FÁBULA LXV

El Escarabajo

(Lo delicado y ameno de las buenas letras no agrada a los que se entregan al estudio de una erudición pesada y de mal gusto.)

Tengo para una fábula un asunto,

que pudiera muy bien… pero algún día

suele no estar la musa muy en punto.

Esto es lo que hoy me pasa con la mía;

y regalo el asunto a quien tuviere5

más despierta que yo la fantasía;

porque esto de hacer fábulas requiere

que se oculte en los versos el trabajo,

lo cual no sale siempre que uno quiere.

Será, pues, un pequeño Escarabajo10

el héroe de la fábula dichosa,

porque conviene un héroe vil y bajo.

De este insecto refieren una cosa:

que, comiendo cualquiera porquería,

nunca pica las hojas de la rosa.15

Aquí el autor con toda su energía

irá explicando, como Dios le ayude,

aquella extraordinaria antipatía.

La mollera es preciso que le sude

para insertar después una advertencia20

con que entendamos a lo que esto alude;

y según le dictare su prudencia,

echará circunloquios y primores,

con tal que diga en la final sentencia:

que así como la reina de las flores25

al sucio Escarabajo desagrada,

así también a góticos doctores

toda invención amena y delicada.