FÁBULA LXI

El Sapo y el Mochuelo

(Hay pocos que den sus obras a luz con aquella desconfianza y temor que debe tener todo escritor sensato.)

Escondido en el tronco de un árbol

estaba un Mochuelo;

y pasando no lejos un Sapo,

le vio medio cuerpo.

«¡Ah de arriba, señor solitario!5

dijo el tal escuerzo:

saque usted la cabeza, y veamos

si es bonito o feo.»

—«No presumo de mozo gallardo,

respondió el de adentro;10

y aun por eso a salir a lo claro

apenas me atrevo;

pero usted, que de día su garbo

nos viene luciendo,

¿no estuviera mejor agachado15

en otro agujero?»

¡Oh qué pocos autores tomamos

este buen consejo!

siempre damos a luz, aunque malo,

cuanto componemos;20

y tal vez fuera bien sepultarlo;

pero ¡ay, compañeros!

más queremos ser públicos Sapos

que ocultos Mochuelos.