2011

—Fui a ver a Nacho —dice Elisa.

—¿Nacho? —Repito, aun habiéndola escuchado con claridad—. ¿Cuándo?

—Hace un par de meses, en verano. Siento habértelo ocultado dando la impresión de que no sabía nada de él.

Acaba de quitarme el suelo bajo los pies, me tambaleo. Nacho no me ha dicho nada. Elisa ha ido a verle y Nacho no me lo ha dicho. ¿Por qué?

—¿A qué fuiste? —le digo, en tono acusador.

No tienes derecho, tú, que nos dejaste a ambos.

—Necesitaba verle, yo…

—Veo que has estado muy ocupada últimamente con tus necesidades, Elisa.

Ha vuelto. El rencor. ¡Yo no lo he llamado! Tal vez es que no se había retirado del todo. Soy, no hay que olvidarlo, una exadicta. Llevo a Elisa a ras de piel. Me la he metido por la garganta y la he empujado con el puño hasta encajarla en el fondo de mi esófago. ¿Cómo no voy a vomitarla una y otra vez?

—Quería pedirle perdón también a él —dice.

—¿Es una especie de peregrinaje compasivo que lleváis a cabo los arquitectos sobre las ruinas que dejasteis atrás o que nunca construisteis o qué? —elevo la voz, sin poder evitarlo.

Estoy enfadada con ella, con Nacho, conmigo. Soy yo otra vez, la Nuria cabreada con la vida.

¿Acaso, ilusa de mí, esperaba que todo se retirara a la habitación del fondo porque así lo había ordenado? ¿Teperdonoaunquesigoenamoradadetiyaestáadiós?

Elisa no tiene derecho a estar aquí, Nacho no tiene derecho a ocultarme que habló con ella, yo vuelvo a perder el control y no me gusta. Sé qué hay tras ese descontrol, cuál es el motor que lo alimenta. El amor nunca extinto por esta Elisa retornada. Estoy enfadada porque había hecho un pacto conmigo misma, había llegado a un compromiso con las Nurias que habitan en mí. Había creído cerrar esa puerta. Vete, Elisa, vete de una vez.

—¿Y a él qué falta le hace tu disculpa? —continúo, en el mismo tono crispado—. ¿Quién te crees que fuiste en su vida como para creer que tu ausencia necesitaba reparación? ¡No fuiste nada, Elisa, nada, para ninguno de nosotros! —termino gritando.

Quiero abofetearla, golpearle, es un deseo irracional. Y sé que ella me lo va a permitir. Lo leo en sus ojos, como así ella mi intención.

Doy un paso hacia ella.