Por un movimiento juvenil independiente[150]
30 de noviembre de 1938
Querido amigo:
Estoy un poco inquieto por mi correspondencia con Europa, y especialmente con Francia. Los camaradas que trabajan en el Biulleten ruso se quejan de que mi correspondencia llega con gran retraso, lo que dificulta la publicación regular del material. Yo envío desde aquí la mayor parte de las cosas por vía aérea, pero entonces es esencial que sean reexpedidas inmediatamente por el barco más rápido y directo. Sólo lo puede hacer alguien que siga muy de cerca los itinerarios y que comprenda la importancia del asunto.
Si no me equivoco, el encargado es ahora el camarada Isaacs[151], que está demasiado ocupado y por lo tanto no puede cumplir esta tarea técnica con la eficiencia necesaria. ¿No sería posible encargársela a un compañero menos atareado?
Espero con mucho interés noticias de la conferencia juvenil[152]. Me parece que a la juventud se la orienta con una firmeza algo excesiva, que no siente su independencia y su derecho, no sólo a obedecer, sino a cometer sus propios errores y estupideces, sin dejar que esta prerrogativa sea exclusiva de nosotros, los que somos más viejos. Supongo que una dirección demasiado fuerte no estimula la iniciativa local e individual, y que ésta es una de las razones que explican las pérdidas que el año pasado tuvimos en la juventud. Opino que en los distintos organismos directivos de la juventud, tanto nacionales como locales, no tendría que haber más de un tercio de miembros del partido. Estos camaradas no deberían imponer las decisiones partidarias por su superioridad numérica sino valiéndose de la discusión y la convicción. Nunca tendremos un buen movimiento juvenil si lo privamos de la posibilidad de desarrollarse independientemente.
Con mis más sinceros saludos a ambos, fraternalmente,
León Trotsky