FÁBULA XXV

El Lobo y el Pastor

(El libro que de suyo es malo, no deja de serlo porque tenga tal cual cosa buena.)

Cierto Lobo, hablando con cierto Pastor,

«Amigo (le dijo), yo no sé por qué

me has mirado siempre con odio y horror.

Tiénesme por malo; no lo soy a fe.

«Mi piel, en invierno, ¡qué abrigo no da!5

achaques humanos cura más de mil;

y otra cosa tiene, que seguro está

que la piquen pulgas ni otro insecto vil.

«Mis uñas no trueco por las del tejón,

que contra el mal de ojo tienen gran virtud.10

Mis dientes, ya sabes cuan útiles son,

y a cuántos con mi unto he dado salud.»

El Pastor responde: «¡Perverso animal!

maldígate el Cielo, maldígate, amén;

después que estás harto de hacer tanto mal,15

¿qué importa que puedas hacer algún bien?»

Al diablo los doy

tantos libros Lobos como corren hoy.