15
[Septiembre de 1894]
5 Esplanade, Worthing
Mi querido Muchacho,
Tu dulce carta me llegó esta mañana, y en este momento acabo de recibir tu delicioso telegrama —delicioso porque me encanta que pienses en mí. ¿Qué te parecerían tres días en Dieppe? Tengo una especie de antojo por ir a Francia, y contigo, si puedes arreglar venir (yo podría tres días tan sólo, pues ando muy atareado).
Ayer al mediodía fui a la ciudad, y almorcé con George Alexander en el Garrick, obtuve de él algo de dinero, y regresé hacia las 4.30 para la cena, por eso pude pagar el alquiler, y los honorarios de la escuela de Cyril (mi pequeño desdichado encantador). No me he atrevido a meter el dinero en el banco, pues tengo un descubierto de 40 £, así es que pienso esconder el oro en el jardín.
¿Querrías que nos encontráramos sobre el día 15 en Newhaven? Dieppe está muy brillante y divertido. ¿O preferirías venir primero aquí? ¿Hacia el jueves, digamos, y marcharnos después?
Vi a Gatby, por casualidad, mientras iba yo en coche por Pall Mall. Me hizo parar y tuvimos una larga charla sobre ti, naturalmente. Es uno de tus muchos admiradores. La pasada noche (ver la otra carta) tú, yo y el Alcalde figuramos como patrocinadores de la función que dieron los cantores ambulantes de las playas. Me dijeron que nuestros nombres, con los que se había empapelado toda la ciudad, despertaron gran entusiasmo, y ciertamente la sala estaba abarrotada. Fui saludado con un ruidoso aplauso, al entrar con Cyril. Creyeron que Cyril eras tú.
Querido muchacho, esto es un garabato, ¿no crees? Encuentro que las comedias burlescas son admirables para el estilo, pero fatales para la letra.
Debes escribirme y venir a Francia. ¿Está Basil aquí?
Si es así, por supuesto ven.
Con el más apasionado amor, siempre devotamente tuyo
Oscar
George Alexander (1858-1918) fue actor y empresario teatral inglés, especialmente activo en la última década del pasado siglo. Llevó a escena dos obras de Wilde: El abanico de Lady Windermere y La importancia de llamarse Ernesto.