I
Puesto que tiene usted alguna curiosidad por mí, no me conoce y es amiga de mi hermana, he escrito en la horas en que estoy desocupado estos apuntes para que lo lea y vea como soy.
No haga usted mucho caso de lo que diga mi hermana de mí. Es muy buena, y cree que todos los demás lo son. Ella me pintará cómo un hombre fuerte, generoso y humano, y me adornará con otras virtudes, alguna de las cuales creo que ella posee en alto grado, pero yo no.
En mi vida, por ahora, lo único que tiene algún carácter es la temporada que pasé en París, cerca de año y medio.
Allí me revelé ante mí mismo como hombre un poco fantástico y sentimental, muy distinto en realidad a como soy habitualmente. No sé si fue influencia del medio o si tengo un fondo de sentimentalismo y de fantasía.
No crea usted que, como manchego, me parezco a Don Quijote; tampoco creo ser un Sancho Panza.
Por su carta, me figuro que es usted una persona muy amable y muy bondadosa.
Si tiene paciencia para leer estas cuartillas, usted me juzgará y decidirá si le parece que vale la pena de que me conozca personalmente o no.