FÁBULA XLI
El Té y la Salvia
(Algunos sólo aprecian la literatura extranjera, y no tienen la menor noticia de la de su nación.)
El Té, viniendo del imperio chino,
se encontró con la Salvia en el camino.
Ella le dijo: «¿Adónde vas, compadre?»
—«A Europa voy, comadre,
donde sé que me compran a buen precio.»5
—«Yo (respondió la Salvia) voy a China,
que allá con sumo aprecio
me reciben por gusto y medicina.[4]
En Europa me tratan de salvaje,
y jamás he podido hacer fortuna.»10
—«Anda con Dios. No perderás el viaje,
pues no hay nación alguna
que a todo lo extranjero
no dé con gusto aplausos y dinero.»
La Salvia me perdone,15
que al comercio su máxima se opone.
Si hablase del comercio literario,
yo no defendería lo contrario;
porque en él para algunos es un vicio
lo que es en general un beneficio;20
y español que tal vez recitaría
quinientos versos de Boileau y el Taso,
puede ser que no sepa todavía
en qué lengua los hizo Garcilaso.