Notas

[1] La autora ha tenido la amabilidad de escribir una introducción para la edición española del libro. Por ello ponemos la fecha de 2008, para diferenciarlo del prólogo original de 1997. <<

[2] Agradezco a Javier Saéz la traducción de este libro y su ayuda en esta introducción. <<

[3] Ver Glosario bollero al final de este libro. <<

[4] Me han ayudado con estos términos y con su uso Raquel Platero, María-Elena Martínez, Deborah Vargas y Gema Pérez-Sánchez. Ver la bibliografía sobre estas autoras al final de esta introducción. <<

[5] Gracias a Raquel Platero por su explicación detallada de estos términos. Ella comenta, además, que «bollo» y «bollera» se usan para dyke… (boyera se refiere a alguien que trabaja con bueyes, es decir, alguien que hace un trabajo de hombre). Platero nos recuerda también que hay un uso diferente de los términos entre España y los países de América Latina. Por ejemplo, Fernández Rasines escribe: «En Latinoamérica “bollo” se utiliza para la vulva de las mujeres, y no significa lo mismo que en España. Allí parece que tiene su raíz en “boyera”, alguien que trabaja con bueyes…, un duro trabajo de hombres… Una “boyera” es una mujer que hace algo que no es propio de su género… También bollera es la mujer que vende bollos en el mercado, algo parecido a las “tortilleras” y “areperas” de América Latina (alguien que hace tortillas).» (Fernández Rasines, 2007: 47-48). <<

[6] Los trabajos de Cano y de Fiol-Matta nos recuerdan que la diversidad de género depende de historias nacionales particulares, y que puede ser más o menos rechazada, más o menos temida o más o menos medicalizada en diferentes culturas. <<

[7] Veamos, por ejemplo, la enorme popularidad de la serie de televisión lesbiana L. Esta serie muestra a la butch como un anacronismo y al transexual como alguien molesto, y prefiere presentar el lesbianismo como normativamente femenino y «del mismo sexo». <<

[8] Obviamente la obra de Judith Butler es el mayor y más influyente ejemplo de estos análisis sobre el género. En El género en disputa, Cuerpos que importan y en menor medida Deshacer el género, Butler plantea la imposibilidad de un género «original» y desvela la «matriz heterosexual» que produce tanto el género normativo como los géneros queer. <<

[9] Una vez más, algunos de estos trabajos acaban de comenzar a publicarse. Ver el libro de Megan Sinnott Toms and Dees: Transgender Identity and Female Same Sex Relationships in Thailand (Honolulu: University of Hawaii Press, 2004); y Ara Wilson, The Intimate Economies of Bangkok: Tomboys, Tycoons and Avon Ladies in the Global City (Berkeley y Los Angeles: University of CA Press, 2004). <<

[10] Lo que quiero decir cuando me refiero al problema de «buscar a las lesbianas» es que a menudo los investigadores sólo van buscando lo que ya conocen previamente, y reconocen como queer. Pueden estar en presencia de formas de lesbianismo silenciadas o de género cambiado, pero deciden no considerarlas porque parece que se trata «sólo de amistad» o las rechazan porque son mujeres que «parecen hombres». <<

[11] En español en el original. (N. del T). <<

[12] Por razones de estilo, traducimos female masculinity por «masculinidad femenina», aunque female no significa «femenino», sino «hembra» o «mujer, de las mujeres». En todo el libro deberá entenderse la expresión «masculinidad femenina» en este sentido, de masculinidad vivida por mujeres. (N. del T). <<

[13] Queer significa, entre otras cosas, marica, bollera, trans, rarito. Es un término insultante homófobo, pero, desde hace dos décadas, lo utilizan ciertas comunidades radicales gays, lesbianas y transgénero para autodefinirse. Dado que en los países de habla hispana se utiliza también el término en inglés, hemos decidido no traducirlo. (N. del T). <<

[14] Femme es un término de la cultura lesbiana que designa a una lesbiana con una identidad y una apariencia muy femeninas. Aparece en la década de 1950 como pareja de la lesbiana butch, que define una identidad o una estética de lesbiana muy masculina. Ver capítulo 4 y siguientes. Dado que es un término de la cultura estadounidense que se utiliza tal cual en los contextos hispanohablantes, no lo hemos traducido (viene de femme, «mujer» en francés). (N. del T). <<

[15] Ver nota anterior. (N. del T). <<

[16] Se refiere al libro Fashioning Sapphism: The Origins of a Modern English Lesbian Culture(Nueva York: Columbia University Press, 2001). (N. del T). <<

[17] Ver, al final del libro, Glosario bollero hispanoamericano. (N. del T). <<

[18] Traducimos maleness por «virilidad». En el contexto del libro significa «perteneciente o relativo al varón». En todo el libro deberá entenderse así, es decir, como referido únicamente a los hombres, a diferencia de «masculinidad», que, como muestra este libro, no es algo exclusivo de los hombres. (N. del T). <<

[19] Hemos dejado los títulos de las películas en el original inglés, dado que muchos no se tradujeron al castellano, y otros sí. Para ver su título en castellano, ver la Filmografía, al final del libro. (N. del T.). <<

[20] Chico malo. (N. del T). <<

[21] Ropa sin miedo. (N. del T). <<

[22] Traducimos tomboy por chicazo. Se refiere a una niña o adolescente de rasgos físicos y aspecto masculino, con un comportamiento parecido al de los chicos, o que realiza actividades que se supone que son propias de los chicos. Tomboy es un término muy antiguo del idioma inglés (se usaba ya en el siglo XVI) y no es muy peyorativo. También se podría traducir por marimacho, machorra o perico. (N. del T). <<

[23] Para un análisis más extenso de este debate sobre el chicazo, ver mi artículo «Oh Bondage Up Yours!: Female Masculinity and the Tomboy», en ed.Matthew Rottnek, Sissies and Tomboys: Gender Nonconformity and Homosexual Childhood, 1999. <<

[24] Para más información sobre el castigo a los chicazos ver Phyllis Burke, Gender Shock: Exploding the Myths of Male and Female (Nueva York: Anchor Books, 1996). Burke analiza algunos casos recientes del llamado Desorden de Identidad de Género, en los que niñas pequeñas eran tratadas concienzudamente para que abandonaran sus conductas de chico y adoptaran formas de feminidad enormemente marcadas. <<

[25] Se denomina con el término alemán Bildungsroman (novela de aprendizaje o de formación) a aquella en la que se muestra el desarrollo físico, moral, psicológico o social de un personaje, generalmente desde la infancia hasta la madurez. (N. del T). <<

[26] Carson McCullers, Frankie y la boda (Barcelona. Seix Barral, 1981). <<

[27] En inglés, nonce taxonomies, tomado de nonce words: neologismos que se inventa la gente inesperadamente para explicar algo, usando juegos de palabras, y que son tan afortunados que luego permanecen en el argot popular de una subcultura; por ejemplo, marilicra, musculoca, pluma, ambiente, oso, etc. En el contexto del libro, la autora se refiere a expresiones como stone butch, lipstick lesbian o bull dyke, que se inventaron así, como juegos de palabras inesperados, inmediatos, y que ahora son formas de clasificar identidades. (N. del T). <<

[28] R. C. Lewontin, «Sex, Lies and Social Science», New York Review of Books 42, nº 7 (20 de abril de 1995). <<

[29] Mi agradecimiento a Esther Newton por hacerme esta observación y explicarme cuándo son útiles las encuestas. Para un ejemplo del tipo de preguntas que se utilizan en encuestas sobre sexo, ver John Gagnon et al., Sex in America (Boston: Little Brown, 1994). Este libro es interesante porque las preguntas explícitas que formula sobre el tipo de sexo que la gente practica se centran de forma obsesiva en la pareja, y el estudio vincula directamente ciertas actividades a ciertas identidades. Por ejemplo, las preguntas sobre el sexo anal se plantean sólo a parejas hombre/mujer o hombre/hombre, porque el sexo anal es definido como «cuando el pene de un hombre está dentro del ano o recto de su compañera/o». (260). En esta sección no hay ninguna pregunta dirigida específicamente a las parejas mujer/mujer, ni ninguna pregunta sobre juguetes sexuales o el uso de dildos. <<

[30] Steven Epstein, «A Queer Encounter: Sociology and the Study of Sexuality», Sociological Theory 12, nº 2 (julio de 1994): 189. <<

[31] Arlene Stein y Ken Plummer, «I Can’t Even Think Straight: Queer Theory and the Missing Revolution in Sociology», Sociological Theory 12, nº 2 (julio de 1994): 184. <<

[32] Cindy Patton, «Tremble Hetero Swine», en Fear of a Queer Planet: Queer Politics and Social Theory, ed. Michael Warner (Minneapolis: University of Minnesota Press, 1993): 165. <<

[33] Los textos de las conferencias fueron recopilados en un libro llamado Constructing Masculinity, ed. Maurice Berger, Brian Wallis y Simon Watson (Nueva York: Routledge, 1996) y la única intervención que representó a las masculinidades no normativas fue realizada por Eve Kosofsky Sedgwick. <<

[34] Estoy utilizando el término «nacida mujer» y «nacido hombre» para indicar la práctica social que asigna uno y otro género a los bebés cuando nacen. Mi terminología sugiere que estas asignaciones no tienen por qué mantenerse toda la vida de la persona y muestra que, desde el principio, el género binario continúa dominando nuestras nociones científicas y culturales, pero siempre hay personas que no logran identificarse con una u otra de estas dos opciones. <<

[35] Berger, Wallis y Watson, introducción a Constructing Masculinity, 7. <<

[36] Este texto fue publicado después por Butler en su libro Mecanismos psíquicos del poder (Madrid: Cátedra, 2001), pp. 147-165. (N. del T). <<

[37] Cada vez hay más revistas que están publicando números especiales sobre la masculinidad, pero todavía no he encontrado ninguna con un número sobre la masculinidad femenina. Las últimas referencias que me han llegado estaban en The Velvet Light Trap: A Critical Journal of Film and Television. Allí anunciaban un número sobre «Nuevas masculinidades», con ensayos con títulos como «La ‘nueva masculinidad’ de Tootsie», «Sobre padres e hijos, sexo y muerte», «El melodrama del hombre y el sentirse hombre», etc. No quiero decir que estos temas no sean interesantes, sino que las «nuevas masculinidades» suenan mucho como las antiguas. Ver The Velvet Light Trap, «New Masculinities», nº 38 (otoño 1996). <<

[38] Berger, Wallis y Watson, Constructing Masculinity. <<

[39] Paul Smith, ed., Boys: Masculinities in Contemporary Culture (Boulder, Colo.: Westview Press, 1996), 3. <<

[40] Paul Smith, introducción a Boys: Masculinities in Contemporary Culture, 4-5. <<

[41] Ver Monique Wittig, El pensamiento heterosexual (Madrid: Egales, 2005), p. 57. J. Butler, «Imitación e insubordinación de género», en Revista de Occidente, nº 235, diciembre de 2000, pp. 85-109. J. Hale, «Are Lesbians Women?». Hypatia II, nº 2 (primavera 1996), 94-212. <<

[42] De hecho, se ha realizado un trabajo etnográfico al respecto, pero es significativo que el tema fueran los hooligans. Ver el interesante libro de Bill Buford, Among the Thugs (Nueva York: Norton, 1992). Un trabajo parecido sobre los aficionados estadounidenses sería de gran utilidad. <<

[43] Para verificar la preocupación por estos no hay más que mirar en las secciones sobre hombres que están proliferando en las librerías. Más en concreto, ver el trabajo de Michael Kimmel y Victor J. Seidler: Michael Kimmel, Manhood in America: A Cultural History (Nueva York: Free Press, 1996); Victor J. Seidler, Unreasonable Men: Masculinity and Social Theory (Nueva York: Routledge, 1994). <<

[44] La viabilidad de la categoría «mujer» ya ha sido cuestionada en diversos estudios académicos: el más conocido es el libro de Monique Wittig El pensamiento heterosexual, donde firma que «las lesbianas no son mujeres», 121. Wittig sostiene que, dado que las lesbianas rechazan las relaciones con los hombres, no pueden ocupar la posición de «mujeres». En otro cuestionamiento filosófico de la categoría de «mujer», el filósofo transgénero Jacob Hale utiliza la radical teoría de Monique Wittig para plantear la posibilidad de cuerpos con géneros que excedan al hombre y a la mujer (ver Jacob Hale, «Are Lesbians Women?», Hypatia 11, nº 2, [primavera 1996]). En otro texto, Cheshire Calhoun propone que la categoría de «mujer» podría «funcionar en realidad como un armario lesbiano» (ver Cheshire Calhoun, «The Gender Closet: Lesbian Disappearance under the Sign ‘Women’», Feminist Studies 21, nº 1 [primavera 1995]: 7-34). <<

[45] En inglés, passing, palabra que describe el acto de «pasar» por una persona del otro sexo. Al no haber en castellano un sustantivo para este término, utilizaremos en el libro la palabra «pasar». (N. del T). <<

[46] Identidad lesbiana caracterizada por una actitud muy masculina, fría y hierática, que rechaza incluso el contacto físico. (N. del T). <<

[47] Leslie Feinberg, Stone Butch Blues: A Novel (Ithaca, Nueva York: Firebrand, 1993), 59. <<

[48] Nice Rodríguez, Throw it to the River (Toronto, Canadá: Women’s Press, 1993), 25-26. <<

[49] Lee Edelman, «Tearooms and Sympathy, or The Epistemology of the Water Closet», en Homographesis: Essays in Gay Literary and Cultural Theory (Nueva York: Routledge, 1994), 158. <<

[50] En inglés, cottage y tearoom son nombres del argot gay para denominar al servicio de caballeros como lugar de ligue (decir «voy al tearoom» —el salón de té— significa que va uno a ligar a los baños públicos). Por eso en Argentina a los baños donde se va a ligar se les llama «teteras». (N. del T). <<

[51] Cross-dressing, cross-dresser: lo hemos traducido por «travestismo», «travesti», aunque esta palabra tiene otras connotaciones en castellano. El travesti se disfraza temporalmente de mujer para una representación puntual en un teatro o bar, y además se utiliza sólo para hombres; en cambio la cross-dresser vive continuamente con la ropa y la estética que se supone corresponde a los hombres. (N. del T). <<

[52] Marjorie Garber, Vested Interests: Cross-Dressing and Cultural Anxiety (Nueva York: Routledge, 1992). 47. Obviamente Garber hace aquí un chiste con el término «waterloo» [water=agua, WC, y loo= los servicios, el váter; Waterloo: la última batalla de Napoleón, N. del T.] que suaviza el drama de la vigilancia en los servicios. Aunque el chiste es ingenioso y divertido, es algo molesto ver que a menudo Garber hace muchos chistes en sus análisis. El uso constante de chistes en el libro produce el efecto global de que el cambio de género es algo así como un juego, o en todo caso trivializa las situaciones, a menudo de vida o muerte, que supone la identificación con el otro género. Esto no quiere decir que el género nunca pueda «tomarse a broma» o que deba siempre ser tratado de forma seria. Simplemente cuestiono aquí el uso del chiste como método teórico. <<

[53] FTM: female to male, transexual de mujer a hombre; MTF: male to female, transexual de hombre a mujer. Dado que también en la cultura trans en castellano se utilizan estas siglas, las dejamos como tal en el texto. (N. del T). <<

[54] Ver Jacques Lacan, «La instancia de la letra en el inconsciente o la razón desde Freud», en Escritos (Madrid: Siglo XXI 1989), 151. <<

[55] Serie de comedia de la NBC que transcurre en Nueva York. Se emite desde 1975 cada sábado, por lo que es uno de los programas más antiguos de la televisión estadounidense. (N. del T). <<

[56] Susan Bordo afirma esto en «Reading the Male Body», Michigan Quarterly Review 32, nº 4 (otoño 1993). Escribe: «Cuando se ‘deshace’ la masculinidad en esta cultura, la deconstrucción casi siempre queda en el territorio de lo degradado; cuando la feminidad se deshace simbólicamente, el resultado es un gran aumento del estatus». (721). <<

[57] Richard Fung, «Looking for My Penis: The Eroticized Asian in Gay Video Porn», en How Do I Look? Queer Video and Film, ed. Bad Object Choices (Seattle, Wash.: Bay Press, 1991), 145-68. Fung, cuando escribe sobre el porno gay, considera que las estructuras narrativas pornográficas presuponen un espectador varón que personifica una belleza estándar y normativa y un tipo de hombre deseable. Dentro de este ámbito escópico, el porno caracteriza a los hombres negros como excesivamente sexuales y totalmente fálicos, y a los hombres asiáticos como pasivos y asexuales. <<

[58] Un ensayo sobre la política de la visibilidad en relación con la sexualidad de las mujeres negras es el texto de Evelynn Hammons «Toward a Genealogy of Black Female Sexuality: The Problematic of Silence», en Feminist Genealogies, Colonial Legacies, Democratic Futures, ed. M. Jacqui Alexander y Chandra Talpade Mohanty (Nueva York: Routledge, 1997), 170-82. Hammons señala que «la sexualidad de las mujeres negras… en los discursos dominantes es convertida simultáneamente en algo invisible, visible (exhibido), hipervisible y patológico». (170). Analizo esta cuestión más en detalle en el capítulo 4. <<

[59] Los nombres de estos famosos drag kings constituyen juegos de palabras intraducibles: «Her-selvis»: ella-misma-Elvis, los Elvis de ella, etc.; «Mo B. Dick» suena a la ballena del libro de Melville Moby Dick, pero también en inglés dick significa polla. (N. del T). <<

[60] David Pagel, «Catherine Opie», Art Issues (septiembre/octubre 1994): 45. <<

[61] Anna Marie Smith, «The Feminine Gaze: Photographer Catherine Opie Documents a Lesbian Daddy/Boy Subculture», The Advocate, 19 de noviembre de 1991, 83. Ésta es una excelente reseña antigua del trabajo de Opie, aunque el título, «La mirada femenina», parece insistir en la feminidad de todas las cosas producidas por mujeres. Está claro que en el trabajo de Opie no hay nada de femenino. <<

[62] Catherine Opie, «Catherine Opie with Russell Ferguson», entrevista de Russell Ferguson, Index (abril, 1996): 29. <<

[63] Michael Cohen, «Catherine Opie – Regen Projects», Flash Art (diciembre de 1994): 98. <<

[64] Opie, «Catherine Opie with Russell Ferguson», 30. <<

[65] Transgenerismo es la palabra que se usa para la categoría general de identificación con el otro género. Muy a menudo el transgenerismo no encaja totalmente en la definición de transexualidad, y a veces se utiliza como un término paragüas para la variación de género. <<

[66] El presentismo es un tipo de análisis histórico en el cual ideas y nociones de la época actual son introducidas anacrónicamente en la descripción y el análisis de una época pasada. Un ejemplo típico de presentismo es la afirmación «Alejandro Magno era gay», como si en su época la noción de «gay» y la identidad y los valores asociados a esta categoría actual hubieran existido (N. del T.). <<

[67] Se refiere a la portada de la edición original del libro. Ver imagen 39, al final del libro. <<

[68] Eve Kosofsky Sedgwick, en su obra Epistemología del armario (Barcelona: La Tempestad, 1998), pág. 36, define sus «taxonomías inmediatas» como «hacer y deshacer y rehacer y redeshacer cientos de viejas y nuevas imágenes categóricas con respecto a todas las clases de personas que se necesitan para formar un mundo». <<

[69] George Chauncey, «Christian Brotherhood or Sexual Perversión? Homosexual Identities and the Construction of Sexual Boundaries in the World War I Era», en Hidden from History: Reclaiming the Gay and Lesbian Past, ed. Martin Duberman, Martha Vicinus y George Chauncey Jr. (Nueva York: Penguin, 1989), 312. <<

[70] En Gay New York, George Chancey Jr. desarrolla esta posición y explica: «El hombre invertido y el normal, el homosexual y el heterosexual, no fueron invenciones de la élite, sino que eran categorías discursivas populares antes de que se convirtieran en prácticas discursivas de la élite». (Gay New York: Gender, Urban Culture, and the Making of the Gay Male World, 1890-1940 [Nueva York: Basic Books, 1994]), 27. <<

[71] Lisa Duggan, «The Trials of Alice Mitchell: Sensationalism, Sexology and the Lesbian Subject in the Turn-of-the-Century America», Signs 18, nº 4 (verano): 791-814. <<

[72] Tommies es como se llamaba en el siglo XVIII a los soldados británicos; y en el argot de la época se utilizaba para designar a las mujeres que tenían relaciones afectivas con otras mujeres en la Inglaterra de finales del XVIII y en el siglo XIX. (N. del T). <<

[73] Traducimos los términos manliness, manhood y maleness por virilidad, en el sentido de «lo propio de los hombres», «de hombres» (del macho, del varón), lo que es ejercido por hombres (a diferencia de la «masculinidad», que para la autora no es algo exclusivo de los hombres). (N. del T). <<

[74] George L. Mosse, The Image of Man: The Creation of Modern Masculinity (Oxford: Oxford University Press, 1995), 3. <<

[75] Para dar sólo un ejemplo de la masculinidad del hombre emulando la masculinidad femenina, una reciente investigación de Laura Dohan muestra que la moda, para mujeres y para hombres, en la década de 1920 estaba influida por la visibilidad y la presencia de mujeres masculinas en París y en Londres. La moda de las mujeres se hizo muy «chico», y en las revistas cómicas se mostraba a hombres comparando su masculinidad con la virilidad mucho mayor que exhibían las mujeres (Fashioning Sapphism: The Origins of a Modern English Lesbian Culture. Nueva York: Columbia University Press, 2001). <<

[76] Gail Bederman, Manliness and Civilization: A Cultural History of Gender and Race in the United States, 1880-1917 (Chicago: University of Chicago Press, 1995), 7. <<

[77] Ver, por ejemplo, Lillian Faderman, Surpassing the Love of Men: Romantic Friendship and Love Between Women from the Renaissance to the Present (Nueva York: William Morrow, 1981). <<

[78] Female husband, término inglés del siglo XVIII para referirse a la mujer masculina. Se hizo muy popular a partir de la novela de Henry Fielding The Female Husband (1746), donde se novela un caso real de un juicio contra una mujer que, disfrazada de hombre, sedujo a otra mujer y la convenció para casarse con ella. (N. del T). <<

[79] Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Volumen I: La voluntad de saber (Madrid: Siglo XXI, 1978), p. 56. <<

[80] Emma Donoghue, Passions between Women: British Lesbian Culture, 1668-1801 (Nueva York: Harper Collins, 1993), 7. <<

[81] Este movimiento fue iniciado en 1970 por un grupo de lesbianas radicales (Radicalesbians) que interrumpieron un congreso feminista en Nueva York para denunciar el silenciamiento que el feminismo hacía de las lesbianas en sus políticas y discursos. El panfleto que repartieron en ese congreso se titulaba «The Woman-identified Woman». Se puede leer el manifiesto completo en http://scriptorium.lib.duke.edu/wlm/womid/. (N. del T). <<

[82] Randolph Trumbach, «London’s Sapphist: From Three Sexes to Four Genders in the Making of Modern Culture», en Third Sex, Third Gender: Beyond Sexual Dimorphism in Culture and History, ed. Gilbert Herdt (Nueva York: Zone, 1994), 112. Trumbach afirma que en el siglo XVIII tommy era una palabra de argot para «sáfica» y que las dos palabras se usaban del mismo modo que «sodomita» y «bujarrón» (molly) eran usados para hombres (112). <<

[83] Chicazo, marimacho. (N. del T). <<

[84] Gato macho, en lenguaje popular. (N. del T). <<

[85] Existen libros dedicados específicamente a las historias de estas mujeres. Ver, por ejemplo, Dianne Dugaw, Warrior Women and Popular Balladry, 1650-1850 (Chicago: University of Chicago Press, 1989). <<

[86] Michel Foucault, Vigilar y castigar: nacimiento de la prisión, (Madrid: Siglo XXI, 1978), p. 37. <<

[87] Mitchell Dean, Critical and Effective Histories: Foucault’s Methods and Historical Sociology (Nueva York: Routledge, 1994). <<

[88] Sedgwick, Epistemología del armario, p. 60. Esta frase es, en realidad, el título del axioma 5. <<

[89] Terry Castle, The Apparitional Lesbian: Female Homosexuality and Modern Culture (Nueva York: Columbia University Press, 1993), 14. <<

[90] J. Butler, «Imitación e insubordinación de género», en Revista de Occidente, nº 235, diciembre 2000, p. 90. <<

[91] Martha Vicinus, «‘They Wonder to Which Sex I Belong’: The Historical Roots of the Modern Lesbian Identity», Feminist Studies 18, nº 3 (otoño 1992): 471. <<

[92] En «They Wonder to Which Sex I Belong». Vicinus comienza con una discusión sobre la confusión de género que produjo la pintora Rosa Bonheur. Vicinus cita un pasaje en el que Bonheur recuerda que la tomaron por un hombre cuando llevaba el blusón y los pantalones de pintor. Vicinus comenta: «La divertida descripción que hace Bonheur del impacto que su apariencia andrógina tuvo en el público general ilustra los grandes problemas a los que se tienen que enfentar los historiadores al reconstruir la historia de las lesbianas». (467). Una mujer que es tomada por un hombre no es «andrógina»; creo que es crucial reconocer a Bonheur como masculina, no andrógina, sobre todo porque Bonheur está claramente asumiendo su masculinidad. Además, la fácil unión que se hace aquí de «andrógina» y «lesbiana» supone colocar a ambos términos como significantes no problemáticos de fenómenos que presuntamente ya conocemos y reconocemos. <<

[93] Alice Greenough, revista Physical Culture (1937), citado por Candace Savage, Cowgirls (Londres: Bloomsbury Publishing, 1996), 67. <<

[94] Thomas Laqueur, La construcción del sexo (Madrid: Cátedra, 1994). <<

[95] Valerie Traub, «The Psychomorphology of the Clitoris», GLQ 2, (1996): 81-113. <<

[96] Ibid., nº. 9, 104. <<

[97] Obviamente, una mujer puede frotarse tribádicamente en un cuerpo de hombre, pero no tenemos pruebas de que la amenaza sexual que representaba la tríbada se ampliara a la agresión sexual que representaba la dominación de una mujer por su compañero varón. <<

[98] Lillian Faderman, Scotch Verdict (Nueva York: Columbia University Press, 1993). <<

[99] Para acceder al texto original del caso, ver Miss Marianne Woods and Miss Jane Pirie against Dame Helen Cumming Gordon (Nueva York: Arno Press, 1975). <<

[100] Lisa Moore, «Something More Tender Still than Friendship: Romantic Friendship in Early Nineteenth-Century England», Feminist Studies 18, nº 3 (otoño 1992): 516-17. <<

[101] «Lord Meadowbank’s Notes on the Testimony of Miss Jane Cumming, March 27, 1811», en Faderman, Scotch Verdict, 153. <<

[102] Moore, «Something More Tender Still than Friendship», 512. <<

[103] Anna Clarke, «Anne Lister’s Construction of Lesbian Desire», Journal of the History of Sexuality 7, nº 11 (1996): 23. <<

[104] Whitbread, No Priest but Love y I Know My Own Heart: The Diaries of Anne Lister (Nueva York: New York University Press, 1992). <<

[105] Terry Castle, «Matters Not Fit to Be Mentioned: Fielding’s The Female Husband», ELH 49 (1991): 612. <<

[106] Jack es un nombre propio de varón muy corriente en inglés, como José o Manuel. (N. del T). <<

[107] Es imposible traducir esta expresión, dado que queer normalmente se usa sólo como adjetivo en inglés (raro, extraño) o como verbo (desbaratar, malograr, torcer, poner en peligro). Sólo se usa como sustantivo para insultar: maricón o bollera. El sentido aquí sería algo así como «esa cosita rara», para referirse a los genitales femeninos, pero incluso en inglés resulta extraño. (N. del T). <<

[108] Castle, The Apparitional Lesbian, 9. <<

[109] Ver el capítulo 4 sobre la stone butch para un ejemplo de este tipo de sexualidad. <<

[110] Esta es la descripción que hace Carol Smith-Rosenberg de la amistad romántica entre mujeres en el siglo XIX. Ver Carol Smith-Rosenberg, «The Female World of Love and Ritual: Relations between Women in Nineteenth Century America», Signs 1, nº 1 (otoño 1975): 1-29. <<

[111] Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Volumen I: La voluntad de saber (Madrid: Siglo XXI, 1978). <<

[112] Richard von Krafft-Ebing, Las psicopatías sexuales (Barcelona: Sagitario, 1970). <<

[113] Havelock Ellis, «La inversión sexual en las mujeres», en Psicología de los sexos (Barcelona: Iberia, 1965). <<

[114] Merece la pena recordar que la teoría de Freud sobre la homosexualidad femenina nunca basó su legitimidad en explicaciones sexológicas anteriores. Su explicación de que la mujer homosexual funciona según un complejo materno no ha logrado tener infuencia en la comprensión general del lesbianismo, y su noción de «envidia de pene» es, en realidad, otra forma de decir «inversión femenina». <<

[115] Esther Newton, «The Mythic Mannish Lesbian: Radclyffe Hall and the New Woman», Signs 9, nº 4, (1984): 567. <<

[116] Como ejemplo de esta criminalidad Ellis considera dos casos. El primero fue el caso de Alice Mitchell en Memphis y el segundo fue el caso de las «Hermanas vástagos» o «las quintoons» (personas con 1/32 de sangre negra; N. del T.), como él las llama, dos actrices que vivían un amor romántico. En cada uno de esos casos, una de las mujeres mató a la otra por celos. Para un excelente análisis de los casos de las «asesinas sáficas» ver Lisa Duggan, «The Trials of Alice Mitchell», y su libro Sapphic Slashers: Sex, Violence and American Modernity, (Durham: Duke UP, 2000). <<

[117] Para más información sobre las mujeres de clases trabajadoras con géneros diferentes durante este periodo ver el San Francisco Lesbian and Gay History Project, «‘She Even Chewed Tobacco’: A Pictorial History of Passing Women in America», en Hidden from History: Reclaiming the Gay and Lesbian Past, ed. Martin Duberman, Martha Vinicius y George Chauncey Jr. (Nueva York: Penguin, 1989), 183-94. Ver también Jonathan Katz, Gay American History: Lesbians and Gay Men in the USA: A Documentary Anthology (Nueva York: Cromwell, 1973). <<

[118] Radclyffe Hall, Miss Ogilvy Finds Herself (Nueva York: Harcourt, Brace, 1934), 11. <<

[119] Toupie Lowther en sus cartas con Miss Conway en 1920 sobre «The Hackett-Lowther Unit 1918-1919», Women in War Special Collection, Londres, Imperial War Museum. <<

[120] Correspondencia de Toupie Lowther, Imperial War Museum. <<

[121] Michael Baker, Our Three Selves: The Life of Radclyffe Hall (Nueva York: William Morrow, 1985), 125-126. Baker aporta algunos detalles interesantes sobre Lowther, pero también se empeña en describirla como «profundamente insegura», «pegajosa hasta aburrir y crónicamente absorbida en sí misma». (126). Aunque mi análisis sobre Hall y su círculo es deudor de la investigación de Baker, encuentro sospechosas algunas de sus observaciones sobre las mujeres masculinas que estaban con Hall y Troubridge. <<

[122] «Englishwomen with the French Army», London Times, 5 de agosto de 1919. Este artículo se hallaba incluido en un archivo sobre el cuerpo de ambulancias de Toupie Lowther que se encuentra en el London Imperial War Museum, en la colección especial sobre las mujeres en la guerra. <<

[123] Bernice Hausman, Changing Sex: Transsexualism, Technology and the Idea of Gender (Durham, N.C.: Duke University Press, 1995), 117. <<

[124] George Chauncey Jr., «From Sexual Inversion to Homosexuality: The Changing Medical Conceptualization of Female ‘Deviance’», en Passion and Power: Sexuality in History, Kathy Peiss y Christina Simmons con Robert Padgug (Filadelfia: Temple University Press, 1989), 104. <<

[125] Glasgow, Your John, 165. Lo que John no menciona aquí es que Mickie odiaba a Souline a causa del furioso antisemitismo de ésta. <<

[126] Emily Hamer, Britannia’s Glory: A History of Twentieth-Century Lesbians (Londres: Cassell, 1996), 31. <<

[127] Baker, Our Three Selves, 170. <<

[128] Terry Castle, Noel Coward and Radclyffe Hall: Kindred Spirits (Nueva York: Columbia University Press, 1996), 31. <<

[129] Glasgow, introducción a Your John, 9. <<

[130] Baker, Our Three Selves, 151. Baker afirma haber encontrado todo esto en los diarios de Una, que pertenecen a una colección privada propiedad de Nacelle Rossi-Lemeni en Fregene, Italia. Baker también consultó la Colección Lovat Dickson, en el Archivo Nacional de Ottawa. <<

[131] Julie Wheelwright, Amazons and Military Maids: Women Who Dressed as Men in Pursuit of Life, Liberty and Happiness (Londres: Pandora, 1989), 1-6. Wheelwright hace una referencia rápida de este caso, pero Laura Doan está preparando un análisis más profundo basado en su investigación sobre los periódicos de Londres que cubrían el juicio. <<

[132] Valerie Arkell Smith, «I Posed as a Man for 30 Years», Empire News and Sunday Chronicle, 19 de febrero de 1956, 2. Este artículo es el primero de una serie de reportajes que duraron tres meses sobre lo que Smith confiesa que fue su «sorpendente mascarada». <<

[133] Ibid. <<

[134] Valerie Arkell Smith, «A Bride but My Love Ended», Empire News and Sunday Chronicle, 26 de febrero de 1956, 2. <<

[135] Valerie Arkell Smith, «Why I Became a ‘Man’», Empire News and Sunday Chronicle, 4 de marzo de 1956, 2. <<

[136] Smith, «I Posed as a Man», 2. <<

[137] Smith, «Why I Became a ‘Man’», 2. <<

[138] Radclyffe Hall a Audrey Heath, 19 de marzo de 1929, Ottawa. Citado en Baker, Our Three Selves. <<

[139] Laura Doan, «Passing Fashions: Reading Female Masculinities in the 1920’s», en Fashioning Sapphism: The Origins of a Modern English Lesbian Culture (Nueva York: Columbia University Press, 2001). <<

[140] Wheelwright, Amazons and Military Maids, 3. <<

[141] Ibid. 10-11. Wheelwright cita artículos de dos periódicos: «Woman’s Strange Life as a Man», Daily Express, 6 de marzo de 1929, y «How the Colonel’s Secret Was Revealed», Daily Sketch, 6 de marzo de 1929. <<

[142] Encontramos otro ejemplo en la vida del autor antisemita travestido Gyp. Ver Willa Z. Silverman, The Notorious Life of Gyp: Right-Wing Anarchist in Fin-de-Siecle France (Nueva York: Oxford University Press, 1995). <<

[143] Valerie Arkell Smith, «Exposed!», Empire News and Sunday Chronicle, 25 de marzo de 1956, 11. <<

[144] The Sunday Dispatch, 31 de marzo de 1929. <<

[145] Smith, «I Posed as a Man», 2. <<

[146] Smith, «I Shocked a Court», Empire News and Sunday Chronicle, 1 de abril de 1956, 1. <<

[147] Para conocer más sobre la historia de los transexuales mujer-a-hombre en el siglo XX y sus distintos discursos ver Jay Prosser, Second Skins: Body Narratives of Transsexuals (Nueva York: Columbia University Press, 1998). <<

[148] Newton, «The Mythic Mannish Lesbian», 559. <<

[149] Toni McNaron, «A Journey into Otherness: Teaching The Well of Loneliness», en Lesbian Studies: Present and Future, ed. Margaret Cruikshank (Nueva York: Feminist Press, 1982), 88-92. <<

[150] Las Señoras de Llangollen eran dos mujeres solteras (al menos una de ellas era muy varonil), Eleanor Butler y Sarah Ponsonby, que vivían juntas abiertamente y que se hicieron muy famosas a comienzos del siglo XIX. Anne Lister oyó hablar de ellas y les escribió con el deseo de visitar su casa. Para saber más sobre ellas ver Elizabeth Mavor, The Ladies of Llangollen: A Study in Romantic Friendship (Harmondsworth: Penguin, 1973). Aunque este libro considera a esta pareja de mujeres como una amistad romántica, otros estudios las consideran una pareja butch-femme. <<

[151] Para conocer el contenido del juicio, ver Vera Brittain, Radclyffe Hall: A Case of Obscenity? (Nueva York: A. S. Barnes, 1968). <<

[152] Para saber más sobre Oscar Wilde y la formación de la identidad gay, ver Ed Cohen, Talk on the Wilde Side (Nueva York: Routledge, 1993). <<

[153] El retrato de Dorian Gray fue calificado de «venenoso», «lleno del olor de la putrefacción espiritual y moral», y como obsesionado con «pecados repugnantes y crímenes abominables», según cita Isobel Murray en su introducción a The Picture of Dorian Gray (Oxford: Oxford University Press, 1981). Uno de estos artículos era un texto sin firmar del Daily Chronicle.

El primer ataque y el más conocido a El pozo de la soledad procede de James Douglas, editor del Sunday Express. Calificó a la novela de «escandalosa» y, refiriéndose al miedo al contagio que provocó, escribió: «Preferiría darle a un chico o a una chica sana un frasco de ácido prúsico antes que darle esta novela». (Sunday Express, 19 de agosto de 1928). <<

[154] Ver, por ejemplo, Ed Cohen, «Writting Gone Wilde: Homoerotic Desire in the Closet of Representation», PMLA 102 (1987): 801-13. <<

[155] Ver, por ejemplo, Sonja Ruehl, «Inverts and Experts: Radclyffe Hall and the Lesbian Identity», en Feminism, Culture and Politics, ed. Rosalind Brunt y Carolyn Rowan (Londres: Lawrence y Wishart, 1982), 15-36; Jean Radford, «An Inverted Romance: The Well of Loneliness and Sexual Ideology», en The Progress of Romance: The Politics of Popular Fiction, ed. Jean Radford (Londres: Routledge, 1986), 97-111. <<

[156] Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Volumen I: La voluntad de saber (Madrid, Siglo XXI, 1978). <<

[157] Eve Kosofsky Sedgwick, Epistemología del armario (Barcelona: Ediciones de la Tempestad, 1998). <<

[158] Marjorie Garber ha estudiado la superposición del estilo erótico y el sartorial en el travestismo de algunas mujeres en la década de 1920. Sin embargo, la descripción que hace Garber del travestismo se basa demasiado en la idea de la travesti como un «tercer» término entre el hombre y la mujer, y hace del travestismo el depositario de todas las variaciones de sexo y de género. Ver Vested Interests: Cross - Dressing and Cultural Anxiety (Nueva York: Routledge, 1992), 153-55. <<

[159] Las historias del vestuario moderno que estudian la evolución del género por medio de la moda suelen pasar por alto la historia de las mujeres travestis. Anne Hollander, por ejemplo, ve a las mujeres travestis de finales del siglo XIX como una mala imitación de la ropa de los hombres, pero no como parte de ningún tipo de desarrollo estético. Hollander escribe: «Pero las mujeres que vestían ropa de hombre o ropa muy masculinizada no lograban mucha aceptación: podían dar un aspecto serio, pero no eran tomadas en serio, porque parecían de algún modo una falsificación o deliberadamente poco atractivas». El tono curiosamente conservador de esta observación queda aún más claro con su última frase: «Podían producir efectos perversamente negativos, pero nunca conseguían convencer». (Sex and Suits: The Evolution of Modern Dress (Nueva York: Kodansha, 1995), 123. <<

[160] Radclyffe Hall, El pozo de la soledad (Barcelona: La Tempestad, 2003). <<

[161] En sus cartas a Souline, Hall menciona también su relación obsesiva e incluso erótica con la ropa. Hay muchas referencias de cuando va a comprar ropa, y su vestimenta es a menudo descrita con un cariñoso detalle: «He encargado un nuevo abrigo, igual que el beige, que estaba tan raído, pero éste es azul oscuro, es muy elegante. También he encargado dos trajes de franela, uno gris y uno azul. Y un par de pantalones beiges de St. Maxime». (5 de abril de 1935, p. 114). <<

[162] Elizabeth Lapovsky Kennedy y Madeline Davis, Boots of Leather, Slippers of Gold: The History of a Lesbian Community (Nueva York: Routledge, 1993). <<

[163] Teresa de Lauretis, «The Lure of the Mannish Lesbian: The Fantasy of Castration and the Signification of Desire», en The Practice of Love: Lesbian Sexuality and Perverse Desire (Bloomington: Indiana University Press, 1994), 203. <<

[164] Sigmund Freud, Sobre la psicogénesis de un caso de homosexualidad femenina, en Obras Completas, tomo XVII (Buenos Aires: Amorrortu, 1979), pp. 161-182. <<

[165] De Lauretis yuxtapone su lectura negativa de la novela de Hall en este capítulo de «The Lure of the Mannish Lesbian» con una lectura positiva que hace Cherríe Moraga en Giving Up the Ghost. De Lauretis no tiene en cuenta las diferencias históricas y culturales entre estos textos, y su lectura de Moraga es demasiado breve y, para usar sus palabras, fetichista. <<

[166] Glasgow, Your John, 129-30. <<

[167] Ibid., 52. <<

[168] Laura Doan ha escrito sobre el significado histórico de la aparición del Women’s Police Service. Afirma que este grupo era atacado continuamente por el comisario de policía de la ciudad porque estaba preocupado por la presencia predominante de mujeres masculinas en sus filas. Ver Laura Doan, «Legislating the Lesbian in a Culture of Inversion», en Fashioning Sapphism: The Origins of a Modern English Lesbian Culture. (Nueva York: Columbia University Press, 2001). <<

[169] Joan Lock, The British Policewoman: Her Story (Londres: Robert Hale, 1979), 150. Sin embargo, Lock considera este hecho como una prueba de la «estupidez» de Allen. <<

[170] Baker, Our Three Selves, 267. <<

[171] Diario de Una Troubridge, 9 de enero de 1931. <<

[172] Hammer, Britannia’s Glory, 46. <<

[173] Mary S. Allen, The Pioneer Policewoman, editado y coordinado por Julie Helen Honeymoon (Londres: Chatto and Windus, 1925), 240-41. La foto aparece en la página 241. Este libro está dedicado a su antigua amante de este modo: «Dedicado a la memoria del “Jefe”. Mary Damer Dawson». <<

[174] «Butch de piedra», porque representa una imagen muy dura y fría, sin mostrar sentimientos ni permitir que la toquen. (N. del T). <<

[175] Elizabeth Lapovsky Kennedy y Madeline Davis, Boots of Leather, Slippers of Gold: The History of a Lesbian Community (Nueva York: Routledge, 1993), 204. <<

[176] Robert Reid-Pharr, «Dingue», en el número especial «Queer Acts», de Women and Performance, 8:2, nº 16 (1996): 76. <<

[177] Lesbiana de aspecto hipermasculino y agresivo, sobre todo utilizado para referirse a mujeres afroamericanas. (N. del T). <<

[178] Anna Marie Smith, «The Regulation of Lesbian Sexuality through Erasure: The Case of Jennifer Saunders», en Lesbian Erotics, ed. Karla Jay (Nueva York: New York University Press, 1995), 175. <<

[179] Evelynn Hammonds, «Toward a Genealogy of Black Female Sexuality: The Problematic of Silence», en Feminist Genealogies, Colonial Legacies, Democratic Futures, ed. M. Jacqui Alexander y Chandra Talpade Mohanty (Nueva York: Routledge, 1997), 170. <<

[180] Marilyn Frye, «Lesbian Sex», en An Intimate Wilderness: Lesbian Writers on Sexuality, ed. Judith Barrington (Portland, Oreg.: Eighth Mountain, 1991), 6. <<

[181] Joan Nestle, A Restricted Country (Ithaca, N.Y.: Firebrand, 1987); Kennedy y Davis, Boots of Leather, Slippers of Gold. <<

[182] Gayle Rubin, «Reflexionando sobre el sexo: notas para una teoría radical de la sexualidad», en Carole Vance (compiladora), Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina (Madrid: Talasa Ediciones, 1989), 125-155. <<

[183] Ibid., 133. <<

[184] Leo Bersani nos advierte sobre el peligro de asociar de forma demasiado fácil la transgresión sexual con la radicalidad política en «¿Es el recto una tumba?», en Construyendo identidades. Estudios desde el corazón de una pandemia, Ricardo Llamas (compilador). (Madrid: Siglo XXI, 1995). <<

[185] En «Street Talk/Straight Talk», Samuel R. Delany mantiene esa llamada —una llamada urgente en la era del sida— para elaborar un discurso sexual, y no sólo un discurso sobre el sexo: «Lo que estoy pidiendo es que todos nosotros empecemos a avanzar en ese monumental esfuerzo que se necesita no para interpretar lo que decimos, sino para decir lo que hacemos», Delany, «Sreet Talk/Straight Talk», en el número «Queer Theory» de Differences 3, nº 2 (verano 1991): 38. <<

[186] Esther Newton y Shirley Walton, «The Misunderstanding: Toward a More Precise Sexual Vocabulary», en Pleasure and Danger, ed. Carol Vance (Boston: Routledge, Kegan and Paul, 1984), 250. (Este texto no está en la edición española del libro, que es sólo una selección de textos del libro original. N. del T). <<

[187] «Postransexual» es el término que utiliza Sandy Stone en su ensayo «El imperio contraataca: un manifiesto postransexual», en Body Guards: The Cultural Politics of Gender Ambiguity, ed. Julia Epstein y Kristina Straub (Nueva York: Routledge, 1993), 280-304. (Texto accesible en castellano en http://www.hartza.com/teoriaqueer.zip [N. del T.]). Comentaré el significado del transexual para los discursos contemporáneos del capitalismo tardío en el capítulo 5. El cuerpo con múltiples órganos está tomado del libro de Felix Guattari y Gilles Deleuze Anti-Edipo: capitalismo y esquizofrenia (Barcelona: Paidós, 1985). «Posthumano» es un término que utilizamos Ira Livingston y yo en una antología titulada Posthuman Bodies para describir una configuración particular del cuerpo en relación con una noción maldita de lo humano, de finales del siglo XX. Ver Judith Halberstam e Ira Livingston, eds., introducción de Posthuman Bodies (Bloomington: Indiana University Press, 1995), 1-22. <<

[188] Kate Bornstein, Gender Outlaw: Men, Women and the Rest of Us (Nueva York: Routledge, 1993). <<

[189] Leslie Feinberg, Transgender Warriors (Boston, Mass.: Beacon Press, 1996). Desgraciadamente, en este libro Feinberg hace unas generalizaciones excesivas sobre la historia de las personas transgénero en muy diferentes culturas y contextos, y asocia unilateralmente la tolerancia de género con las sociedades económicamente solidarias, y la opresión del género con el capitalismo. Los flujos de poder entes los sistemas de género y los sistemas económicos, desafortunadamente, nunca son tan predecibles. <<

[190] Existen numerosos libros sobre la desnaturalización del género. Los más importantes para nuestros objetivos son: El género en disputa, de Judith Butler (Barcelona: Paidós, 2001), Ann Fausto-Sterling. Myths of Gender: Biological Theories about Women and Men, ed. rev. (Nueva York: Basic Books, 1992); Gayle Rubin, «El tráfico de mujeres: notas sobre la “economía política” del sexo», Nueva Antropología, Revista de Ciencias Sociales nº 30, México, 1986, pp. 95-145. <<

[191] Suzanne J. Kessler y Wendy McKenna, Gender: An Ethnomethodological Approach (1978; reeditado en Chicado: University of Chicago Press, 1985). Kessler y McKenna comentan: «Utilizamos el género, en vez del sexo, incluso cuando nos referimos a aquellos aspectos de ser una mujer (chica) u hombre (chico) que han sido tradicionalmente considerados como biológicos. Esto nos servirá para enfatizar nuestra posición de que el elemento de construcción social es algo primario en todos los aspectos de ser mujer u hombre». (7). <<

[192] Judith Butler, Cuerpos que importan: Sobre los límites materiales y discursivos del «sexo». (Barcelona: Paidós, 2002), p. 25. <<

[193] Holly Devor señala algo parecido en un excelente artículo sobre la aplicabilidad de la «disforia de género» a otras formas de vivencia corporal incómoda. Devor crea un modelo de varios niveles sobre la disforia de género que tiene en cuenta «el nivel de insatisfacción que sienten las mujeres sobre diversos aspectos de los sentidos sociales que se dan a las configuraciones de sus cuerpos». Ver Holly Devor, «Female Gender Dysphoria in Context: Social Problem or Personal Problem?», Annual Review of Sex Research 7: 44-89. <<

[194] Esther Newton, «The Mythic Mannish Lesbian: Radclyffe Hall and the New Woman», Signs 9, nº 4 (1984): 557-75. <<

[195] Gayle Rubin, «Of Catamites and Kings: Reflections on Butch, Gender, and Boundaries», en A Persistent Desire: A Femme-Butch Reader, ed. Joan Nestle (Boston: Alyson Publications, 1992), 467. <<

[196] Ver, por ejemplo, Sheila Jeffreys, «Butch and Femme: Now and Then» en Not a Passing Phase: Reclaiming Lesbians in History, 1840-1985, ed. Lesbian History Group (Londres: Women’s Press, 1989), 158-87. <<

[197] Mabel Hampton, entrevistada por Joan Nestle, en A Persistent Desire: A Femme-Butch Reader, ed. Joan Nestle (Boston: Alyson Publications, 1992), 42-44. <<

[198] Merril Mushroom, «Confessions of a Butch Dyke», Common Lives, Lesbian Lives 9 (otoño 1983): 39. <<

[199] Para una reproducción gráfica de los múltiples nombres butch-femme, ver la portada de Swagger and Sway: A Quarterly Newsletter for the Lesbian Butch/Femme Community 2, nº 2 (primavera 1994). <<

[200] Cherríe Moraga, Loving in the War Years (Boston: South End Press, 1983). <<

[201] Ibid., 125. <<

[202] Rita Laporte, «The Butch/Femme Question», The Ladder 15, nº 9-10 (junio/julio de 1971): 4. <<

[203] En el capítulo 3, también he hablado de la «parsimonia de la ciencia». No había leído el ensayo de Laporte cuando escribí esto y me ha alegrado mucho encontrar una frase parecida en su excelente ensayo. <<

[204] Leslie Feinberg, Stone Butch Blues (Ithaca, N.Y.: Firebrand Books, 1993), 213-14. Esta obra es homóloga de El pozo de la soledad, de Radclyffe Hall. En ambas novelas hay confesiones autobiográficas sutilmente ocultas sobre los peligros y placeres de la supervivencia butch. <<

[205] Para un excelente artículo sobre la receptividad lesbiana, ver Ann Cvetkovich, «Recasting Receptivity», en The Lesbian Erotic, ed. Karla Jay (Nueva York: New York University Press, 1995), 125-46. <<

[206] Kennedy y Davis, Boots of Leather, Slippers of Gold, 192. <<

[207] «Performance» se puede traducir como interpretación, acción, actuación, realización o ejecución. En este caso preferimos dejar el término en inglés para mantener su relación con la teoría de la performatividad de Butler. (N. del T). <<

[208] Judith Butler, «Imitación e insubordinación de género», Revista de Occidente nº 235, diciembre de 2000, p. 85. <<

[209] Ibid., p. 104. <<

[210] Jeffreys, «Butch and Femme: Now and Then», 169. <<

[211] Julia Penelope, «Whose Past Are We Reclaiming?», Common Lives, Lesbian Lives 9 (otoño 1983): 18. <<

[212] Victoria Brownworth, «Butch/Femme, Myth/Reality or More of the Same? ». WICCE: A Lesbian/Feminist Newspaper 4 (verano 1975): 7-10. <<

[213] Audre Lorde, Zami: A New Spelling of My Name (Freedom, Calif.: Crossing Press, 1982), 169. <<

[214] Audre Lorde, «Ojo por ojo: mujeres negras, odio e ira», en La hermana, la extranjera (Madrid: Horas y Horas, 2003), p. 160. Gracias a Liz Hines por señalarme estas frases. <<

[215] Biddy Martin, «Sexualities without Genders and Other Queer Utopias», Diacritics 24, nº 2-3 (verano/otoño 1994): 104. <<

[216] Para un debate más extenso del ensayo de Martin y el problema de la visibilidad femme, ver mi artículo «Between Butches», en Theorizing Butch-Fem, ed. Sally Munt (Londres: Cassell, 1998). Para un debate excelente e irónico sobre las asociaciones que se mezclan entre la feminidad y lo femme, ver Lisa Duggan y Kathleen McHugh, «A Fem(me)inist Manifesto», Women and Performance, número especial, «Queer Acts», ed. José Muñoz y Amanda Barrett, 8: 2, nº 16 (1996): 150-60. <<

[217] Alice Echols, «El ello domado: la política actual feminista entre 1968-83», ed. Carole Vance, (compiladora), Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina (Madrid: Talasa, 1989), 79-112. <<

[218] Valerie Solanas, S.C.U.M. Manifesto (Nueva York: Olimpia Press, 1970). [Disponible en Internet en castellano en http://www.sindominio.net/karakola/textos/scum.htm. N. del T.] <<

[219] Laura Lederer, Take Back the Night: Women on Pornography (Nueva York: Morrow, 1980). <<

[220] Andrea Dworkin, Pornography: Men Possessing Women (Nueva York: Dutton, 1989). <<

[221] Carole Vance, «Negotiating Sex and Gender in the Attorney General’s Commission on Pornography», en Sex Exposed: Sexuality and the Pornography Debate, eds.. Lynne Segal y Mary MacIntosh (Londres: Virago, 1992), 29-49. <<

[222] Para más información sobre la cultura sexual radical lesbiana, ver Caught Looking, Inc., Caught Looking: Feminism, Pornography, Censorship (East Haven, Conn: Long River, 1992). <<

[223] Teresa Lilliandaughter, «Making Adjustments», Common Lives, Lesbian Lives: A Lesbian Quarterly 7 (primavera): 35. <<

[224] Susie Bright en un diálogo con Shar Rednour, «The Joys of Butch», en Dagger: On Butch Women, eds. Lily Burana, Roxxie y Linea Due (San Francisco: Cleis Press, 1994), 144. <<

[225] Pat Califia, «Butch Desire», en Dagger: On Butch Women, 222. <<

[226] En castellano se utiliza esta expresión para los transexuales de mujer a hombre. (N. del T). <<

[227] DSM: Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders, es un manual médico sobre la enfermedad mental publicado por la American Psychiatric Association, y es la referencia más conocida a escala internacional entre profesionales de la salud mental. No obstante, este manual ha sido objeto de algunas críticas por su conservadurismo en ciertas cuestiones, como su tratamiento de la transexualidad y la homosexualidad. (N. del T). <<

[228] Para más información, ver Phyllis Burke, Gender Shock: Exploding the Myths of Male and Female (Nueva York: Doubleday, 1996), 60-66. <<

[229] Judith Halberstam, «F2M: The Making of Female Masculinity», en The Lesbian Postmodern, ed. Laura Doan (Nueva York: Columbia University Press, 1994), 210-28. <<

[230] Sandy Stone, «The ‘Empire’ Strikes Back: A Posttranssexual Manifesto», en Body Guards: The Cultural Politics of Gender Ambiguity, eds. Julia Epstein y Kristina Straub (Nueva York: Routledge, 1993), 280-304. <<

[231] Ver FTM International Newsletter 29 (enero 1995). <<

[232] Isabella, «Review Essay», FTM Newsletter 29 (enero 1995): 13-14. <<

[233] Janice Raymond, The Transsexual Empire: The Makinf of the She-Male (Boston: Beacon Press, 1979). <<

[234] La tendencia a equiparar el deseo lesbiano con la fluidez es demasiado general como para describirla en toda su especificidad, pero aparece más claramente en los llamados debates del sexo, que han sido documentados por analistas como Alice Echols y Lisa Duggan y Nan Hunter (Ver Alice Echols, «El ello domado: la política actual feminista entre 1968-83», en Carole Vance, compiladora, Placer y peligro. Explorando la sexualidad femenina (Madrid: Talasa, 1989); Lisa Duggan y Nan D. Hunter, Sex Wars: Sexual Dissent and Political Culture (Nueva York: Routledge, 1995). La idea de que el sexo lesbiano debería ser independiente de la sexualidad del hombre y de los roles butch-femme también ha sido desarrollada por feministas antisexo, como Sheila Jeffreys (ver capítulo 3). Sin embargo, mi propuesta aquí es que la creencia en la fluidez sexual del deseo lesbiano no puede verse limitada por los impulsos puritanos de unas cuantas feministas. En realidad, en las revistas, en los fanzines y en todas las formas populares de representación lesbiana, la androginia o el juego entre la feminidad y la masculinidad han sido considerados como una virtud. <<

[235] Jay Prosser, «No Place like Home: The Transgendered Narrative of Leslie Feinberg’s Stone Butch Blues», Modern Fiction Studies 41, nº 3-4 (1995). Debo decir aquí que considero el trabajo de Prosser desafiante y provocativo, y creo que su libro sobre el cuerpo transexual supondrá una intervención crucial para el discurso transgénero. Mi desacuerdo con Prosser se limita a este artículo. Ver Prosser, Second Skins: The Body Narratives of Transsexuals (Nueva York: Columbia University Press, 1998). <<

[236] Leslie Feinberg, Transgender Liberation: A Movement Whose Time Has Come (Nueva York: World View Forum, 1992), 5. <<

[237] Jordy Jones, «Another View of F2M», FTM Newsletter 29 (enero 1995): 14-15. <<

[238] El texto está traducido al castellano en http://www.hartza.com/teoriaqueer.zip. (N. del T). <<

[239] Ver Stone, «Empire Strikes Back». <<

[240] Un ejemplo de un artículo que representa el tipo de actitudes hostiles de las lesbianas contra los FTM apareció en el Village Voice en respuesta a los terribles asesinatos del hombre transgénero Brando Teena, su novia Lisa Lewis y otro amigo, Philip DeVine (ver Donna Minkowitz, «Gender Outlaw», Village Voice, 19, abril 1994, 24-30). Muchas personas escribieron al Village Voice criticando a Minkowitz por su insensibilidad con el género elegido por Teena. <<

[241] Ver Elaine K. Ginsberg, «Introduction: The Politics of Passing», en Passing and the Fictions of Identity, ed. Elaine K. Ginsberg (Durham, N.C.: Duke University Press, 1996), 3. Ginsberg también mezcla en este ensayo los límites entre pasar por ser de otro género y por ser de otra raza, y establece analogías entre ambos casos que hacen que se pierdan las muchas diferencias que existen en las estructuras políticas y sociales del género y de la raza. <<

[242] Deva, «FTM/Female-to-Male: An Interview with Mike, Eric, Billy, Sky, and Shadow», en Dagger: On Butch Women, eds. Lily Burana, Roxxie y Linnea Due (Pittsburgh y San Francisco: Cleiss Press, 1994), 154-67. <<

[243] Para un ejemplo de esta tendencia, ver Henry Rubin, Self Made Man: Identity and Embodiment Among Transsexual Men, Vanderbilt University Press, 2003. <<

[244] Ver el capítulo 4 para conocer más sobre este tema. Ver también Elizabeth Lapovsky Kennedy y Madeline Davis, Boots of Leather, Slippers of Gold: The History of a Lesbian Community (Nueva York: Routledge, 1993). <<

[245] Heather Findlay, «Stone Butch Now», Girlfriends Magazine, marzo/abril de 1995, 45. <<

[246] He mantenido los pronombre personales femeninos en este artículo hasta que me refiero a Jay como FTM; entonces utilizo pronombres masculinos. <<

[247] Leslie Feinberg, Stone Butch Blues: A Novel (Nueva York: Firebrand, 1993), 147. <<

[248] Gender trouble (problemas de género): referencia al título del libro clásico de Judith Butler, una de las fundadoras de la teoría queer. En castellano se tradujo como «El género en disputa». (N. del T). <<

[249] Mario Martino, con harriett, Emergence: A Transsexual Autobiography (Nueva York: Crown Publishers, 1977), 132. <<

[250] Mark Rees, Dear Sir or Madam: The Autobiography of a Female-to-Male Transsexual (Londres: Cassell, 1996). <<

[251] Lipstick lesbian (literalmente «lesbiana de barra de labios») es una subcultura lesbiana de mujeres femeninas, con una estética similar a la imagen tradicional de la mujer «guapa» heterosexual. Dejamos la palabra en inglés porque es la que se utiliza en las culturas lesbianas hispanohablantes. (N. del T). <<

[252] «Tíos» [guys] es un término interno usado entre los FTM y dentro de los círculos transexuales. <<

[253] Desgraciadamente no puedo dar la referencia de esta lista, porque las listas suelen ser anónimas y circulan sólo dentro de un círculo limitado, con la intención de que no se hagan públicas. <<

[254] Amy Bloom, «The Body Lies», New Yorker 70, nº 21 (18 de julio de 1994): 38-49. <<

[255] Michel Foucault, Historia de la sexualidad. Volumen I: La voluntad de saber (Madrid: Siglo XXI, 1978), p. 85. <<

[256] De nuevo, esto es difícil de documentar, ya que el discurso transexual aún se está creando. Estoy pensando en una conferencia, en particular, sobre temas transexuales y transgénero a la que asistí, y en la que un grupo de conferenciantes transexuales definían insistentemente sus estrategias políticas en oposición a los objetivos de las políticas gays y lesbianas, que consideraban cercanos al público hetero y poco sensibles a la cultura transexual. Conferencia «Transformations», CLAGS, jueves 2 de mayo de 1996. <<

[257] Por ejemplo, un ensayista comenta los efectos de la inmigración en la categoría de tercer género de Filipinas bakla (ver Martin Manalansan, «Under the Shadows of Stonewall: Gay Transnational Politics and the Diasporic Dilemma», en Worlds Aligned: Politics and Culture in the Shadow of Capital, ed. David Lloyd y Lisa Lowe (Durham N.C.: Duke University Press, 1997). <<

[258] Bernice Hausman, Changing Sex: Transsexualism, Technology and the Idea of Gender (Durham N.C.: Duke University Press, 1995): 110. <<

[259] Hausman sí que tiene en cuenta esta historia compartida en un capítulo sobre la sexología de comienzos del siglo XX, lo cual le da más credibilidad a su estudio. Analiza el lenguaje de la inversión y afirma: «’Transexual’ no es un término que pueda utilizarse adecuadamente para describir a sujetos con conductas propias del otro sexo, antes de la aparición de la capacidad tecnológica para la reasignación de sexo… No existe transexualidad sin cirugía». (117). <<

[260] Holly Devor, «Female Gender Dysphoria in Context: Social Problem or Personal Problem?», Annual Review of Sex Research 7 (1997): 44-89. <<

[261] Raymond, Transsexual Empire. <<

[262] Hausman, Changing Sex, 140. <<

[263] Prosser, «No Place Like Home», 489. <<

[264] Henry S. Rubin, «Do You Relieve in Gender? ». Sojourner 21, nº 6 (febrero 1996): 7-8. <<

[265] Rita Felski, «Fin de Siecle, Fin de Sexe: Transsexuality, Postmodernism and the Death of History», New Literary History 27, nº 2 (primavera 1996): 337. <<

[266] Ver los comentarios de Jean Baudrillard sobre la transexualidad en La transparencia del mal: ensayos sobre los fenómenos extremos (Barcelona: Anagrama, 2001). Ver también Arthur Kroker y Marilouise Kroker, Body Invaders: Panic Sex in America (Nueva York: St. Martin’s Press, 1987) y su The Last Sex (Nueva York: St. Martin’s Press, 1993). <<

[267] Radclyffe Hall, El pozo de la soledad (Barcelona: La Tempestad, 2003). <<

[268] Feinberg, Stone Butch Blues. <<

[269] Rose Tremain, Sacred Country (Nueva York: Washington Square, 1992), 179. <<

[270] En un ensayo sobre una de estas mujeres que pasaban por hombres, Loreta Velazquez, Elizabeth Young comenta los complejos significados que surgen de la historia de las mujeres que practicaban lo que entonces se llamaba el escandaloso travestismo, pero que lo hacían con fines patrióticos o nacionalistas. Velazquez rememora sus aventuras como travestida en una narración (en una omnipresente primera persona) llamada The Woman in Battle, donde cuenta sus aventuras como hombre, sus matrimonios como mujer, las batallas en las que lucha como soldado de la Confederación, los romances que vive con mujeres como hombre, su infancia, sus experiencias como espía confederado en el ejército de la Unión y otras muchas experiencias contradictorias. Young clasifica cuidadosamente la información de The Woman in Battle y concluye lo siguiente: «El travestismo confederado es simultánea e inseparablemente una cuestión de género, sexualidad, raza, región y nación, y la presencia constitutiva de la metáfora en cada uno de estos ámbitos puede tener consecuencias tanto conservadoras como radicales». (Young, «Confederate Counterfeit: The Case of the Cross-Dressed Civil War Soldier», en Passing and the Fictions of Identity, eds. Elaine K. Ginsberg [Durham, N.C.: Duke University Press, 1996], 213). <<

[271] Jan Morris, Conundrum: An Extraordinary Narrative of Transsexualism (Nueva York: Henry Holt, 1986), 99. <<

[272] Stone, «Empire Strikes Back»; Marjorie Garber, «The Chic of Araby: Transvestism, Transsexualism, and the Erotics of Cultural Appropriation», en Body Guards: The Cultural Politics of Gender Ambiguity, eds. Julia Epstein y Kristina Straub (Nueva York: Routledge, 1994), 223-47. <<

[273] Dorinne Kondo, «The Narrative Production of ‘Home’, Community, and Political Identity in Asian American Theater», en Displacement, Diaspora, and Geographies of Identity, eds. Smadar Lavie y Ted Swedenburg (Durham N.C.: Duke University Press, 1996), 97. <<

[274] Gloria Anzaldúa, Borderlands/La Frontera: The New Mestiza (San Francisco: Spinsters/Aunt Lute Foundation, 1987), 13. <<

[275] Este capítulo surgió a partir de una conferencia en vídeo en la que colaboramos Jenni Olson y yo. No hubiera podido llevar a cabo este estudio sobre las butches en el cine sin ella y sin sus enormes conocimientos y recursos en documentación. <<

[276] Rough guide: juego con el nombre de una famosa colección de guías de viaje para mochileros. (N. del T). <<

[278] Esther Newton, «The Mythic Mannish Lesbian: Radclyffe Hall and the New Woman», Signs 9, nº 4 (verano 1984): 557-75. <<

[279] Gloria Anzaldúa, «To(o). Queer the Writer –Loca, escritora y chicana», en In-Versions: Writing by Dykes, Queers, and Lesbians, ed. Betsy Warland (Vancouver, Canadá: Press Gang Publishers, 1991), 252. <<

[280] Judith Butler, «Imitación e insubordinación de género», en Revista de Occidente nº 235, diciembre de 2000, 88. <<

[281] «The Motion Picture Production Code», reimpreso en Gerald C. Gardner, The Censorship Papers: Movie Censorship Letters from the Hays Office, 1934-1968 (Nueva York: Dodd Mead, 1987), 207-12. Un excelente artículo sobre las relaciones entre el público, los críticos y los productores de imágenes queer durante el periodo del código Production: Chon Noriega, «Something’s Missing Here! Homosexuality and Film Reviews during the Production Code Era, 1934-1962», Cinema Journal 30, nº 1 (otoño 1990): 20-39. <<

[282] Ver Noriega, «Something’s Missing Here!». <<

[283] Valerie Traub, «The Ambiguities of ‘Lesbian’ Viewing Pleasure: The (Dis).-Articulation of Black Widow», en Body Guards: The Cultural Politics of Gender Ambiguity, ed. Julia Epstein y Kristina Straub (Nueva York: Routledge, 1991), 309. <<

[284] Laura Mulvey, «Visual Pleasure and Narrative Cinema», en Issues in Feminist Film Criticism, ed. Patricia Erens (Bloomington: Indiana University Press, 1990), 57-68. <<

[285] Algunas de las reformulaciones más interesantes de Mulvey incluyen Teresa de Lauretis, Alicia ya no: feminismo, semiótica, cine (Madrid: Cátedra, 1992); Mary Ann Doane, «Film and the Masquerade: Theorizing the Female Spectator», Screen 23, nº 3-4 (septiembre/octubre de 1982): 74-87. Ver también Laura Mulvey, «Afterthoughts on ‘Visual Pleasure and Narrative Cinema’ Inspired in Duel in the Sun», en Frameworks 15-17 (verano 1981): 12-15. <<

[286] Judith Mayne, Cinema and Spectatorship (Nueva York: Routledge, 1993): 80. <<

[287] Traub obviamente crea una mirada «queer» cuando propone que la mirada del hombre es apropiada con facilidad por una mirada lesbiana. Judith Mayne conceptualiza la mirada de la mujer en términos de «una mujer en el ojo de la cerradura» donde «el ojo de la cerradura representa algo de la visión de la cámara y algo de la visión en la pantalla». Ver Judith Mayne, The Woman at the Keyhole: Women’s Cinema and Feminist Criticism (Bloomington: Indiana University Press, 1990), 62. <<

[288] Ver Linda Artel y Susan Wengraf, «Positive Images: Screening Women’s Films», en Issues in Feminist Film Criticism, ed. Patricia Erens (Bloomington: Indiana University Press, 1990). <<

[289] El mejor de ellos es el de Vito Russo, The Celluloid Closet: Homosexuality in the Movies (Nueva York: Harper and Row, 1981). <<

[290] Richard Dyer, «Stereotyping», en Gays in Film (New York: Zoetrope, 1984), 31. <<

[291] «My Failure to Assimilate» es el irónico título de un vídeo de Cecilia Dougherty en el que varias personas, en primer plano, aparecen hablando sobre los peligros y los placeres de establecer roles psicológicos y sexuales reales e imaginarios. <<

[292] La obra más influyente sobre el poder productivo de los estereotipos raciales es el texto de Homi Bhabha, «The Other Question: Stereotype, Discrimination, and the Discourse on Colonialism», en The Location of Culture (Nueva York: Routledge, 1994). <<

[293] Podemos leer sobre la respuesta de los medios gays a las imágenes negativas en Christopher Sharrett, «Hollywood Homophobia», USA Today 121, nº 25, 66 (julio de 1992): 93; Janice C. Simpson, «Out of the Celluloid Closet», Time 139, nº 14 (6 de abril de 1992): 65; Michaelangelo Signorile, «Hollywood Homophobia», The Advocate, 5 de abril de 1992, 37; y David Ehrenstein, «Basic Instinct», The Advocate, 21 de marzo de 1992, 87. <<

[294] Gay and Lesbian Alliance Against Defamation: Alianza Gay y Lésbica contra la Difamación: Asociación de derechos de gays y lesbianas que, entre otras actividades, cada año concede premios a las películas que valoran las culturas gays y lesbianas o luchan contra la homofobia. (N. del T). <<

[295] En Hollywood Androgyny (Nueva York: Columbia University Press, 1993), Rebecca Bell-Metereau trata de forma parecida el tema de las butches en el cine y también intenta localizar la «imitación del hombre» por géneros e históricamente. Utiliza categorías como «La mujer de carrera profesional», «Chicazo, colega, compañero» y «La heroína del Oeste» para identificar a las mujeres masculinas y su función dentro de géneros particulares. Mis categorías no están basadas en consideraciones de género sino más bien en la función de la butch y en su papel en el escenario de cada película. Creo que es necesaria una mayor especificidad de la que emplea Bell-Metereau. Por otro lado, «androginia» me parece un término inadecuado para el proyecto de identificar el placer visual asociado a las mujeres masculinas, porque implica una especie de esencia sin género. <<

[296] Es importante separar cuidadosamente las películas de chicazos de otros discursos lesbianos y butch, porque este género no se define a sí mismo explícitamente como lesbiano. Sin embargo, el personaje preadolescente chicazo que aparece en estos discursos representa una forma poderosa y temprana de masculinidad femenina. Y, lo que es más, supone un desafío a un marco cronológico en el que el personaje pasa por una fase de chicazo para surgir al final como una mujer femenina como es debido.

Barbara Creed ha señalado la existencia de un cine chicazo, pero borra esta categoría al mezclarla con otros géneros cinematográficos de masculinidad femenina. Como trato de mostrar en este capítulo, estos géneros de representación son bastante distintos (ver Barbara Creed, «Lesbian Bodies: Tribades, Tomboys, and Tarts», en Sexy Bodies: The Strange Carnalities of Feminism, ed. Elizabeth Grosz y Elspeth Probyn (Londres: Routledge, 1995)). En Hollywood Androgyny, Rebecca Bell-Metereau también crea una categoría de chicazo, pero lo hace dentro del capítulo de «imitadoras de hombres», y vincula al chicazo con «la travesti que actua como un tío». (95). Yo no considero al chicazo como un imitador de hombres, o como una travesti, sino como un género preadolescente en el que los imperativos adultos del género binario aún no han sido asumidos. Además Bell-Metereau detiene su crónica de las películas de chicazos en The Member of the Wedding (1953), pero después de esta película ha habido muchas más películas de chicazos. <<

[297] Ver John D’Emilio y Estelle Freeman, Intimate Matters: A History of Sexuality in America (Nueva York: Harper and Row, 1988): 319. <<

[298] Virginia Spencer Carr, The Lonely Hunter: A Biography of Carson McCullers (Nueva York: Doubleday, 1975), 29-31. <<

[299] Esta película se estrenó también con los títulos Willie/Millie y I Was a Teenage Boy. <<

[300] Se refiere a la película de la que ha hablado antes: The Member of the Wedding. (N. del T). <<

[301] Palabra muy específica del argot lesbiano de Estados Unidos: designa de forma despectiva a la bollera muy masculina, cachas y agresiva, macarra y peleona. Viene de bull-dogger, el vaquero de los rodeos, y de Bill Pickens, el vaquero negro que inventó este tipo de rodeos, donde se derriba al toro cogiéndolo por los cuernos. (N. del T).

En Hollywood Androgyny, Rebecca Bell-Metereau dedica toda una sección de su estudio de las películas de «imitadoras de hombres» a «La heroína del oeste», y describe a este personaje como un interesante rol de inversión, dentro de un género «dominado por las virtudes masculinas». (80). En cierto sentido, sugiere Bell-Metereau, el género exige una heroína masculina cuando la mujer es empujada a la acción: «Una mujer en circunstancias terribles se ve forzada a convertirse en un hombre para sobrevivir». (81). Bell-Metereau aporta un contexto histórico fascinante de transiciones dentro del género, de la vaquera glamurosa a la vaquera dura, y vice versa. Analiza Calamity Jane y Johnny Guitar en ese capítulo, y algunos de mis análisis están tomados de los suyos. <<

[302] Para saber más sobre la historia de la producción y la reacción del público ante The Killing of Sister George, ver Russo, «Frightening the Horses», en The Celluloid Closet, 170-74. <<

[303] Mel Gussow, «Beryl Reid, Actress, 76, Dies; Gave Life to Varied Eccentrics», New York Times, Obituarios, 15 de octubre de 1996, BIO. <<

[304] Juanita Diaz-Cotto, Gender, Ethnicity, and the State: Latina and Latino Prison Politics (Albany: State University of New York Press, 1966), 299. <<

[305] Para un excelente análisis de la carrera queer de Agnes Moorehead, ver Patricia White, «Supporting Character The Queer Career of Agnes Moorehead», en Out in Culture: Gay, Lesbian, and Queer Essay on Popular Culture, ed. Corey K. Creekmur y Alexander Doty (Durham N.C.: Duke University Press, 1995), 91-114. <<

[306] James Robert Parish, Prison Pictures from Hollywood: Plots, Critiques, Cast and Credits for 293 Theatrical and Made-for-Television Releases (Jefferson, N.C.: McFarland, 1991), 73. <<

[307] Chicas moteras, y también «picar pollos». Juego de palabras bastante gracioso con la palabra chopper, moto tuneada, persona motera, y también aparato o persona que pica carne. En la película, las chicas moteras (chopper) hacen picadillo (chopper) literalmente a los zombies. Además, Chick significa «tía» en argot, pero también «pollito», así que el título, Chopper Chicks, también suena algo así como «masacre de pollos», además de «chicas moteras». (N. del T). <<

[308] Subultura gay y lesbiana de amantes del cuero. (N. del T). <<

[309] Carol Clover, Men, Women, and Chain Saws: Gender and the Horror Film (Princeton, N.J.: Princeton University Press, 1992), 35. <<

[310] La autora utiliza aquí el adjetivo inglés alien (extraterrestre, extranjero, extraño), jugando con el nombre del monstruo protagonista de la película. (N. del T). <<

[311] En español en el original. (N. del T). <<

[312] Bell-Metereau, Hollywood Androgyny, cap. 3. <<

[313] Chris Straayer, «Redressing the ‘Natural’: The Temporary Transvestite Film», en Deviant Eyes, Deviant Bodies: Sexual Re-orientations in Film and Video (Nueva York: Columbia University Press, 1996), 42-78. <<

[314] Bell-Metereau incluye su estudio de Homicidal en un capítulo sobre las películas poscódigo Production. Describe la película de la siguente manera: «Homicidal, de William Castle (1961), fue una de las primeras películas, tras Psicosis, que utilizó el disfraz de género para crear suspense y un final sorpresa». (Hollywood Androgyny, 133). <<

[315] Sobre la Takarakuza Review ver la película Dream Girls (1993), de Kim Longinotto y Jano Williams. Para saber más sobre esta tradición del teatro japonés, ver Jennifer Robertson, «Butch and Femme on and off the Takarakuza Stage: Gender, Sexuality and Social Organization in Japan», Working Papers Series (East Lansing: Michigan State University, 1989). <<

[316] Analizo esta película en profundidad en mi artículo «F2M: The Making of Female Masculinity», en The Lesbian Postmodern, ed. Laura Doan (Nueva York: Columbia University Press, 1994), 210-28. <<

[317] De hecho, la idea de que el deseo lesbiano funciona por medio de un sentimiento de similitud entre mujeres y por una intimidad basada en lo que se tiene en común sigue caracterizando las descripciones del lesbianismo en el cine comercial. En la salida del armario, en 1997, de Ellen, en la serie de televisión del mismo nombre, el personaje de Ellen Degeneres era presentada como alguien que encontraba a otra mujer atractiva porque tenían muchas cosas en común. Se daba a los espectadores una imagen muy reconfortante del lesbianismo, de lesbianas lipstick rubias que aman a otras lesbianas lipstick rubias. <<

[318] Para un estudio de la audiencia de Personal Best ver Chris Straayer, «Personal Best: Lesbian Feminist Audience», Jump Cut 29 (febrero 1984): 40-44. <<

[319] Para un excelente estudio del miedo al lesbianismo en los deportes de mujeres, ver Susan Cahn, Coming On Strong: Gender and Sexuality in Twentieth Century Women’s Sport (Cambridge: Harvard University Press, 1994). <<

[320] Jane Rule, Desert of the Heart (Nueva York: Arno Press, 1975), 157. <<

[321] «Childs», parecido a child, que significa niño o niña, hijo o hija. (N. del T). <<

[322] Fannie Flagg, Fried Green Tomatoes and the Whistle Stop Café (Nueva York: Random House, 1987) [trad. esp.: Tomates verdes fritos: en el café Whistle Stop, trad. de Víctor Pozanco (Barcelona: RBA, 1994)]. <<

[323] Butcher: carnicero/a. Juego con la homofonía entre butch y butcher. (N. del T). <<

[324] k. d. lang ha mantenido una relación de complicidad con lo drag y lo butch a lo largo de su carrera. La última manifestación de esta actitud cómplice es su CD Drag (1997), que trata enteramente sobre placeres prohibidos, como fumar. <<

[325] Grupo antiabortista de Estados Unidos (N. del T). <<

[326] Se refiere al romance entre una persona blanca y una negra. (N. del T). <<

[327] Cine neo-noir: subgénero de cine que aparece en la década de 1980, que añade elementos del cine negro tradicional a otros géneros, con temas como la ciencia, la tecnología, la crisis de identidad y los problemas sociales actuales. Por ejemplo, Blade Runner, Pulp Fiction, L.A. Confidencial, Memento, etc. (N. del T). <<

[328] Stephen Holden, «Trying to Get Even While They Get Rich: Set It Off», New York Times, 6 de noviembre de 1996, C11, C14. <<

[329] Dada la gran visibilidad de la masculinidad femenina negra, es interesante observar la ausencia de toda representación de masculinidad femenina negra en el espectáculo artístico Black Masculinity, que se estrenó primero en el Whitney de Nueva York y después en Los Ángeles. <<

[330] Queen Latifah, «Heads Ain’t Ready for Queen Latifah’s Next Move», entrevista por Danyel Smith, Vibe, diciembre de 1996/enero de 1997, 98-102. <<

[331] Sólo por citar algunas películas comerciales y otras independientes que han tratado sobre drag queens o donde han sido principales protagonistas: Some Like it Hot (1959, Billy Wilder), Tootsie (1982, Sydney Pollack), Wigstock (1993, Tom Rubnitz), Priscilla: Queen of the Desert (1994, Stephan Elliot), The Crying Game (1992, Neil Jordan), Mrs. Doubtfire (1993, Chris Columbus). La drag queen Ru Paul tiene, además, su propio programa de entrevistas. En comparación, no existe una sola película comercial con un protagonista drag king o una imitadora de hombres que haya logrado una masculinidad mínimament creíble. Victor/Victoria (1982, Blake Edwards), por ejemplo, es en realidad sobre drag queens, y Julie Andrews no logra pasar por un hombre en absoluto. <<

[332] Dado que la palabra «camp» también se utiliza en castellano, hemos preferido no traducirla. Se puede describir lo camp como un uso ligero, humorístico o desenfadado que hacen, sobre todo, los gays de lo femenino, o de cierta burla de la seriedad de lo masculino a partir de una apropiación de lo femenino. En cierto sentido tiene que ver con la pluma, el mariconeo o el cancaneo. (N. del T). <<

[333] Ver dos antologías que son ejemplos de estos estudios académicos sobre lo drag: David Bergman, ed., Camp Grounds: Style and Homosexuality (Amherst: University of Massachusets Press, 1993); Moe Meyer, ed., The Politics and Poetics of Camp (Nueva York: Routledge, 1994). <<

[334] Like a king, juego con la referencia al drag king. (N. del T). <<

[335] Juegos de palabras en inglés intraducibles: «Sisterhood, no Misterhood», «Wigs, not Pigs», «Bitch, not Butch». (N. del T.). <<

[336] Ver Amy Linn, «Drag Kings», San Francisco Weekly, 27 de septiembre – 3 de octubre de 1995, 10-11, 13-16, 18. <<

[337] Famosa presentadora y actriz de teatro, que dirige un programa de entrevistas en la televisión en Estados Unidos. (N. del T). <<

[338] Esther Newton decía lo siguiente sobre la historia del término «drag king»: «Como parte de un concurso de drag queens que presencié a finales de la década de 1960 en Chicago, había un concurso ‘drag king’ (y aunque más adelante escribí que ese término nunca se usó allí, creo recordar que en este contexto, en el escenario, sí se utilizó), y tengo diapositivas de él. Estoy de acuerdo en que el concepto ya circulaba, pero, tal y como ha señalado Sarah Murray, nunca se desarrolló como algo que generara una tradición mantenida en el tiempo, como en el caso de las drag queens». Newton, en correspondencia personal con la autora (julio de 1997). <<

[339] Ver Elizabeth Drorbaugh, «Sliding Scales: Notes on Storme DeLaverie and The Jewel Box Revue, the Cross-Dresed Woman on the Contemporary Stage, and the Invert», en Crossing the Stage: Controversies on Cross-Dressing, ed. Lesley Ferris (Londres: Routledge, 1993), 120-43. <<

[340] Laurence Senelick, «Boys and Girls Together: Subcultural Origins of Glamour Drag and Male Impersonation on the Nineteenth-Century Stage», en Crossing the Stage: Controversies on Cross-Dressing, ed. Leslie Ferris (Londres: Routledge, 1993), 82. <<

[341] Lisa Duggan interpreta las prácticas de travestismo de mujer-a-hombre de ese periodo como «la semilla de una nueva identidad» y como una práctica mucho más compleja que «un disfraz temporal o superficial». (Duggan, «The Trials of Alice Mitchell: Sensationalism, Sexology, and the Lesbian Subject in Turn-of-the-Century America», Signs 18, nº 4 [verano 1993]: 809). <<

[342] Drorbaugh, «Sliding Scales», 124. <<

[343] Elizabeth Lapovsky Kennedy y Madeline Davis, Boots of Leather and Slippers of Gold: The History of a Lesbian Community (Nueva York: Routledge, 1993), 62. <<

[344] Subcultura gay de los años 1980 de hombres masculinos, con bigotes grandes o perilla, pelo rapado, botas y ropa vaquera o de cuero. Como se parecían mucho unos a otros se los llamaba clones. (N. del T). <<

[345] Ver mi artículo sobre drag kings y rap para un desarrollo de este punto: «Mackdaddy, Superfly, Rapper: Gender, Race, and Masculinity in the Drag King Scene», Social Text (otoño 1997), número especial sobre raza y sexualidad, editado por José Muñoz y Ann McClintock. <<

[346] Para un análisis extenso de las variantes de la «ansiedad de performance», ver Ann Pellegrini, Performance Anxiety (Nueva York: Routledge, 1996). <<

[347] Judith Butler, El género en disputa (Barcelona: Paidós, 2001), p. 140. <<

[348] Juego de palabras con dick, que es un nombre de chico, Dick, pero también es «polla». Dick(less) significa «sin polla». Dick Tracy es un personaje de comic hetero y muy masculino. (N. del T). <<

[349] Esther Newton, «Dick(less). Tracy and the Homecoming Queen: Lesbian Power and Representation in Gay Male Cherry Grove», en Inventing Lesbian Cultures in America, ed. Ellen Lewis (Boston: Beacon Press, 1996), 164. <<

[350] Newton, «Dick(less). Tracy», 163-64. <<

[351] Sue Ellen Case, «Toward a Butch/Femme Aesthetic», en The Lesbian and Gay Studies Reader, ed. Henry Abelove, Michele Aina Barale y David Halperin (Nueva York: Routledge, 1993), 294-306. Case identifica lo camp con un rechazo queer e irónico del realismo que puede ser llevado a cabo tanto por lesbianas como por gays. <<

[352] Kate Davy, «Fe/Male Impersonation: The Discourse of Camp», en The Politics and Poetics of Camp, ed. Moe Meyer (Nueva York: Routledge, 1994), 133-134. Davy cuestiona la teoría del camp lesbiano de Sue-Ellen Case y afirma que lo camp tiene que ver siempre con la sexualidad de los hombres y que, en última instancia, no puede «servir a las mujeres lesbianas implicadas en actividades teatrales de la misma manera que sirve a los gays». (133-134). <<

[353] «Earnest»: se refiere a la comedia clásica de Oscar Wilde, «The Importance of Being Earnest», donde juega con el doble sentido de la palabra, que significa Ernesto y «serio». (N. del T.). <<

[354] Sarah Murray, «Dragon Ladies, Draggin’ Men: Some Reflections on Gender, Drag, and Homosexual Communities», Public Culture 6, nº 2 (invierno 1994): 344. <<

[355] Además, cuando Murray menciona brevemente figuras transgénero, como Billy Tipton, las caracteriza de forma imprecisa e incorrecta como «mujeres» y utiliza pronombres en femenino para hablar de sus identidades en sus performances. <<

[356] Carole-Anne Tyler, «Boys Will Be Girls: The Politics of Gay Drag», en Inside/Out: Lesbian Theories, Gay Theories, ed. Diana Fuss (Nueva York: Routledge, 1991), 33. <<

[357] Newton, «Dick(less). Tracy», 171. <<

[358] Aunque no tengo información concreta sobre la relación entre estas actrices drag king y su implicación o no en el trabajo sexual, intento señalar aquí la carencia de un sistema organizado de «casas» como matriz productiva de estos concursos. El concurso reunía mujeres al azar, la mayoría butches que se subían al escenario sobre todo para intentar ganar 200 dólares. El hecho de que la mayoría de las concursantes fueran butches también indica que el trabajo sexual no es el telón de fondo de estos concursos. <<

[359] José Muñoz, «Famous and Dandy like B. ‘n’ Andy: Race, Pop, and Basquiat», en Pop Out: Queer Warhol (Durham, N.C.: Duke University Press, 1996), 147. Muñoz describe las complejas relaciones que se establecen entre sujetos de minorías y la cultura mayoritaria, y descubre que muy a menudo las formas de resistencia cultural producidas por estos sujetos están construidas a partir de relaciones contradictorias entre identificaciones dominantes y minoritarias. La desidentificación, escribe Muñoz, «es una estrategia que intenta transformar una lógica cultural desde dentro». (148). <<

[360] Newton, Mother Camp, 101. <<

[361] Kimberly Pittman, «Walk like a Man: Inside the Booming Drag King Scene», Manhattan Pride, junio de 1996, 4. <<

[362] Los drag kings femme, hay que reconocerlo, han recibido buena y mala publicidad. En un artículo muy ofensivo publicado en Penthouse, Ralph Gardner Jr. cuenta que iba en busca de una «lesbiana guapa», explorando el ambiente drag king, saliendo por ahí con Buster Hymen y otros drag kings. Esto no salvó a los drags de ser objeto de comentarios lascivos por parte de Gardner en su artículo. También escribió comentarios racistas sobre Dred («Drag king», Penthouse, febrero 1997, 85, 86, 128). <<

[363] Michael Musto, New York Post, Arts Section, 20 de febrero de 1997, 43-44. <<

[364] Buster Hymen es descrita como «una licenciada en el entrenamiento en testosterona de Torr» por Kimberly Pittman («Drag Kingdom Come», Manhattan Pride, junio 1996, 3). <<

[365] Torr ha estado impartiendo el taller desde 1989, y cobra 100 dólares por sesión. Torr es una artista de la performance y ha actuado en Nueva York como bailarina go-go y en performances travestis durante muchos años. <<

[366] Copia de un flyer que anunciaba el taller en marzo de 1997. En el flyer, Torr se describe a sí misma como «artista de performance» y afirma que «vive y trabaja en Nueva York, donde, como travesti, es miembro de la comunidad F2M (mujer-a-hombre)». Dado que Torr no es una transexual F2M y no es una lesbiana fuera del armario, no está muy claro qué significa ese autoposicionamiento. <<

[367] Ver, por ejemplo, Julie Wheelwright, «Out of My Way, I’m a Man for a Day», Independent, 11 de noviembre de 1994, 27-28; Anna Burnside, «Walk like a Man», Scotland on Sunday, 24 de mayo de 1995, 5. <<

[368] Citado por Phyllis Burke, «Diane Torr’s Drag King Workshop», en Gender Shock: Exploding the Myths of Male and Female (Nueva York: Anchor Books, 1996), 147. <<

[369] Shannon Bell, «Finding the Male Within and Taking Him Cruising», en The Last Sex, ed. Arthur Kroker y Marilouise Kroker (Nueva York: St. Martin’s Press, 1993), 91-97. <<

[370] Linn, «Drag kings», 12. <<

[371] Esta cultura gay no se basa en imitar al presidente de Cuba, sino que se refiere al famoso barrio gay de San Francisco. (N. del T). <<

[372] Blaxploitation es un género de cine de los años 1970 dirigido a público negro de Estados Unidos, donde se utilizan elementos de la cultura negra, como la música funky y el soul, y en el que intervienen actores negros. Un ejemplo es la película Shaft. <<

[373] Superfly y Foxy Brown son dos personajes de sendas películas blaxploitation con esos títulos. El primero es un traficante negro y la segunda es una chica negra sexy, violenta y vengativa. (N. del T). <<

[374] Mo B. Dick (Maureen Fischer), entrevistada por la autora, 10 de noviembre 1996. <<

[375] Ver mi ensayo sobre género, raza y masculinidad para profundizar sobre las mujeres de color y la escena drag king en Nueva York: «Mackdaddy, Superfly, Rapper: Gender, Race, and Masculinity in the Drag King Scene», en un número especial «Queer Transexions of Race, Nation, and Gender», editado por Phillip Brian Harper, Ann McClintock, José Esteban Muñoz y Trish Rosen, en Social Text 15, nº 3-4 (otoño/invierno 1997), 104-31. <<

[376] Rochella Thorpe, «A House Where Queers Go: African-American Lesbian Nightlife in Detroit: 1940-1975», en Inventing Lesbian Cultures in America, ed. Ellen Lewin (Boston: Beacon Press, 1996), 40-61. <<

[377] En 1996, las imitadoras de Elvis aparecieron en la prensa de forma espectacular. El drag king de San Francisco Elvis Herselvis se vio implicado él(vis) mismo en el centro de una importante controversia. Había sido contratada en el marco de una conferencia sobre Elvis Presley, para actuar como parte de las actividades culturales. Sin embargo, los directores de Graceland de pronto retiraron sus fondos para esta conferencia de estudios culturales, en cuanto se enteraron de que iba a haber una actuación drag king. La ironía de este hecho es evidente: la conferencia se centraba, y contribuía, al legado póstumo del king; parte de su legado consiste en una práctica casi fanática de imitadores de Elvis. Los directores de Graceland reconocen las imitaciones de Elvis como parte de su legado y no tienen ningún problema en financiar conferencias en las que se ofrecen muchas actuaciones de diferentes imitadores de Elvis. <<

[378] Mo. B. Dick, entrevistada por la autora, 16 de noviembre de 1996. <<

[379] Shon, entrevistada por la autora, 30 de diciembre de 1996. <<

[380] Linn, «Drag Kings», 15. <<

[381] Estereotipos del cine blaxploitation. (N. del T). <<

[382] Dred, entrevistada por la autora, 13 de noviembre de 1996. <<

[383] Lizerace, entrevistada por la autora, 10 de noviembre de 1996. <<

[384] Evil Cave Boy, entrevistada por la autora, 13 de noviembre de 1996. <<

[385] Shon, entrevistada por la autora, 30 de diciembre de 1996. <<

[386] Retro, entrevistada por la autora, 10 de noviembre de 1996. <<

[387] En el original inglés este capítulo se titula «Raging Bull», en referencia a la película, que en castellano se tradujo como Toro salvaje. La palabra rage, raging (rabia, rabioso, cabreado) se pierde en el título en español, pero en todo el capítulo veremos que hay referencias a la rabia, al cabreo. (N. del T). <<

[388] Pudimos leer muchos artículos de este tipo en el New York Times en 1997, entre febrero y abril. Uno de ellos tenía el siguiente titular: «Un estudio refuerza la idea de que el ejercicio reduce el riesgo de padecer cáncer de mama», New York Times, 1 de mayo de 1997, A1, B14. Este artículo hace el descubrimiento asombroso de que «el ejercicio regular protege contra el cáncer de mama». Sólo unos meses antes apareció un artículo en el Times informando de que las chicas que hacen ejercicio cuando son jóvenes viven más años y tienen más salud. Este artículo concluía indicando a los padres que deberían animar a sus hijas pequeñas a hacer ejercicio. Estas afirmaciones produjeron en esta lectora una respuesta nada académica: «¡Pues claro!». <<

[389] Seth Linder, «Women in the Ring», Cosmopolitan, octubre de 1995, 31. <<

[390] Otro indicio de que el boxeo es algo seguro para las mujeres es su transformación en una forma de aerobic. «Boxejercicio» es el nombre que se da a la actividad de mujeres boxeando un muchos gimnasios de moda; boxejercicio consiste en una coreografía de gestos ejecutados por mujeres frente a un saco de boxeo, utilizando puñetazos y patadas. Un ejemplo cómico de boxejercicio aparece en la película camp Michelle and Romy’s High School Reunion (1996), donde Michelle y Romy, en un desesperado esfuerzo por estar en forma para su cita, prueban todos los ejercicios que ofrece el gimnasio. Vestidas con ropa de boxeo de colores fluorescentes, intentan hacerse un hueco en un grupo de mujeres muy disciplinadas que están dando puñetazos y patadas al ritmo de música de aerobic. <<

[391] Linder, «Women in the Ring», 32. <<

[392] Obviamente el lesbianismo es el fantasma que ha planeado sobre el deporte de mujeres a lo largo del siglo XX. Pero ni siquiera la aparición de comunidades lesbianas visibles ha hecho desaparecer la homofobia en el deporte de mujeres. Una versión nueva para mujeres de Sports Illustrated, por ejemplo, destaca un artículo de la estrella olímpica de softball Dot Richardson, que se queja porque la han considerado lesbiana; una fotografía de Dot en su baile de graduación acompaña el artículo (citado por Robert Lipsyte, «Magazine Explores Its Feminine Side», New York Times, 13 de abril de 1997, sec. 8, p. 2). <<

[393] Garrett v. New York State Athletic Commission, 286 NYS 2d 795 (1975). La mayor parte de mi información sobre la historia de las mujeres en el boxeo la he tomado de Jeffrey Sammons, quien me facilitó varios artículos y un capítulo de su defensa de tesis sobre mujeres y boxeo (Sammons, «Women and Boxing», en America in the Ring: The Relationship of Boxing to America Society [Ph. D. diss., University of North Carolina, 1982]). <<

[394] Sammons, «Women and Boxing», 69. <<

[395] Gail Bederman, Manliness and Civilization: A Cultural History of Gender and Race in the United States, 1880-1917 (Chicago: Chicago University Press, 1995), 3. <<

[396] Sammons apunta que «irónicamente, el primer caso conocido, People vs. Floss, que interpreta el decreto original de Nueva York de 1956 que prohibía los combates premiados, se dio en un combate entre dos mujeres boxeadoras». (52) (People vs. Floss, 7 NYS 504 [1889]). <<

[397] Susan Cahn, Coming On Strong: Gender and Sexuality in Twentieth-Century Women’s Sport (Cambridge: Harvard University Press, 1994), 279. <<

[398] Nancy L. Warren, «With This Ring: Gina ‘Boom-Boom’ Guidi Is Fighting Hard to Put Women’s Boxing on the Map», Curve 7, nº 1 (marzo de 1997): 28-29. <<

[399] Jenni Olson, «What’s Dirty about Boxing?», Girljock (verano 1992): 22-24. <<

[400] Para una interesante valoración del masoquismo de los hombres, ver Kaja Silverman, Male Subjectivity: Masculinity in the Margins (Nueva York: Routledge, 1994). Aunque Silverman considera el masoquismo de los hombres como una masculinidad marginal, yo sostengo aquí que el masoquismo es algo central en la masculinidad dominante. <<

[401] Juego de palabras entre punch, puñetazo, y punch line, el final de un chiste. (N. del T). <<

[402] Dado que para la portada de la edición en castellano del libro hemos utilizado una imagen diferente, incluimos aquí una imagen de la portada original a la que se refiere la autora; ver foto 39. (N. del T). <<