A LOS LIBERALES (s/d)
HE leído cuanto en estos tiempos han escrito los primates del liberalismo, en la desventurada y destartalada patria nuestra, y acabo pensando que ninguno apunta por honrado ni por discreto.
La vida campesina que llevo estos últimos años, en la tierra gallega, me permite entrever la horrible lacra, la espantosa afrenta que sufre el Alma Mater Hispánica.
El imperativo que primero se os pone por delante, liberales orates, es crear nuevo ligamen para la Unidad Española. Está dispersa en su noche triste el alma nacional, y hay que convocarla. Pero no penséis que acudo a una orquesta de organillo, ocarina y guitarro.
Mirándolo bien, nos hallamos como en las postrimerías del rey Enrique IV.
Intentar sostener la unidad nacional, y fundamentarla en el sentimiento histórico, cuando el pueblo solamente recuerda catástrofes, es cínico y absurdo.
Los Reyes Católicos, y por lógica política, viendo sus estados mal avenidos y ajenados del concepto hispánico, acertaron a juntarlos en la unidad ardiente y religiosa del Credo Apostólico Romano. Fallido el nexo histórico, crearon el nexo confesional y la Santa Inquisición. Sus hogueras fueron las fraguas del alma... Con la expulsión de los moriscos y la decadencia de las brujas comenzaron también a decaer los rojos resplandores del Alma Hispana, y un aire colado los apagó en las Cortes de Cádiz. Los ínclitos varones doceañistas, para no quedarse a oscuras, encendieron con mucho lucimiento las bengalas patrióticas. Pero este sentimiento es post-napoleónico: la Guerra de la Independencia todavía la ganó el vínculo religioso transfundido en esencia nacional por los Reyes Católicos. Y allí se agotaron.
¡Liberales orates, hay que inventar un nuevo vínculo de unidad hispánica! Hay que inventarlo, y vosotros no podéis. Se crea con el alma, y no la tenéis. Es obra de profetas.
¿Y cuál es vuestra visión en la empresa africana? ¿Cómo juzgáis esa guerra colonial? ¿Qué futuro presagiáis para Marruecos? Os pido un presagio para trescientos años, que es como se gobiernan los Estados. ¿Qué fe civilizadora es la vuestra? ¡Marruecos, al cabo de tres centurias república floreciente, acaso nos mire con juvenil arrogancia, como las de América! Pensad en un destino igual, y sea la colonización para dar a ese futuro africano nuestra lengua. Ved para conseguir ese fin histórico y remoto, liberales orates, hasta dónde es prudente la guerra.
Decidlo si lo sabéis. Si lo ignoráis, no tenéis razón para reclamar el gobierno.