FÁBULA XXXVIII

El Guacamayo y la Marmota

(Ordinariamente no es escritor de gran mérito el que hace venal el ingenio.)

Un pintado Guacamayo

desde un mirador veía

cómo un extranjero payo

(que saboyano sería)

por dinero una alimaña5

enseñaba, muy feota,

dándola por cosa extraña;

es a saber, la Marmota.

Salía de su cajón

aquel ridículo bicho;10

y el ave desde el balcón

le dijo: «¡Raro capricho!

«Siendo tú fea, ¡que así

dinero por verte den,

cuando siendo hermoso, aquí15

todos de balde me ven!

«Puede que seas, no obstante,

algún precioso animal;

mas yo tengo ya bastante

con saber que eres venal.»20

Oyendo esto un mal autor,

se fue como avergonzado.

—¿Por qué? —Porque un impresor

le tenía asalariado.