-No, no me entiendes. –Se puso de pie tras ella y le colocó las manos en los hombros-. Besarte no ha sido malo. De hecho, ha sido lo mejor que me ha sucedido en mucho tiempo.
Ella se dio media vuelta para poder mirarlo a la cara.

 

-¿Y?

 

-Y… -Se apartó de ella-. Sólo hace una semana que nos conocemos y no quiero echarlo a perder.
-No lo has echado a perder. Me ha gustado que me besaras. Me ha gustado mucho.
-¿De verdad?

 

-De verdad. -¿Cómo podía ser que un hombre como él se sintiera inseguro?

 

-A mí también. La noche que rompí con Eva me dijo que era frío, que era un pésimo amante y que Charles debería darme clases –confesó sonrojado e incómodo.
Las cejas de Amanda casi se le salen de la cabeza de lo alto que las levantó. Esa mujer estaba loca.
-Mira, David, ha sido el mejor beso de toda mi vida –dijo con sinceridad-. No puedo decirte que tenga demasiados con los que compararlo, pero de todos modos estoy segura de que ha sido increíble. Creía que me iba a estallar el corazón de lo rápido que me latía. –Tal vez eso no debería haberlo dicho, porque él la miró con
u n b r il l o es pe c i al e n l o s o j o s- . Ya so n c a s i l as o c h o , d e be r í a m o s i r h a c i a e l

 

restaurante.

 

-De acuerdo.

 

La ayudó a ponerse la chaqueta y salieron del piso. Estuvieron unos minutos en silencio, hasta que en la puerta del local él volvió a hablar:
-Gracias por dejar que te besara.

 

-Gracias por besarme. –Se puso de puntillas y le dio un cariñoso beso en los labios-. ¿Estás listo para conocer a los chiflados de mis amigos?
-Impaciente –respondió con una sonrisa. Llevaba casi un año sin salir. No era que no hubiera tenido oportunidades, sus compañeros de trabajo y sus hermanos le invitaban continuamente, pero después de la decepción de Charles no confiaba demasiado en su criterio para escoger amistades. Se sentía torpe e inseguro; y con pocas ganas de volver a fallar de ese modo. Si con más de quince años de amistad Charles había sido capaz de engañarle, ¿qué posibilidades tenía de hacer nuevos amigos? Pocas. Él era informático y calcular posibilidades era una de las cosas que se le daba mejor.
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