11. Buscando a Rodolfo.
LUNES, 10 DE ABRIL DE 2017
Ernesto torturó a Antonio Cardona, hasta que consiguió que éste confesara dónde estaba el niño.
No le costó mucho esfuerzo hablar, pues por lo visto su participación en el elaborado plan de venganza de Rebeca/María era simplemente seguir órdenes. Con ella muerta se sentía desorientado y accedió, tras un par de golpes de persuasión, a ayudarlos.
Rodolfo estaba vivo. Lo habían secuestrado por la noche y lo habían dejado atado en alguno de los pasillos del pasadizo.
Ernesto retiró el panel del interior del armario y empujó a Antonio para que entrara delante de él. Le apuntó con el revólver.
—Camina —le ordenó.
Marta entró la última.
Recorrieron los estrechos y tenebrosos pasillos, ayudándose tan solo con la luz que producía el móvil de Marta, aunque ya se le estaba acabando también la batería y pronto quedarían completamente a oscuras.
Antonio los guio sin decir palabra. Estaba bastante sumiso desde que accediera a ayudarlos.
De pronto se detuvo frente a una pared.
—Aquí es —dijo.
Marta alumbró con su móvil. Había un panel de madera igual que el del interior del armario.
Ernesto lo abrió empujándolo hacia la derecha.
Dentro había un pequeño cubículo sin prácticamente ventilación. En el suelo, inmóvil estaba Rodolfo.
Marta corrió hasta su hijo.
Estaba atado de pies y manos y una cinta adhesiva cubría su boca. Sus ojos se iluminaron de emoción al reconocer a su madre.
—Ayúdame —pidió Marta mirando a Ernesto.
Éste se guardó el revólver en el bolsillo y se inclinó sobre el niño para deshacer sus ataduras.
El niño protestó de dolor cuando le arrancó la cinta de la boca.
—¡Mamá! —gritó pasando sus pequeños brazos alrededor del cuello de Marta. Ambos lloraban.
—Será mejor que salgamos de aquí —dijo Ernesto—. El barco estará a punto de llegar.
De repente, Antonio cerró el panel dejándolos atrapados allí dentro.