ENTREVISTA A KAT ZHANG
—En Lo que queda de mí, la gente nace con dos almas, una dominante, y una recesiva: los híbridos. ¿Tuviste que documentarte mucho sobre temas científicos para escribir el libro?
—Siempre me ha interesado la psicología, y como tuve muchas clases de medicina y neurobiología en la universidad, adquirí cierta formación básica. Además, me documenté sobre neurología. Sin embargo, nunca pretendí que Lo que queda de mí fuera una novela de ciencia ficción pura y dura, el concepto de las dos almas se trabaja más a un nivel emocional y social más que científico.
—La originalidad del libro es uno de los grandes aciertos de Lo que queda de mí. ¿Cómo se te ocurrió la idea de los híbridos?
—El concepto de los híbridos me vino a la cabeza cuando empecé a pensar en esa vocecita que todos tenemos en la cabeza, y que a veces, en las películas, por ejemplo, se retrata como una voz independiente. Me pregunté: ¿y si esa voz fuera una persona distinta, una persona encerrada en tu cuerpo, pero que no puede controlarlo? Todo lo demás vino a partir de eso.
—Lo que queda de mí tiene un poco de distopía, un poco de fantasía… ¡Todo lo que me gusta! ¿Has tenido siempre un gran interés por estos géneros?
—Sí, siempre me han encantado la distopía y la fantasía. También siento pasión por el realismo mágico, y por los mundos que solo se diferencian del nuestro en pequeños detalles.
—¿Fue difícil escribir sobre la relación entre las protagonistas, Addie y Eva?
—La verdad es que no. Tuve que darle muchas vueltas, claro, pero, en general, la descripción fluyó de una forma muy orgánica. Siempre me ha interesado escribir sobre las relaciones entre hermanos, y Addie e Eva son algo más que hermanas, están absolutamente atadas la una a la otra. Es una situación muy interesante que describir.
—¿Qué retos te encontraste al escribir el libro?
—La dualidad de los personajes de Lo que queda de mí fue uno de los mayores retos. ¡Nunca me había encontrado con problemas a la hora de escribir el pronombre adecuado para referirme a un cuerpo «habitado» por dos personas! Y eso significa que incluso las escenas más cotidianas requirieron mucho trabajo.
—¿Cuál de los personajes fue más difícil de crear? ¿Cuál es tu personaje favorito, o aquel con quien más te identificas?
—Me costó enfrentarme a Addie, como personaje y como narradora. Está en una situación complicada, y tuve que reflexionar mucho sobre sus motivaciones y sus sentimientos acerca de los distintos aspectos de su vida. Me cuesta decir con qué personaje me identifico más, pero uno de los personajes que más disfruté fue el de la doctora Lyanne.
—¿Con qué palabras describirías a Eva?
—Desesperada. Compasiva.
—¿Cuáles son tus influencias literarias?
—Cuando empecé a escribir de niña, me ayudó mucho leer a Philip Pullman. Me enseñó a crear mundos fantásticos tan vívidos que parecen reales, y a construir personajes con tanta personalidad que desearías que fueran tus amigos. También fue una gran inspiración El juego de Ender, de Orson Scott Card, donde se demuestra el poder de unos buenos diálogos y, una vez más, una construcción de personajes hábil. Otra fuente de inspiración fue Alice Hoffman. Hoy en día me inspiran muchísimos autores por muchos motivos diferentes: algunos por su habilidad creativa; otros, por su amabilidad, buena voluntad y profesionalidad.
Entrevista realizada por el blog Book Overdose.