Y más.

 

Ella se rió y miró el reloj.

 

-Deberíamos ir hacia la estación, ya casi es la hora.

 

David insistió en pagar y caminaron de regreso. La parada estaba hasta los topes, y cuando por fin llegó un vagón, iba tan lleno que tuvieron que hacer el trayecto de pie el uno junto al otro. Era incómodo, aunque a ninguno de los dos le importó lo más mínimo. Faltaban unos minutos para que ella bajara y David optó por arriesgarse una vez más.
- Ma ñ a n a e s s á b a do .

 

-Lo sé –dijo ella burlándose un poco de él. Seguía pareciéndole guapo pero ahora que sabía que además era dulce ya no la intimidaba tanto.
-Y pasado domingo. –Estaba nervioso. No se ponía tan nervioso al pedirle una cita a una chica desde el instituto-. No nos veremos hasta el lunes y eso no puede ser. ¿Te apetecería quedar mañana? –Antes de que pudiera contestar añadió-: Hay una exposición en la Tate Gallery que parece muy interesante; podríamos quedar allí a las diez, y así puedes escaparte de mí cuando quieras.
Amanda se rió y escuchó el pitido de su parada.

 

-Tengo que bajar. –Se colocó bien el bolso-. ¿Quedamos en la entrada? La sonrisa de él la dejó sin aliento.
-Claro. Hasta mañana. –Y apretó las manos para evitar tirar de ella y retenerla. ¿Qué le estaba pasando? Con Eva, incluso antes de que las cosas se estropearan, jamás había sentido la sensación de no querer alejarse de ella. Sacudió la cabeza. Tal vez sus hermanos tenían razón, eso de haber estado casi un año sin estar con una mujer le estaba afectando el cerebro.

 

 

 

 

A las diez menos cuarto, David ya estaba en la entrada de la Tate Gallery y se paseaba nervioso de un lado al otro. No iba a venir. Seguro que no iba a venir. Amanda parecía una chica sensata y seguro que creía que estaba loco.
Dav i d ! l e s a l ud ó d e s d e l a o t r a es qu i n a, y c a m i n ó h a c i a é l - . S i e nt o ll e g ar

 

tarde.

 

 

 

-No llegas tarde, yo he llegado antes. –Se agachó y le dio un beso en la

 

mejilla-. Gracias por venir.

 

-De nada –respondió ella tímida-. ¿Vamos?

 

Entraron en el museo y pasearon juntos por todas las exposiciones. Era obvio que a David le gustaba el arte, y cuando una obra captaba su atención, la estudiaba desde todos los ángulos. Amanda era mucho más anárquica, mucho más
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