119 El régimen presumía de ser una democracia «orgánica», porque en las Cortes se sentaban representantes de las entidades locales, el ejército, el clero, los sindicatos verticales de empresarios y trabajadores, las universidades, las familias y el partido único. Pero a la hora de la verdad la mayoría de los procuradores en Cortes eran designados por Franco, que murió sin permitir que ni siquiera los presidentes de las diputaciones y los alcaldes fueran elegidos por sufragio popular.