23

 

 

Papá:

¿Podemos hablar esta noche, cariño?

 

Dejo de hacer lo que estoy haciendo. Desde nuestra pelea la mañana de las tortitas, hace ocho días, he conseguido evitar a mi padre. Ni siquiera me he cruzado con él en los pasillos de la casa de Rachel. Este es su primer acercamiento en son de paz, pero paso. ¿Por qué tengo que ser yo siempre la que siga sus tiempos? ¿Tengo que estar disponible cuando a él le va bien? ¿Tengo que ser siempre la hija buena que lo hace todo fácil y simple? ¿He de ser la que le sigue el juego, la que intenta hacer que se sienta mejor cuando se equivoca al tomar las decisiones? ¿Y qué pasa cuando soy yo la que lo necesito a él? ¿Dónde está él entonces?

Paso.

Se ha casado con Rachel. Que sea ella la que se encargue de apoyarlo. No tengo nada que decirle.

 

Yo:

Lo siento, trabajo hasta tarde.

 

Papá:

Te echo de menos.

 

No, no tengo absolutamente nada que decirle.