AUTOTOMÍA
La holoturia se divide en dos ante el peligro:
suelta un yo a la voracidad del mundo,
con el otro huye.
En el acto se bifurca en fatalidad y salvación,
en multa y premio, en lo que fue y lo que será.
En mitad de su cuerpo se abre un abismo
con bordes al acto convertidos en dos desconocidos.
En un borde, la muerte; en el otro, la vida.
Aquí, desesperación; allá, aliento.
Si hay balanza, no se desnivelan los platillos.
Si hay justicia, ¡hela aquí!
Morir lo imprescindible, sin pasarse de la raya.
Y, del resto salvado, rebrotar lo necesario.
También nosotros sabemos dividirnos, es verdad.
Pero sólo en cuerpo y en susurro que se quiebra.
En cuerpo, y en poesía.
La garganta a un lado; al otro, la risa,
ligera y al pronto sofocada.
Aquí, oprimido, el corazón; allá non omnis moriar,
sólo tres palabras, tres plumas al vuelo.
El abismo no nos escinde.
El abismo nos rodea.
En memoria de Halina Poświatowska[3]