MARÍA DEL PALACIO (s/d)
(MINIATURA)
... Bajo la crencha de oro, resplandece la blancura casi astral de su frente. Diríase que aquel rostro, de dibujo tan poco carnal, no vive y se anima a impulso de la sangre; el alma parece haberse confundido de suerte misteriosa con la materia, y ella sola prestarle toda vida, poniendo algo de su esencia purísima en la sonrisa que dibujan sus labios sin mancilla, en el luminoso candor de las pupilas, en la música de sus palabras y hasta en los rizos, que, moldea en su lindo dedo, y agrupa sobre su frente con ingenuo encanto... Protegiendo su rubia cabecita de princesa de balada, tendió sus alas el espíritu de los amores castos, prestándole algo de su naturaleza intangible. Al contemplar a esta niña, de juventud tan atractiva, siéntese muy honda la alegría de vivir, para poder admirar y querer a esos seres, que parecen pertenecer a una especie distinta de la nuestra, participando, en algo, de la naturaleza angélica.
¡Oh! ¡Poderosa seducción de la inocencia!