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Julio de 2018

Comunicado oficial de SAR la reina Adeline Lockhart I


Desde que era una niña, mi padre siempre decía que tenía mucho carácter y el corazón más grande que el cerebro. Supongo que no le faltaba razón porque, al final, ha sido el corazón el que me ha traído hasta este momento. Nunca he querido ocultarle nada a mi pueblo, pero hasta ahora no he tenido la oportunidad de hablar.

Ese gran corazón me ha llevado por un camino que nunca debí recorrer; no como princesa y mucho menos como reina. Pero ahora soy incapaz de apartarme de ese camino, ya que me ha conducido hasta un hombre que me ha robado mi gran corazón. Si diera marcha atrás ahora, retomaría mis obligaciones sin él. Ese carácter mío que tanto os gusta se perdería para siempre y la mujer que reinaría este glorioso país tan solo sería una cáscara vacía. Mi pueblo se merece mucho más. Se merece un soberano devoto, uno que se comprometa a servir al reino en cuerpo y alma. Yo ya no soy dueña de mí misma y por tanto no puedo asumir esa responsabilidad. Además, el hombre al que amo no merece las restricciones que le supondría vivir al lado de la reina. Me temo que eso lo haría cambiar, que lo despojaría de las cualidades que me han enamorado. Me temo que se perdería, y no puedo perderlo.

Esta mañana he cumplido la última de mis obligaciones como reina. Tras la pérdida de mi padre y mi querido hermano, y ver a su alteza real el príncipe Edward luchar contra las cicatrices de guerra que le dejó su valeroso servicio al país me sumió en un estado de profunda tristeza y confusión que no me ha dejado ver las cosas claras hasta ahora. Empiezo a recobrarme de esas tragedias gracias al amor de un hombre. Se lo debo todo. Él me ha ayudado a superar estos momentos difíciles y me ha enseñado lo que es la esperanza. Sé que nunca podré agradecérselo lo suficiente, pero moriré intentándolo.

He nombrado a su alteza real la duquesa de Sussex como mi sucesora y le juro lealtad. Os servirá bien, mucho mejor que yo. Creo que uno debe asumir el cargo de soberano con un deseo y un compromiso implacables, y estoy convencida de que mi tía no os defraudará en ese sentido.

No penséis que es una decisión tomada a la ligera.

Mi familia se ha visto castigada por la tragedia y la tristeza y creo que las desgracias nos han debilitado. Mi abdicación supone el fin de una dinastía, una dinastía de la que me siento muy orgullosa. No estoy abandonando a mi país. Las razones por las que renuncio al trono son personales, no políticas. Serviré a la nueva reina con lealtad y devoción. La decisión ha sido mía; probablemente la decisión más importante que vaya a tomar en toda mi vida. Creo que es la correcta, tanto para mí como para vosotros. He recibido numerosas muestras de afecto por parte de mi familia y el valioso asesoramiento de mis consejeros. Todos apoyan mi decisión de renunciar a la corona y a todos sus privilegios.

Rezo para que Dios me perdone por haber puesto el amor por delante del deber. Y para que vosotros, mi pueblo, entendáis que, cuando llegó el momento de la verdad, no tuve elección.

El amor siempre vence.

Señorita Adeline Catherine Luisa Lockhart