53 El concepto de «patriotismo constitucional» se debe al politólogo alemán Dolf Sternberger, que lo acuñó en 1979 para defender la identidad nacional de Alemania frente al nacionalismo exacerbado del régimen nacionalsocialista. Dolf Sternberger identificaba el patriotismo constitucional con la defensa de un sistema político democrático plasmado en la Ley Fundamental de Bonn, garante de la libertad y la igualdad. Pero sería el filósofo Jürgen Habermas quien conseguiría, en los años ochenta del siglo pasado, que la izquierda europea aceptara la doctrina del filósofo alemán como concepto complementario del «republicanismo». Sin embargo, esta alusión de Zapatero expresa su malestar por la pretendida apropiación de la idea del «patriotismo constitucional» llevada a cabo por el Partido Popular, que lo había incorporado a la ponencia política aprobada en su XIV Congreso, celebrado en enero de 2002, como un antídoto frente a los nacionalismos excluyentes. El propio Habermas expresó su disgusto en una entrevista al diario El País publicada el 15 de mayo de 2003: «No puedo imaginarme que el patriotismo constitucional sea una idea de derechas». La ponencia del PP decía, entre otras cosas: «El nacionalismo excluyente es la adhesión a toda costa, incondicional, acrítica, moralmente indiferente, a la propia comunidad de pertenencia. Para ese nacionalismo se es bueno si se es nacionalista, y si se está con la comunidad de pertenencia con razón o sin ella. Por el contrario, el patriotismo constitucional es una adhesión crítica y moralmente exigente. Es un sentimiento racionalizado y dotado de una fuerte brújula ética y moral, que no convierte en algo absoluto el hecho de pertenecer a un grupo nacional. Al patriotismo constitucional no le basta el mero hecho nacional, aunque no lo ignora, sino que busca sus cimientos en sólidos principios y valores éticos, rasgos de civilización y normas de convivencia para la libertad. Quien solo exalta a su patria no hace nada por ella. Lo hace quien trabaja para que la libertad, la democracia, el pluralismo y la justicia sean una realidad en su país. Lo hace quien sustituye la insatisfacción y el victimismo permanentes por el ejercicio maduro de sus libertades y de sus responsabilidades. Sabemos que, no obstante la dimensión universal del patriotismo constitucional, este tiene una expresión concreta, histórica y cultural, en cada país. El patriotismo constitucional es la idea de patriotismo que responde a la cultura política que a la altura de nuestro tiempo comparten los países de Occidente, dotados de instituciones libres y democráticas. Entendemos que los fundamentos históricos y morales del patriotismo constitucional en España son los valores inspiradores del gran pacto de la Transición democrática, los plasmados en la Constitución y desarrollados en los estatutos de autonomía. Nuestro patriotismo constitucional encierra el orgullo racional y crítico por haber superado siglo y medio de enfrentamientos civiles, por haber resuelto gran parte de nuestros problemas e insuficiencias históricas, por haber establecido un régimen democrático genuino y estable, articulado sobre derechos y libertades, y autonomías territoriales». Está claro que Habermas no había leído ni una sola línea de la ponencia cuando formuló tan tajante descalificación.