16 DE MAYO DE 1973
Una de tantas fechas
que ya nada me dicen.
Por dónde andaba aquel día,
qué hacía —no lo sé.
Si se hubiera cometido un crimen cerca,
no hubiera tenido coartada.
El sol brilló y se apagó
sin darme yo cuenta.
La tierra giró
sin registrarlo mi agenda.
Puedo imaginarme
como una muerta temporal,
pero me cuesta pensar que vivía
y nada recuerdo.
No era un fantasma,
respiraba, comía,
daba pasos
que se oían,
y las huellas de mis manos
quedaron sin duda en los pomos de las puertas.
Me reflejaba en el espejo.
Vestía alguna prenda de algún color.
Seguro que alguien me vio.
Quizá aquel día
encontré algo antes perdido.
O perdí algo que más tarde encontraría.
Rebosaba sensaciones y sentimientos.
Y ahora todo se reduce
a sólo tres puntos entre paréntesis.
¿Dónde me metí,
dónde me escondí?
No es mal truco:
a mí misma perderme de vista.
Sacudo mi memoria.
Quizá entre sus ramas algo
tantos años dormido
alce el vuelo con un batir de alas.
No.
Pido, es evidente, demasiado.
Nada menos que un segundo entero.