que no me había dado cuenta? y, aunque suene a tópico, ¿qué había hecho para merecer algo así?
-Nada, no habías hecho nada. Nadie se merece que le traicionen de ese modo –dijo Amanda sin dudar.
-Media hora más tarde regresé al piso. Charles ya no estaba y Eva salía de la ducha. Tengo que confesarte que tuve ganas de hacer un comentario de mal gusto pero me lo guardé. Me senté en el sofá y le pedí que se acercara. Tan pronto como su perfecto trasero tocó el almohadón, le dije que la boda quedaba anulada. Ella iba a protestar pero antes de que pudiera hacerlo le conté lo que había pasado y que, por tanto, sabía lo de Charles. ¿Sabes qué me dijo?
Amanda no contestó y se limitó a sacudir la cabeza. Era incapaz de adivinar la reacción de esa arpía.
-Me dijo que eso no era motivo para echar a perder lo que teníamos. Me dijo que era obvio que a mí el sexo me era indiferente. –Amanda casi se ahoga con el vino que estaba bebiendo en ese instante, pero por suerte él lo ignoró y siguió hablando-. Que juntos podíamos tener un gran matrimonio, que mi carrera profesional seguiría en alza y que ella se encargaría de ser discreta.
-¿Qué le dijiste?

 

-Nada. Me limité a levantarme y me acerqué a la puerta. No sé por qué ese gesto la puso furiosa y entonces empezó a gritarme.
- ¿ De v e r d a d ?

 

-Me dijo que se alegraba de no tener que casarse conmigo, que era un imbécil y que alguien de mi clase social no se merecía estar con alguien como ella. Luego siguió insultándome, creo que todos los vecinos se enteraron de lo mal amante que soy y de otros trapos sucios… Pero me fui y al día siguiente llamé a su padre para despedirme y para decirle que pusiera el piso en venta.
-¿Qué te dijo?

 

-Sea como sea Eva, su padre es uno de los hombres más brillantes que he conocido jamás y, como tal, fue muy correcto. Me dijo que lamentaba que las cosas no hubieran salido bien; una semana más tarde, me ingresó en mi cuenta la mitad del importe por el que había logrado vender ese mausoleo.
-Vaya.

 

David se rió.

 

-Sí, vaya. ¿En qué piensas?

 

-En que me alegro de que no seas homosexual. –Vio que él no entendía nada y añadió-: cuando has dicho que tenías que contarme algo, creía que ibas a decirme que eras homosexual o que necesitabas el permiso de residencia.
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