El surgir del recuerdo
Una vez más vi a mi hermano ir por un helado campo de nieve. La parte de arriba de la superficie nevada frecuentemente se derrite por un sol fuerte. Con el sereno de la noche siguiente el campo nevado se endurece al helarse. El sol que viene después reduce en muchos lugares la capa de hielo con la escarcha a un mero fulgor. Quien camina por un campo nevado debe cuidar de no ir con mucha carga y no pisar muy fuerte. Bajo el brillo, la capa de hielo está todavía dura. Tiene que cuidar que los movimientos de su marcha mantengan la regularidad, el mismo ritmo que adoptó al empezar a moverse. Si altera el ritmo de sus movimientos prepara su hundimiento. No tiene más remedio que continuar andando como empezó. Si se detiene, su repentino peso lo empujará a través de la capa; si comienza a correr, también el ímpetu de la marcha lo hará traspasar la capa de hielo. Para que!a gravitación del cuerpo sea igual en todos los lugares tiene que desprenderse de toda carga antes de partir. Los primeros pasos dejan tras de sí sólo la chata impresión de los zapatos en la escarcha. El ha encontrado el orden de los movimientos que lo lleva adelante. Si alguien lo llama no debe pararse ni responder. Cuando lo llamé se hundió. Cuando sacó el pie derecho se hundió el izquierdo. Cuando empezó a correr se hundió del todo. Bajo la capa de hielo la nieve es un polvo denso.