonces llamaron a la
puerta.
Sabrina no sabía quien podría ser a
esas horas quizás los Moore habían dejado olvidado algo, aunque era
dudoso ya que ella había puesto el apartamento patas arriba y no
había encontrado nada ajeno a ella.
Sabrina se levantó del sofá y se
encamino a la puerta.
_ ¿Quien es?_ Preguntó tímidamente la
joven.
_ Sabrina soy Alan, ¿Puedes
abrir?
Sabrina se alegró de que el hombre
hubiese dado señales de vida deseaba verle aunque no esperaba que
pudiese ser en aquel momento.
Por eso cuando oyó su voz su corazón
se alteró como el de una colegiala y se apresuró a abrir la
puerta.
Alan se abalanzó hacia ella y la cogió
en volandas entrando en el apartamento y cerrando con una suave
patada la puerta.
La besaba dulcemente y le decía como
la había echado de menos.
_ No puedo más, te deseo te quiero te
necesito ¿Me oyes?
_ ¡ Ahaaaa!
_ ¿Tu me deseas?_ Preguntó el
hombre_
_ ¡ Ahaaaa!
_ ¿Me dejas que te ame por
favor?
_ ¡ Ahaaa!
Sabrina no podía más que asentir, los
labios de él estaban pegados a los de ella y le hablaba en un
susurro que a Sabrina la enloquecía.
Alan recorrió el salón con Sabrina en
brazos en busca del dormitorio,una vez allí dejó a Sabrina sobre la
cama y la observo un segundo. Se desnudó rápidamente y se tumbo al
lado de la mujer, con manos trémulas fue desnudando a Sabrina
mientras la besaba dulcemente y le hizo el amor con toda la ternura
de que fue capaz.
A Alan le dolía el corazón de hacer lo
que estaba haciendo pero lo único que quería era acabar con aquello
lo antes posible y poder alejarse de su tío y de esa mierda de vida
que llevaba hacía años.
Sabrina dormía plácidamente cuando
Alan decidió que era el momento perfecto para realizar su
búsqueda.
Se levantó sigilosamente de la cama y
la bordeó hasta llegar al otro lado, en la mesita de noche
descansaba el medallón de Sabrina, lo cogió con cuidado de que no
le cayese y poco a poco se dirigió al
lavabo.
Una vez allí examinó el medallón, en
su interior pudo ver las fotos de Anthony y Andrea los recordaba
perfectamente él ya tenía casi quince años cuando los detuvo la
policía.
Aquel medallón debía tener un secreto
y él debía averiguarlo, intento abrir las tapas que contenían las
fotos pero no pudo, necesitaba algo
afilado.
Entonces salió del servicio y fue a la
cocina sacó un cuchillo de uno de los cajones dispuesto a volver al
lavabo, pero sin querer estiró el trapo de cocina que Sabrina había
dejado en la encimera y con él arrastró algún utensilio que la
joven había dejado descuidado allí encima.
El ruido llegó a los oídos de Sabrina
que se despertó levemente pero lo suficiente para darse cuenta que
Alan no estaba en la cama.
_ ¡
Alan....!
_ Duérmete cariño estoy en el lavabo
ahora voy._ El hombre intentó tranquilizarla para que siguiese
durmiendo_
_ ¡ Umm...!_ Sabrina pronunció un leve
sonido y siguió durmiendo_
Alan llegó al
lavabo y ajustó la puerta, se puso manos a la obra y en un momento
tuvo abierta la primera tapa . Bajo la foto de Anthony no había
nada entonces abrió la de Andrea y al saltar la tapa la foto se
levantó debido a la presión que ejercía el papelito que había
doblado bajo ella. Ala cogió el papel con cuidado y volvió a tapar
las fotos el medallón volvía a estar como antes ahora solo le
quedaba volver a dejarlo sobre la mesita de
noche.
Volvió al dormitorio con el medallón
en la mano todo había ido bien pensó Alan, dejó el papelito en el
bolsillo de su pantalón que colgaba del respaldo de una silla y se
disponía a dejar el medallón en la mesita de noche, pero Sabrina
encendió la luz inoportunamente y Alan tuvo que deshacerse del
medallón apresurada mente, no podía arriesgarse a que la joven le
encontrase con él en la mano.
Giró en redondo haciendo aspamientos,
fingía que Sabrina le había asustado y al quedar unos segundos de
espalda a la chica depositó el medallón sobre la cómoda que tenía a
su derecha.
Todo fue rápido Sabrina no se percató
de nada y entre risas debido a la situación Alan volvió a la cama y
abrazó a la joven que le pedía a gritos que la volviese a hacer el
amor.
El hombre correspondió a su deseo y se
volvió a entregar a ella pero esta vez con un sentimiento muy
fuerte de culpa.
El despertador con su cruel timbre sacó a Sabrina de los brazos de Alan, no le apetecía nada ir a trabajar deseaba quedarse allí, en la cama junto al hombre que amaba porque ahora si sabía que se había enamorado.
_ Buenos días
perezoso_ Le dijo cariñosamente la
muchacha_
_ ¿ Donde vas...?_ Le respondió él
tirando de ella hacia la cama para impedir que se
levantase_
_ No todos podemos vivir de rentas ¿
Sabes?_ Dijo Sabrina con una sonrisa en su cara que al hombre le
parecía preciosa_
_ Ven aquí dame un
beso.
_ Ni pensarlo si vuelvo a esa cama no
me moveré en todo el día de ahí.
Sabrina se dirigía a la ducha, pero al
pasar por delante de la cómoda pudo ver el medallón encima de la
cómoda.
Le pareció extraño juraría que lo
había dejado sobre la mesita de noche como siempre
hacía.
Lo cogió y se giró hacia Alan como
buscando una explicación.
Alan se percató de ello y antes que
ella pudiese decirle nada reaccionó.
_ ¡ Ha si el medallón! te lo puse ahí,
lo dejaste sobre el mármol del lavabo_ Alan intentó ser
convincente_
_ ¡ Vaya ! juraría que lo dejé en la
mesita , como cada noche.
_ Bueno recuerda que ayer estabas bajo
mis encantos ¡ Nena!_ El hombre empezaba a ponerse nervioso, no
pensó que la joven fuese tan metódica en sus
actos_
_ ¡Si la verdad es que me cogiste por
sorpresa y no supe reaccionar a tu embrujo!
_ ¡Bueno tampoco pusiste mucha
resistencia jovencita!
_ Ja...ja...ja. Vamos espabila voy a
llegar tarde._ Ahora la joven no sonreía del mismo
modo_
Sabrina estaba desconcertada si de
algo podía presumir era de buena memoria y estaba segura de que
había dejado el medallón en la mesita de noche. Entonces ¿Como
había aparecido encima de la cómoda? Además Alan había aceptado que
lo había tocado, no quería pensarlo mucho pero algo no le
cuadraba
El dolor de cabeza
persistía estaba completamente aturdida, por un momento creyó que
estaba soñando sintió como si tuviese una mordaza en la boca y sus
manos y pies estaban atados.
Sabrina se asustó ¿Que demonios está
pasando, donde estoy? Se preguntaba como había llegado allí. A
medida que iba despertando del letargo en que se encontraba empezó
a moverse y gesticular con la cara y la boca con la intención de
deshacerse de la mordaza,solo podía producir gritos ahogados que
nadie podía sentir.
Después de unos instantes alguien
encendió una luz y dejó a la vista la peor pesadilla que Sabrina
podría tener.
No estaba en su dormitorio, ni estaba
soñando estaba en un cuarto donde olía a humedad y hacía frío
estaba atada de pies y manos y amordazada.
Al instante entró un hombre de unos
setenta años con un semblante muy serio, la cogió de un abrazó y la
sentó en una silla.
_ ¡Hola Sabrina! siento mucho haber
tenido que llegar a esto pero el imbécil de mi sobrino no ha sabido
hacer su trabajo y tengo que ser yo quien lo
finalice.
¡ Ho perdón! Soy Paolo Malone el tío
de Alan.
¿A que es un encanto? Bueno pues yo no
lo soy tanto a si que óyeme bien. Tú tienes algo que es mío, bueno
no exactamente, digamos que tú tienes algo que me puede devolver
algo que es mío y que tus padres me robaron hace tiempo. ¿Lo vas
cogiendo?
Bien yo solo quiero lo que es mío, tú
me lo das y en paz yo no estoy interesado en hacerte ningún
daño.
Sabrina se revolvía en la silla no
sabía de que demonios le estaba hablando ese hombre, ¿Que coño
quería de ella que se suponía que tenía ella y que era de
él?
_ Mira jovencita ahora te voy a quitar
la mordaza de la boca y tu contestarás a lo que yo te pregunte ¿
Entendido?
Sabrina movió la cabeza a modo de
afirmación.
_ A ver, solo tienes que decirme donde
está la droga. Quizás tú no sepas exactamente donde está, pero si
como llegar a ella.
Por lo tanto, yo te dejo la boca libre
y tú me dices lo que sabes ¿De acuerdo
jovencita?
El hombre le quitó el pañuelo que
amordazaba a la joven, se retiró un par de pasos y la miró
fijamente a los ojos.
La muchacha se sintió intimidada y
asustada no entendía de que le estaba hablando aquel hombre que
quería de ella, que era eso de que ella tenía droga que era
suya.
Ella no tenía nada que ver con ese
mundo y a santo de qué salían a relucir ahora sus padres. La joven
no entendía nada y tenía mucho miedo.
_ Vamos dime ¿Que sabes?_ El hombre se
estaba impacientando por segundos_
_ ¡Yo....no sé de qué me está
hablando!_ Dijo Sabrina entre sollozos_
_ Mira la paciencia no es mi fuerte,
por lo tanto no juegues conmigo niña.- Paolo Malone se paseaba de
un lado a otro nervioso e impaciente. Quería acabar con aquello
cuanto antes_
_ Es que yo no sé nada, no sé de qué
me está hablando yo no tengo nada que ver con lo que hacían mis
padres y....
_ Ya lo sé, pero tú tienes algo que me
pertenece y lo quiero_ El hombre le gritó mientras la miraba con
los ojos encendidos de rabia_
_ ¿Y se puede saber qué es?. Grito
ella también presa de la desesperación_
El hombre le relató pacientemente lo
sucedido años atrás, la muchacha lo escuchaba atónita,¡Claro que
ella sabía el vinculo que tenían sus padres con las drogas!, pero
¿Que tenía que ver eso con ella?
_ Bueno jovencita ya lo sabes todo
aunque creo que ya lo sabias_ Le dijo él ahora ya no tan
convencido, ahora empezaba a dudar de que Sabrina supiese de lo que
le estaba hablando, él era zorro viejo y la verdad era que no
atisbó ni un mínimo detalle que le corroborase que la joven
estuviese al corriente de lo que le estaba
contando.
_Mira vamos ha hacerlo más fácil,
recuerdas si tú padre ó tu madre puso algo en algún muñequito que
siempre fuese contigo a todas partes?_ El hombre intentó calmarse,
quizás así lograría hacer recordar a la
muchacha_
_ ¿Que quiere decir?_ Pregunto Sabrina
inocentemente y algo mas calmada_
_ Bueno todos las niñitas tenéis un
muñeco preferido. Si, ese con el que dormís y jugáis ¿No? ¿Tú no
tenías un muñeco así?
Sabrina creyó que era el momento
perfecto para poder salir de allí. Su menté discurrió rápidamente
un plan.
_ ¡Bueno sí! el osito Teddi lo llevo
conmigo desde que nací.
_ Ves ya nos empezamos a entender y
¿Todavía lo conservas?
_ Si, está en
casa.
_ ¡Bien dame las llaves de casa por
favor! Rápido y acabemos ya con esto.
_ No, yo iré a buscarlo y se lo
traeré._ Sabrina intentaba salir de allí como
fuese_
_ Pero jovencita ¿Tú crees que soy
bobo? Si te dejo ir, no te vuelvo a ver el pelo. No soy ningún
estúpido y mi paciencia empieza a agotarse.
_ Si van ustedes sin mí, el portero
sospechará y puede llamar a la policía. Yo le prometo que lo traigo
no soy estúpida y se que de nada me serviría escapar, sus matones
darían conmigo
¿ No es así?
_ Pues sí, así es. A si que será mejor
que no intentes nada extraño. ¿ Entendido? Supongo que sabes que
estarás vigilada ¿verdad?
_ Esta tarde estoy aquí con
él.
_ Ni pensarlo en una hora te quiero
aquí....
_ Pero si no aparezco por el instituto
me llamaran a casa y si no me encuentran se extrañaran…_ Sabrina
intentaba por todos los medios llevarlo a su terreno pero era una
difícil tarea_
_ Ves a casa y llama al instituto pon
una excusa y vuelve aquí, una hora ¿ Has entendido? Solamente una
hora si no quieres que tu vida sea un
infierno.
El hombre sonreía jocosamente sin
borrar de su cara la expresión de rabia y enfado, se acercó a
Sabrina y le desató las manos y los pies y antes de dejar que se
levantase se inclino sobre ella y la cogió de su melena estiró lo
suficiente como para que la joven sintiese un fuerte dolor en la
cabeza y acercando su cara a pocos centímetros de la de ella le
dijo.
_ Escúchame hasta ahora he sido un
caballero, no hagas que esto pueda cambiar. ¿Has
entendido?
_ Si claro.
Paolo la dejó ir y Sabrina se levantó
apresurada mente decidida a marcharse de allí, pero Paolo le pidió
que esperase un momento le iban a tapar los ojos y la llevarían de
vuelta a la ciudad.
En pocos minutos volvía a estar a
pocos metros de su casa, antes de salir del coche la volvieron a
advertir que tenía una hora para volver a aquel punto con el
muñeco.
Sabrina caminó rápidamente hacía su
casa ni se giró para mirar atrás no quería perder ni un segundo,
sabía de sobras que no tenía ningún muñeco que llevase con ella
toda la vida, nunca había sido la típica niña de peluches los que
tenía nunca habían tenido ningún otro cometido más que el de
decorar su dormitorio. Si había jugado con su Barbie pero pronto la
abandonó.
Pero si que tenía una ligera idea de
donde podía esconderse lo que Paolo Malone andaba
buscando.
En cuanto cerró la puerta de su casa
respiró profundamente y arrancó a llorar tenía que deshacerse de
todo el miedo que había pasado, se sentó en una silla y llevó sus
manos al cuello desabrochó la cadena del medallón y lo retuvo en
sus manos, lo miró muy detenidamente y pudo observar como la tapa
trasera de ambos lados estaban algo rayadas, entonces recordó la
noche que Alan cogió su medallón él dijo que lo había encontrado en
el baño pero ella estaba segura que lo dejó en la mesita de noche
como hacía siempre. No había duda Alan la había
engañado.
El abrió el medallón y ella no sabía
si abría encontrado algo dentro de él.
Pero si había algo por qué no se lo
dio a su tío. ¿Quizás la ambición se apoderó de él y quiso hacerse
con el botín sin compartirlo?
Pero eso que importaba, lo importante
era que ella no tenía nada que entregar a Paolo y él no estaba
dispuesto a aceptarlo.
¡Que podía hacer! ella no tenía ni
idea de lo que podía haber allí dentro.
Lo que más le dolía era que había
confiado en Alan y él la había traicionado por dinero. Y lo peor
era que ese dinero era dinero sucio proveniente de la droga, ¿Como
podía haberse equivocado tanto con ese
hombre?
¿ Como podía haberla dejado abandonada
en manos de su tío?
Sabrina sabía que era inútil huir, la
perseguirían y lo peor pondría en peligro a su tía, a estas alturas
ya la deberían tener localizada.
Pensó en llamar a Alan y si no pensaba
ayudarla al menos se daría el gusto de ponerle a
parir.
También se le pasó por la cabeza
denunciarlos, pero no sabía por qué le parecía que sería algo
inútil la historia era algo rocambolesca y recordó que Paolo Malone
era muy influyente en la ciudad tenía varias empresas que daban
trabajo a la mitad de los ciudadanos y a demás el hombre se había
guardado mucho de ponerle la mano encima con lo cual ¿Que iba a
denunciar, si ni siquiera sabía donde había estado
retenida?
Le quedaba poco tiempo, cogió su móvil
y marcó el número de Alan, el timbre sonó varias veces hasta que
saltó el contestador.
Sabrina no quería pelearse con una
maquina a si que decidió finalizar la
llamada.
Cogió varios peluches que tenía en su
dormitorio los metió en una bolsa y recordó llamar al instituto, se
disculpó alegando un leve resfriado por un momento pensó en coger
cuatro cosas y largarse de allí pero no podía poner en peligro a su
tía Brenda.
Tenía miedo pero sabía que tendría que
afrontarlo, quizás Malone acabase por convencerse de que ella no
tenía ni sabía nada.
Sabrina sospesó la posibilidad de
acusar a Alan pero hacer eso era dar por hecho que ella sabía algo
y quizás sería peor, podrían acusarla de estar en complot con
él.
¡ No, no lo iba hacer! Callaría y
esperaría a que Malone tuviese la bondad de dejarla en paz. ¡ Sabía
que era mucho pedir! ¿Pero que más podía hacer?
Alan había logrado
deshacerse del alijo, la jugada le había salido a la perfección,
ahora si podría alejarse de todo aquello con
Sabrina.
Se lo explicaría todo y esperaba que
ella lo pudiese entender, a fin de cuentas ella tenía más derecho
que nadie a beneficiarse de aquel dinero, sus padres murieron por
él.
Pero Alan sabía que no lo tendría
fácil, Sabrina era una mujer integra y nunca aceptaría dinero
proveniente de la droga.
Quizás no debiese decirle nada
simplemente decirle que había hecho una buena inversión y ya
está.
Estaba prácticamente seguro de que
Sabrina no sabía nada del contenido del medallón, se estaba
volviendo loco de tanto pensar. Decidió que de momento iría a
buscarla a la salida del instituto y después ya veríamos como le
enfocaría su decisión de desaparecer.
Alan vio salir a Robert, iba
acompañado por dos compañeros de clase. El joven al ver a su primo
se dirigió hacia el coche no sin antes pedir a sus amigos que le
esperasen un momento.
_ ¡ Hey ! ¿ Que hay? Hoy me quedo a
comer, ¿No lo recuerdas?_ Dijo el muchacho extrañado de ver allí a
su primo_
_ Si claro, venía a buscar a
Sabrina.
_ ¡Vaya tío! Pues no ha venido, por lo
visto está resfriada.
_ ¡ Ho...! entonces estará en casa.
Vale gracias por decírmelo.
Alan estaba a punto de arrancar el
vehiculo cuando Robert le recordó que fuese a recogerlo a las siete
de la tarde.
Alan comenzaba ha estar un poco arto
de hacer de chofer de su primo, estaba ansioso porque el chaval se
sacase el carnet de conducir.
Se alejó de allí y fue directo al
apartamento de Sabrina llamó varias veces al timbre incluso golpeó
la puerta pero no obtuvo respuesta alguna.
El hombre pensó que quizás la joven
hubiese acudido al medico. Decidió llamarla al móvil y fue entonces
cuando vio la llamada perdida que ella le había hecho hacía ya un
buen rato.
El buzón de voz no decía nada ¿ Que
debería querer? seguramente le llamaba para avisarle de que estaba
enferma y que no acudiría al trabajo.
A Alan no le quedaba otra que esperar
a que Sabrina apareciese, se fue al bar que había a pocos metros
del apartamento justo en la cera de enfrente. Desde allí vería
pasar a Sabrina cuando volviese a casa.
Pero nada salió como él pensaba,
llevaba más de dos horas esperando y la muchacha no apareció, Alan
empezaba a preocuparse por ella.
Por un momento pensó si su tío la
podría haber retenido y salió disparado hacia el viejo
caserón.
Cuando llegó allí su tío estaba
tranquilamente leyendo el diario, entonces decidió no preguntar por
la chica no fuese que de esa forma pusiese en alerta al viejo
zorro, se limitó a saludar y observar.
_ Alan ¿Que tal hijo, como va todo?_
Pregunto el viejo malintencionadamente, pues ya comenzaba a
desconfiar de él_
_ ¡Bueno bien
creo!
_ ¡ Vaya! no pareces muy seguro
¿No?
_ No, lo que quiero decir es que no
hay nada de nuevo.
_ No pensé que te costaría tanto
camelarte a esa jovencita, comprenderás que mi paciencia tiene un
límite.
_ Tío he revisado todo su apartamento
y no he encontrado nada que pueda vincularla a su droga. Estoy
seguro que ella no sabe nada y si sus padres escondieron algo, ella
no está al corriente se lo aseguro. Es una joven transparente,
honesta y......
_ Si, si.... vale! un encanto de
mujer, pero me resisto a creer que Anthony dejase perder aquel
cargamento y quien mejor que su hija para confiarle algo tan
valioso.¿ No te parece muchacho?
_ ¡Pero si era una niña tío!_ Alan
pudo comprobar que su tío se resistía a dejar estar a Sabrina y él
no sabía como pararlo_
_ Por eso mismo, debe estar en algo
vinculado a ella aunque ella no sea conciente de tenerlo. ¿
Entiendes?
Estaba claro que Paolo Malone estaba
decidido a no desistir en su empeño. Y él sabia que le quedaba poco
tiempo para salir de allí en pocos días de una manera u otra
llegaría a los oídos de Paolo lo de la entrega de la mercancía y
para entonces Sabrina y él ya deberían estar bien
lejos.
Alan se retiró a su dormitorio para
poner en orden sus cosas y tenerlo todo preparado para su marcha,
enseguida se le hizo la hora de ir a buscar a Robert, después
pasaría por el apartamento de Sabrina para hablar con
ella.
El apartamento de Sabrina no daba
señas de que ella estuviese dentro, Alan alzó la mirada hacia las
ventanas del piso y pudo ver que no había luz alguna, subió
rápidamente los tres pisos y llamó insistentemente a la puerta,
pero como le pasó anteriormente no obtuvo
respuesta.
Llegó a la conclusión de que la joven
hubiese podido tener un accidente dentro de casa. Alan bajó a la
portería y le pidió al portero que por favor abriese el piso de la
joven, Alan estaba seguro de que ella estaría allí estirada sin
poder moverse.
No fue fácil convencer al hombre para
que subiese y abriese la puerta del apartamento, entraron los dos y
buscaron por todo el piso. Estaba claro que allí no estaba, tras el
alivio de saber que no había sufrido un accidente Alan sintió la
angustia de no saber donde demonios estaba Sabrina, quizás se había
dado cuenta que él había abierto el medallón y había salido huyendo
de nuevo con su tía.
Tras ese pensamiento Alan abrió
rápidamente los armarios, toda su ropa estaba allí y las maletas,
por lo tanto no se había ido.
Entonces reparó en que los peluches
que adornaban su cama y la cómoda no estaban en su
lugar.
Ahora si estaba claro que aquello
tenía que ver con su tío Paolo
¿ Que habría hecho con la pobre
Sabrina?
La tenía retenida estaba seguro,
esperaba que no le hubiese puesto la mano encima porque si era así
le mataría.
Paolo Malone había
recurrido a todo su encanto para hacer hablar a la joven, como no
funcionó abofeteó un par de veces su bonita cara haciéndole sangrar
el labio.
Paolo no era estúpido al final
entendió que la joven no sabía nada, al fin y al cabo era cierto
que era demasiado niña para recordar lo que le pudiesen decir,
además la muchacha debió quedar bastante tocada al verse separada
así de sus padres.
Paolo se rindió, su corazón ya no era
el de antes y ante aquella contradicción sintió como se resentía y
le avisaba de que estaba forzando la
maquinaria.
Después de unas horas se acercó a
Sabrina para alcanzarle un pañuelo.
_ Toma límpiate, espero que entiendas
que no es nada personal contra ti, debía intentarlo. Jamás pensé
que tus padres fuesen tan torpes como para dejarse agarrar y además
perder todo aquel cargamento.
¡ Escucha bien jovencita! será mejor
que olvides todo esto. ¿Me entiendes?
La joven asintió con la cabeza sin
decir ni pío.
_Si se te ocurre denunciarme ó tan
siquiera comentar lo sucedido acabaré contigo, ¿Lo sabes
verdad?
Ella volvió a asentir mientras seguía
limpiándose los labios. Le dolía toda la cara seguramente estaría
hinchada unos cuantos días. Ahora debería buscar una buena excusa
para no asistir a clase, no podía ir con esa
cara.
Sabía que tía Brenda se asustaría
mucho cuando la viese así y que la obligaría a denunciar el caso a
si que debía inventar una buena excusa. Lo que ideó le servia tanto
para su tía como para el colegio, no le quedaba otra solución no
deseaba por nada del mundo quedarse sola en aquella
ciudad.
Cuando estuvo de nuevo en la esquina a
pocos metros de su casa se decidió ha hacerlo se acercó a comisaría
de policía y denunció un asalto.
Después de muchas preguntas se pudo ir
a casa, sabía que estaba haciendo algo que no estaba bien pero no
estaba inculpando a nadie. Se limitó a decir que al bajar la basura
alguien con la cara tapada le asestó un par de goles y que forcejeó
con ella cuando ella comenzó a chillar y pedir auxilio por alguna
razón que no conocía el agresor salió
corriendo.
No había nada con lo que comenzar una
investigación, ni siquiera le habían robado a si que una vez
formalizada la denuncia no se pudo hacer más de
momento.
La acompañaron al hospital y le dieron
un par de puntos en el labio eran las cuatro de la mañana cuando
todo había acabado y Sabrina se sentaba en el sofá de casa con una
taza de cacao caliente.
Arrancó a llorar desconsoladamente,
producto del miedo que había pasado y sobre todo lloraba por lo
estúpida que se sentía al haberse enamorado de Alan ¿Como podía
haberla engañado de aquella forma?
Cuando hacían el amor le creía sincero
podía sentir que la amaba, ¿Como se había equivocado tanto con
él?
Sabrina llegó a
casa de su tía todavía temblando, cuando la mujer abrió la puerta
le pareció ver una joven muy diferente de la que había marchado de
allí hacía tan solo unos meses.
No sabía bien que le había ocurrido,
Sabrina le dio la versión que había explicado a la policía. Pero no
hacía más de unas pocas horas que Brenda había recordado el nombre
de Malone, enseguida recordó que estuvo relacionado con la
detención de su hermana y su cuñado.
La intuición de la mujer le decía que
su sobrina no le estaba diciendo toda la verdad, pero pensó que no
debía agobiarla.
Ella conocía perfectamente a su
sobrina y sabía que en el momento oportuno le explicaría todo tal y
como era.
Se limitó ha hacerla pasar e
instalarla en su antiguo dormitorio, Sabrina se sintió protegida
allí dentro, allí nadie podría hacerle ningún mal estaba
segura.
La joven le pidió a su tía un plato de
la sopa que Brenda solía
preparar. A Sabrina le parecía que
aquella sopa curaba todos los males.
Las dos mujeres se sentaron a la mesa
y saborearon un buen plato de sopa, Brenda podía ver como los
colores volvían a la cara de su sobrina y eso le satisfacía
muchísimo.
La mujer no pensaba preguntarle nada
no quería que se sintiese intimidada pero como ella bien sabía, fue
Sabrina quien necesitó sacar todo el dolor que la
oprimía.
Brenda se decidía a recoger la mesa,
cuando su sobrina le pidió que lo dejase y se estuviese allí
sentada con ella.
_ Tía, que sabes tú de mis padres que
no me hayas contado.
_ ¡Hija no te
comprendo!
_ Veras tía esto del labio me lo ha
hecho Paolo Malone. Por lo visto mis padres le robaron un
cargamento de droga y no sé por qué extraña razón está empeñado en
que yo lo sé. Bueno la verdad es que ya se ha convencido de que yo
no se nada, si no no me hubiese dejado ir.
_ Pero hija ¿Ya lo has
denunciado?
_ ¡Que voy a denunciar tía! No tengo
pruebas de nada y la verdad no quiero saber ni tener que nada más
con él.
_ Entonces aquel chico
Alan....
_ Si tía, me engañó me lió como a una
pardilla hasta que consiguió lo que quería.
_ Dios mío
Sabrina...
_ No tía, no temas lo que quería de mi
era lo que contenía el medallón de mamá.
_ ¡El medallón de tu madre! ¿Y que
contenía?
_ Pues no lo sé tía, pero supongo que
algo que llevaba al alijo de droga que mamá y papá se
quedaron.
_ ¡ Dios mío! Mira que intenté por
todos los medios apartar a tu madre de aquel indeseable. Perdona
hija ya se que tu lo querías, que era tú padre pero ya ves, no nos
trajo nada bueno.
Bueno si, a ti fue lo único que hizo
bien en su vida.
_ Supongo que mi madre se enamoraría
como una boba de él.
_ Tú lo has dicho, como una boba. Pero
hija tú no sufras quédate aquí tranquila. Mañana hablas con el
instituto y te das de baja por enfermedad, ya te saldrá alguna cosa
aquí sin necesidad de tener que marcharte de
aquí.
_ De eso nada tía, no pienso renunciar
a mi trabajo ni a mi apartamento que estoy muy a gusto en él, ni a
mi vida. Creo que al cabron de Malone le ha quedado claro que yo no
tengo nada que ver con la mierda que él
trata.
_ No, si te entiendo y creo que tienes
razón hija pero es que yo no voy a estar tranquila si no te veo
cada día.
Sabrina tenía más de veinte llamadas
perdidas de Alan, se moría por hablar con él, pero ¿Que demonios
tenía que hablar con él?
mas le valía irse olvidando de ese
hombre, ya sabía suficiente de él y no era nada
bueno.
Pero Sabrina sabía que si quería
volver al instituto y a retomar su vida tarde ó temprano se
encontraría con él, quizás sería mejor dejarle bien claro que no le
quería en su vida que ya había tenido suficiente, no deseaba saber
más de él la parte de su familia que había conocido hasta él
momento no era muy cordial que digamos. No quería tener nada que
ver con el mundo al que él estaba
acostumbrado.
Pero eso se lo decía la razón,
mientras que su corazón le decía que se moría por verle de nuevo,
que la besase y le hiciese de nuevo el
amor.
¿ Como iba ha hablar con él sintiendo
lo que sentía por él?
Alan no recibía
contestación por parte de Sabrina, al menos sabía que estaba bien
Robert le había dicho que la vio pasarse por el
instituto.
El joven le relató lo que se decía por
allí, que la joven había sido asaltada y que tenía el labio
partido, por esa razón había abandonado las clases de
momento.
Alan adivinó enseguida que seguramente
la muchacha se había ido con su tía, lo mismo que adivinó que lo
del asaltante no era cierto. Su tío tenía mucho que ver con todo
aquello estaba seguro.
El joven sabía que era cuestión de
poco tiempo que su tío se enterase de lo que había hecho y entonces
más le valdría estar lo suficientemente lejos de
él.
Esta vez envió un mensaje de texto a
Sabrina, le rogaba que hablase con él que tenia algo muy importante
que contarle, se lo suplico literalmente esperando que la joven se
apiadase de él.
En pocos minutos recibió la llamada de
la joven.
- Espabila porque no se cuanto tiempo
aguantaré escuchándote_ Le dijo ella visiblemente
enfadada_
- Sabrina mi
amor....
- No me llames
así
- Sabrina, no entiendes nada yo...._
Se excusaba él_
- Si entiendo que me has engañado,
entiendo que robaste algo que yo ni sabía que tenía y entiendo que
me han partido la cara sin razón alguna.
- Sabrina escucha por una vez he hecho
lo correcto, he entregado la droga a....
Sabrina oyó como se cortaba la voz del
joven, sentía voces y ruidos que no llegaba a
comprender.
Ella gritó y gritó su nombre pero no
obtuvo respuesta, de repente se cortó la comunicación
completamente.
Sabrina sintió en su interior que nada
bueno estaba pasando, Alan le había dicho que había hecho lo
correcto, si era así solo podía ser que hubiese denunciado a la
policía donde se encontraba el alijo de droga y si eso era así su
tío se le echaría encima como un animal herido. No tendría piedad
de él muy al contrario su traición sería el detonante para abocar
en él toda la rabia contenida durante tantos
años.
En ese momento supo que su corazón no
la había engañado, Alan la quería de verdad, quizás no fue sincero
con ella pero la amaba . Ella así lo percibía cuando hacían el
amor, ahora estaba en un buen apuro y no pensaba abandonarlo haría
todo lo necesario para salvarlo y salvar su
amor.
Brenda no estaba de acuerdo con que
Sabrina volviese a su casa, tenía miedo por ella. Pero fueron
inútiles sus ruegos y explicaciones, la joven lo tenía decidido y
de la misma forma que su madre hacia años estaba dispuesta a todo
por aquel hombre.
La mujer amenazó incluso con no volver
a querer saber de ella, aunque sabía muy bien que nunca cumpliría
su promesa.
Fue inútil, vio como Sabrina recogía
sus cosas se metió en el coche y se disponía a
marchar.
Brenda no podía dejarla ir así, la
llamó se acercó a ella y le dio un fuerte
abrazo.
- Sabrina hija, prométeme que tendrás
mucho cuidado y que me llamaras cada día.
- Si tía, de verdad no sufras no me
pasará nada y te llamaré ¿ Vale?
Sabrina se fue por segunda vez en
pocos meses de la que había sido su casa durante muchos años. Pero
ahora ya no era una niña, tenía su propia casa y la responsabilidad
del instituto y Alan, tenía a Alan le amaba y no quería renunciar a
él.
Brenda entró en su
apartamento su pié, pisó una nota que había sido pasada por debajo
de la puerta, la recogió y tras cerrar la puerta se dispuso a
leerla.
Sabrina no tengo tiempo, te amo te amo
de verdad y tú lo sabes sé que no he sido sincero contigo pero por
ti he hecho lo correcto para poder ser digno de ti y que puedas
amarme.
Cree en mi te lo suplico y llámame por
favor.
Alan.
Sabrina se emocionó al leer la nota,
pero enseguida pensó en lo que Alan decía en
ella.
¿Que quería decir con lo de que no
tenía tiempo?
Seguramente se refería a que Paolo
estaría tras él. Había dejado la maleta y el bolso en el salón y no
tocó nada lo dejó tal cual lo primero era localizar a Alan. Le
llamó al móvil pero no obtenía respuesta ni siquiera hacía señal de
llamada.
Eso inquietó a Sabrina pero sabía que
de momento no podía hacer nada no podía denunciar su desaparición y
mucho menos aparecer por casa de Paolo Malone, sin duda tendría que
esperar al día siguiente y preguntar Robert cuando lo viese en el
instituto.
Sabía que le costaría dormir, es más
sabía que no dormiría
¿Como iba a dormir sabiendo que Alan
podría estar en peligro?
La noche se hizo muy larga para
Sabrina le pareció que no había dormido nada aunque lo cierto era
que su subconsciente no la había dejado descansar y el sueño no fue
profundo ni reparador. De ahí que se levantase con un tremendo
dolor de cabeza, no era lo más adecuado para regresar al trabajo
pero debía ir y comunicar que quería reincorporarse a las
clases.
Sabrina pensó que ya habrían puesto un
sustituto, pues ella no sabía cuando estaría preparada para volver.
Pero no fue así la persona que debía haberse incorporado para
sustituirla aun no había hecho acto de presencia, la dirección se
limitó de momento a prescindir de esa materia en espera de que
algún otro profesor se pudiese hacer responsable de
impartirla.
Su llegada fue providencial para el
director del centro.
-¡ Cielos Sabrina! No esperaba verla
tan pronto por aquí._ Le dijo el director_
- ¡Verá señor Douglas ! pensé que si
no me enfrentaba con esto lo antes posible quizás el miedo se
apoderase de mi y llegase a gobernar mi vida y eso no lo podía
consentir. Así pues he sacado fuerzas y he regresado, creo que
trabajar será la mejor medicina para curar mis
males.
- Estoy de acuerdo contigo nada mejor
que no amedrentarse ante una situación cómo la que te ha tocado
vivir.
- Supongo que tendré que esperar unos
días, hasta que den de baja a la persona que vino a
sustituirme?
- ¡ Cielo santo, claro...! si tú no lo
sabes.
Sabrina no sabía de que demonios
estaba hablando el hombre puso cara de asombro a la vez que de
sorpresa.
- Verás fue imposible encontrar un
sustituto, aun estábamos esperando que nos enviasen a alguien para
impartir las clases. ¡ Ya ves! los chicos te están esperando si no
recuerdo mal tienes clase dentro de una hora ¿No es
así?.
- ¡Caramba no me lo esperaba! no tengo
preparado el tema para hoy, pero bueno podremos ponernos al día y
preparar algo para mañana.
- Si eso es, bien pues gracias por
venir Sabrina y ahora si me disculpas debería atender unos
asuntos.
Sabrina salió del despacho del
director Douglas y se dirigió a la sala de
profesores.
Solo estaba Nelly la profesora de
educación física los demás profesores estaba cada uno en su aula
impartiendo clase.
Nelly era una joven uno dos años menor
que Sabrina con un cuerpo esculpido a la perfección gracias al
esfuerzo y el trabajo que invertía en él.
Era una joven simpática se alegró
mucho al ver de nuevo a Sabrina y así se lo hizo
saber.
Intercambiaron unas cuantas palabras y
después se marchó hacia el pabellón
deportivo.
Sabrina se quedó sola en la sala, se
sacó un té en la maquina de bebidas de la que disponían en la sala
del profesorado y se sentó a tomárselo tranquilamente . Aun tenía
por delante treinta y cinco minutos antes de entrar en
clase.
No paraba de pensar en Alan quizás se
había alarmado sin necesidad alguna, bueno ya le quedaba menos para
salir de dudas en unos minutos hablaría con Robert y podría saber
donde estaba Alan y si se encontraba bien.
Seguía con sus pensamientos cuando la
alertó la megafonía del instituto.
El director Douglas anunciaba a los
alumnos que se reanudaban las clases de física y química.
Finalizados los cinco minutos de descanso que habían entre clases
debían dirigirse al aula indicada para impartir la
asignatura.
Sabrina apuró su té y se levanto de la
silla, salió al pasillo caminando decidida hacia el aula .Por el
pasillo fue saludando a compañeros y alumnos que la felicitaban por
estar de vuelta y que se interesaban por su estado de
salud.
Había llegado al aula, los chicos la
saludaban al tiempo que iban entrando en la clase, enseguida pudo
ver a Robert venia charlando con un compañero. El joven le dedicó
una sonrisa y al llegar delante de ella le preguntó por su estado
de salud, Sabrina le pidió que esperase un momento para entrar en
clase quería hablar con él.
- Robert, creo que ya sabes que tu
primo y yo nos hemos estado viendo últimamente
y....
- Si ya se. Creo que le gustas mucho._
Le dijo el muchacho intentando ganarse su
favor_
- Estoy intentando hablar con él y no
me responde al móvil ¿Tu no sabrás donde
está?
- Bueno ahora que lo dices hace un par
de días que no lo veo ya no me hace de niñera, mi padre me ha
comprado una moto chulisíma, luego te la enseño ¿
vale?
El chico estaba entusiasmado con su
moto, lo cierto era que no entendía muy bien a su padre nunca le
dejó tener una moto y ahora de buenas a primeras la tenía a su
disposición.
Según su padre Alan estaría muy
ocupado para estar pendiente de él.
- ¡ Si claro! pero dime ¿Que sabes de
él?_ Insistió Sabrina intentando averiguar si algo malo le podría
haber pasado a Alan_
- Bueno según mi padre Alan estará muy
ocupado últimamente y no podrá hacerme de chofer. ¡Joder yo estoy
encantado ya era hora!
-¿Acaso se ha marchado de viaje o algo
parecido?
- No lo sé, pero si quieres lo
preguntaré.
- Mira no te lo puedo explicar, pero
confía en mi. No digas que yo pregunté por él al no ser que veas a
Alan. Entonces dile que venga a verme ¿ok?
- Caramba que secretismo, pero bien no
te preocupes yo miraré de enterarme.
- Gracias Robert, eres un
encanto.
- ¿Puedo pedirte algo?_ Robert
aprovechó el momento sin pensarlo_
- ¡ Ya me extrañaba a mí! A ver ¿Que
quieres?
- Te importaría sentarme junto a
Sally.
- ¡Vaya! ¿A sí que es eso, te gusta
Sally?_ A Sabrina le pareció muy tierno, pudo entender
perfectamente al joven, como iba a
negárselo_
- Si, pero ni se te ocurra decir nada_
Le pidió él_
- Tranquilo seré una
tumba.
- Entonces ¿Trato
hecho?
- Cuenta con ello_ Le ratificó
Sabrina_
Entraron en el aula y después de una
pequeña charla de bienvenida y de colocar a Robert junto a Sally
iniciaron la clase.
Sabrina no estaba nada tranquila, el
muchacho no le había aclarado nada, pero algo pasaba eso estaba
claro porque Paolo había prescindido de Alan.
Alan estaba en el calabozo le dolía la cabeza debido al golpe que le habían propinado cuando se abalanzaron sobre él.
No entendía nada
había hecho lo correcto había indicado a la policía donde se
encontraba el alijo de droga incluso le dijeron que recibiría una
pequeña recompensa por ello, por qué un día después lo
detienen.
Se hacia un montón de preguntas
mientras estaba allí solo en aquella pequeña celda, y pensaba en
Sabrina que sería de ella que pensaría de
él...
Estaba absorto en sus pensamientos
cuando escuchó una voz que le era familiar. Era Kent Revs el padre
de un antiguo compañero de clase, él al contrario que Alan había
ido por el buen camino y ahora era un inspector de antidrogas y
Kent su padre estaba muy orgulloso.
Se preguntaba que
coño hacia Kent allí y por qué le había
detenido?
- Alan ¿Te acuerdas de mí?_ Le
preguntó el policía_
- Si hombre claro, Kent Revs ¿Que
tal?
- Te preguntarás ¿Por qué te hemos
traído aquí?
- Pues si la verdad. Si lo llego a
saber ni me acerco a vosotros.
Kent pidió a su compañero que abriese
la celda, el guardia obedeció y Kent entro en ella y se sentó junto
a Alan en la cama.
- Veras Alan, ha llegado a nuestros
oídos que tu tío te anda buscando, se ha enterado que nos dijiste
la localización del alijo y está que se sube por las paredes._ Le
explicó el inspector_
- ¿Como coño se ha enterado? Se supone
que vosotros no podéis decir nada._ Replicó enfadado
Alan_
- ¡ Vamos Alan! ya sabes que en esto
no hay secretos siempre hay algún soplón, nosotros te hemos sacado
de la circulación. Cuando mis hombres te detuvieron estabas apunto
de palmar tenías detrás uno de los hombres de
Paolo.
- ¡Dios mío Sabrina!_ Pensó
rápidamente en ella, sintió que la había abandonado en las fauces
del lobo_
_ ¿Sabrina?_ El inspector Revs, no
sabía de que hablaba Alan en ese momento_
Alan le explicó la relación de Sabrina
con la droga y la relación que mantenía con él. Su tío iría por
ella para hacerle salir de su escondite.
Lo último que sabía de ella era que
estaba con su tía pero él no sabía exactamente donde vivía la
mujer.
- Bien nos ocuparemos de ella
tranquilo_ Le tranquilizó el inspector_
El inspector Revs se acercó a uno de
sus compañeros y le dio ordenes, el policía se dio inmediatamente
la vuelta y se fue.
Alan se sentía realmente inquieto,
quizás Sabrina estaba en peligro y él debía hacer alguna
cosa.
- Mira Kent te agradezco lo que has
hecho por mi pero debo salir de aquí Sabrina podría estar en
peligro y si le ocurriese algo no me lo
perdonaría.
- Te entiendo Alan pero eso no va a
ser posible. Mira tenemos que hablar....
- ¿De que tenemos que
hablar...?
- Alan voy a proponerte algo y espero
que lo aceptes.
- ¡ Ho no.....! Te veo a venir y no.
No pienso hacerlo, ni pensarlo si lo hago soy hombre
muerto.
Alan sabía muy bien lo que el policía
pretendía, que declarase contra su tío. Pero por mucho que a él no
le gustase lo que su tío hacía moralmente no podía hacerlo en parte
se sentía en deuda con él, aunque en realidad el joven había pagado
con creces el que su tío se hiciese cargo de él cuando aun era un
niño.
Por no hablar de que en el momento en
que llegase a los oídos de Paolo que él pensaba declarar contra él.
Sus hombres no tardarían en acabar con él.
- Sabemos que tu tío mandó matar a
Anthony y Andrea Ford.
Supongo que sería todo un puntazo que
tu chica supiese que gracias a ti el asesino de sus padres está
detenido ¿No crees?
Alan pensó que decididamente eso sería
puntos a su favor delante de Sabrina, después que ella se enterase
en que andaba metido. El joven se lío la manta a la cabeza y aceptó
el trato que Kent le proponía.
- No te arrepentirás, si de verdad
quieres comenzar una nueva vida junto a esa chica, esta es la mejor
ocasión que se te presentará para hacerlo_ Le alentó el
policía_
Alan estaba ya decidido a colaborar,
cuando regresó el joven policía que había salido a investigar sobre
el paradero de Sabrina. El muchacho entró en la habitación y se
dirigió a su superior, se acercó a él y en voz baja le dio la
información que había podido recavar sobre la
joven.
- Alan tengo buenas noticias, Sabrina
Ford está en la ciudad. Por lo visto ha vuelto a dar clase en el
instituto, eso quiere decir que se siente tranquila y vuelve ha
hacer su vida con normalidad ¿No crees?
- ¡ Dios! Debéis protegerla, en el
momento que Paolo se entere que está aquí irá a por ella para
hacerme salir de mi escondite.
- Si supongo que tienes razón, yo
mismo iré a hablar con ella y la pondré al corriente de los últimos
acontecimientos.
- Si está bien, gracias. Por favor que
no le ocurra nada no me lo perdonaría. Permíteme que le escriba una
nota.
Kent le ofreció un folió en blanco y
un bolígrafo, Alan se lo agradeció y dedicó unos minutos a escribir
a Sabrina.
Dobló la hoja y se la entregó al
inspector, sospechaba que la leería pero no le importaba no le
decía nada que no se pudiese saber.
El inspector Kent le pidió a Alan que
siguiese las instrucciones que recibiría de su subalterno. El le
daría las indicaciones a seguir hasta que se produjese la detención
de Paolo y sus hombres.
Alan sabía que lo confinarían en algún
lugar oculto a la espera de que se celebrase el juicio. Podía pasar
bastante tiempo y solo sufría por si no podía tener contacto con
Sabrina.
Alan fue trasladado de ciudad, como
estaban seguros de que el juicio contra Paolo Malone y sus hombres
sería inminente. La policía se limitó a mantener a Alan fuera de
circulación.
El inspector Revs debía proponer lo
mismo a Sabrina sabía que no era bueno mantenerlos juntos a la
espera, pero Sabrina sacó la parte romántica del hombre. ¡Aquella
chica se parecía tanto a su madre!
El había amado a Andrea con toda su
alma, desde que iban juntos al instituto y se dieron su primer
beso. Kent supo que era la mujer de su vida, eran felices y
salieron tres años juntos.
Kent ingreso en la academia de policía
y entonces todo cambió.
Llegó a la ciudad Anthony Ford y
Andrea se doblegó a sus encantos y lo peor se implicó en sus
asuntos sucios.
Ya en las cartas que Kent recibía de
Andrea observo cambios, no eran las mismas que recibía en un
principio.
Andrea se mostraba distante y Kent con
sus sospechas pudo pronto averiguar lo que estaba
pasando.
Intentó hacer cambiar de opinión a
Andrea pero ya era tarde ella estaba esperando un hijo de aquel tío
y ella estaba perdidamente enamorada de él.
Aunque en poco tiempo pudo descubrir
que no era amor puro y sincero. Como muchas chicas de aquella edad
se dejó encandilar por aquel aspecto rebelde y sinvergüenza que
desprendía Anthony Ford hasta que eso mismo se volvió en su contra
y Andrea descubrió un hombre siniestro y no tan amable como ella
creía.
Pasado dos años después de nacer
Sabrina Andrea fue un día a ver a Kent, llevaba la cara marcada y
quería dejarle.
Kent le ofreció su ayuda para hacerlo
pero en cuanto Andrea se enteró que Kent se había casado y era
feliz, se tiró para atrás y no denunció a Anthony. Quizás tubo
miedo de encontrarse sola y tiempo después Kent supo que Anthony la
había amenazado con alejarla de Sabrina.
De esa forma la retuvo siempre a su
lado aunque ya no era feliz.
Kent pensó que no era necesario hacer
pasar a Sabrina por aquel trago, no valía la pena disgustar de
aquella manera a la joven.
Sabrina observaba al inspector con
curiosidad, el hombre parecía haberse quedado traspuesto. La joven
tubo que insistir en su pregunta.
- Dígame, ¿Qué puedo hacer?. No puedo
desaparecer de nuevo del instituto, acabo de reincorporarme y no lo
van a entender.
- Por eso no se preocupe nosotros nos
pondremos en contacto con ellos y les daremos las explicaciones
oportunas.
De momento recoja algunas de sus cosas
y espere a que uno de mis hombres venga a
recogerla.
- Pero ¿ Donde me llevaran? ¿Estaré
con Alan?_ Sabrina quería saber que sería de ella y de
Alan_
- Mire donde vamos no puedo decírselo,
pero aunque no es lo correcto si, la llevaremos junto a
él.
Esperamos que todo esto dure muy poco
tiempo, pues el operativo está muy avanzado, confío que no serán
mas de dos semanas, como mucho tres.
- Pero después ¿No será peligroso para
nosotros?_ Preguntó inquieta la joven_
-No se preocupe si acabamos con Paolo
Malone caerán sus secuaces y ……
- No, no me explique mas, cuanto más
se más miedo me da hacerlo. ¡A si que, adelante cuando usted
quiera!
Alan estaba
nervioso, jamás había estado tanto tiempo encerrado. Aquello se le
iba ha hacer muy difícil pues tan solo hacía unas horas de su
encierro y le parecía una eternidad.
Desde la ventana podía ver el coche en
el que estaban dos de los hombres de Kent, vigilaban la entrada del
apartamento donde habían confinado a Alan hasta que llegase el
momento de ir a declarar.
En uno de los momentos en que Alan
miraba por entre las cortinas el coche que le custodiaba, le
pareció que sus ocupantes no tenían ningún tipo de actividad
intentó fijar mejor la vista pero con las cortinas era algo difícil
de estar seguro de lo que creía estar
viendo.
Fueron cuestión de segundos, el girar
la cabeza hacia la puerta de entrada al sentir un ruido brusco que
la abría .
Entonces vio a Romano, uno de los
hombres de Paolo Malone. Detrás entraba el propio
Paolo.
Alan intento esconderse en una de las
habitaciones, mientras Romano asestaba un buen golpe a Burt el
policía que estaba con Alan en el interior del apartamento y que
nada pudo hacer ya que lo cogieron por
sorpresa.
Solo acertó a echar mano de su arma
pero no pudo empuñarla.
Alan estaba detrás de la puerta del
baño, mientras sentía lo que estaba pasando al otro lado de la
puerta.
- Vamos sal de ahí rata asquerosa y
desagradecida y da la cara.
Paolo se dirigía a su sobrino de
momento con cierta calma aunque estaba realmente
rabioso.
Alan no movió ni un músculo sabía que
si salía era hombre muerto. Como se arrepentía de haber puesto su
vida en manos de la policía y entonces pensó en Sabrina quizás
habían dado con ella, o peor aun quizás le habían hecho
daño.
Entonces pensó que debía encararse con
su tío y decidió salir.
Alan se disponía a abrir la puerta,
pero antes se dirigió a su tío.
- Voy a salir ¿De acuerdo? Pero antes
dime donde está Sabrina ¿ Que has hecho con ella?_Pregunto Alan
preocupado por lo que le pudiese haber pasado a la
chica_
Paolo pensó que Alan le había dado una
buena baza para jugar a su favor. Estaba claro que el muchacho no
sabía nada de la joven y eso jugaba a su
favor.
- Bueno, de momento está bien pero eso
puede cambiar si no sales ahora mismo.
Alan temía por Sabrina y entonces
abrió la puerta que le separaba de su tío.
- ¡ Vaya vaya, el pequeño ingrato! No
solo no me has agradecido todo lo que he hecho por ti si no que
además osas traicionarme. ¿ Que crees que debo hacer
contigo?
- Deja en paz a Sabrina ella no sabe
nada de toda tu mierda, aléjala de todo
esto.
- O sea que todo esto ¿Ha sido por
ella? Te has enamorado como un idiota no,…. Si a mi eso me parece
bien pero no que para eso tengas que joderme a
mi.
- Estoy arto de todo esto, de la vida
que he tenido que llevar a tu lado de toda la mierda que he tenido
que vivir para agradecerte un plato de comida_ Por fin Alan tubo
valor para responder a su tío_
Paolo Malone estaba acabando su
paciencia, miró a Romano y le hizo una
seña.
Kent Revs, llegaba con Sabrina al
apartamento, pronto se alertó de lo sucedido a sus
hombres.
Los dos yacían convalecientes dentro
del vehiculo, el inspector le pidió a Sabrina que no se moviese del
interior del coche y le ordenó a su acompañante que bajase del
vehiculo y le siguiese.
- Algo va mal, seguramente Malone ha
estado aquí ó quizás aun siga en el interior del
apartamento.
Sígueme y ten mucho cuidado yo voy
delante tu me cubres.
- ¿Señor no deberíamos pedir
refuerzos?_ Le dijo el subordinado que sintió miedo al enfrentarse
con el peligro_
- No estamos a tiempo, la vida de Alan
Malone corre peligro esperemos que hayamos llegado a tiempo de
poder hacer algo.
Romano apuntaba directo a la cabeza de
Alan, el joven miraba altivo a su tío no bajó la mirada en ningún
momento, sabía que su tío no iba a tener piedad de él pero no
permitiría que el hombre notase el miedo que
tenía.
Alan solo pensaba en Sabrina, llegó a
pensar que lo que mas le dolía de esa situación no era el perder la
vida si no el no volver a verla.
Paolo se despidió de él irónicamente e
hizo una seña a Romano para que disparase. En ese preciso momento
el inspector Revs entró en la sala y les dio el alto. Romano
disparó y el inspector hizo lo mismo hacia
él.
El disparo de Romano pasó rozando a
Alan que se tiró al suelo para cubrirse del fuego
cruzado.
Romano no tuvo la misma suerte, el
disparo de Kent Revs le tocó de lleno y el hombre cayó al suelo
malherido.
Mientras, Paolo Malone sacaba un
pequeño revolver dispuesto a acabar con el inspector primero y con
Alan después.
El inspector fue mucho mas ágil y
rápido y disparó contra el hombre que al caer al suelo volvió a
disparar en un intento de acabar con el inspector, pero su disparó
no acertó al policía sin embargo se escuchó un grito ahogado de
mujer, era Sabrina que en aquel momento aparecía por la puerta del
salón y recibió el impacto de la bala, por suerte para ella tan
solo le rozó el brazo causándole una herida
superficial.
La muchacha había llegado hasta la
casa después de escuchar los disparos que se habían producido. No
pudo permanecer por mas tiempo en el interior del coche, el corazón
le latía con tanta fuerza que le presionaba el pecho y le impedía
respirar con normalidad. Su mente solo le dejaba pensar en Alan,
debía saber que había sucedido allí dentro y si él estaba
bien.
Todo sucedió en cuestión de segundos,
Alan que se encontraba indefenso agazapado tras un sillón salió
inmediatamente de su escondite al ver aparecer a Sabrina, fue todo
tan rápido que no estuvo a tiempo de proteger a la joven y corrió
hacia ella al escuchar su grito de dolor.
Llegó a ella a tiempo de recogerla
antes de que esta cayese al suelo. Alan la cogió en sus brazos y
salió rápidamente del apartamento.
Sabrina se aferraba a él con el brazo
herido rodeándole el cuello al hombre, él solo sabía repetir su
nombre con ansia y desesperación como si se le fuese la
vida.
- Sabrina, Sabrina.¡Dios mío !_ Alan
sintió una punzada de dolor al ver a su amor como caía al suelo y
sangraba_
- Estoy bien no sufras ha sido el
susto mas que nada creo que solo me ha
rozado.
- ¡ Dios mío ! Podía haberte matado.
Si te llega ha…..
- Shhhh…._ Sabrina le hizo callar con
un beso_ Ya está ya pasó todo amor mío.
- Perdóname Sabrina, dime que me has
perdonado_ Le suplicaba él con miedo a
perderla_
-Te amo, espero que eso te
sirva.
- Yo siento
tanto…..
- Alan ahora todo va a ser diferente,
se acabó toda esa mierda que te ha rodeado durante tanto
tiempo.
- Si mi amor, yo solo quiero estar
contigo y amarte, deja que te ame ¿ vale?.
- Bueno quizás debas pasar primero un
examen, para ver si estas cualificado_ Intentó ironizar ella para
transmitirle calma al hombre_
- Déjate de bobadas, dime que me amas
y que siempre vas ha estar a mi lado._ Suplicaba
él_
- Claro que te amo, hace unos minutos
creí que te había perdido y creí morir. Jamás vuelvas a asustarme
así ¿ Me oyes?
Los jóvenes se besaron apasionadamente
ausentes a las miradas de todos. Varios coches de policías se
habían personado en el lugar.
El inspector Revs los observaba
satisfecho de que todo hubiese salido bien.
- Siento interrumpir, pero deberíais
acompañar a uno de mis hombres para prestar declaración. Os prometo
que después podréis comenzar una nueva vida y os deseo de corazón
que seáis muy felices._ Les dijo el
inspector_
Los dos jóvenes se miraron y
asintieron con la cabeza. Sabrina antes de entrar en el coche de
policía se dirigió al inspector.
- Inspector, me debe una historia._ Le
recordó ella al inspector para que recordase explicarle la historia
de sus padres_