Agradecimientos

Quiero dar las gracias a ciertas personas que conocen Ocean City, en Nueva Jersey, mucho mejor que yo: Trish Roach Baggott, Barry Criscuolo, David Blair, Kevin Michaels, Samantha Levy-Arnold, Clare Anne Darragh y Clare, su maravillosa madre. También quiero dar las gracias a Hayley Heineken por dar una nueva vida a este libro. Kara Cesare y Shauna Summers, muchísimas gracias por ser tan generosos dando más cuerpo a este libro. Mi más ferviente agradecimiento a Noelle Howey y los demás amigos de Real Simple, quienes publicaron mi texto sobre una época cuando escribí una carta de amor para un desconocido en un avión, así como a Alexa Faigen, quien me hizo ver que había una historia más extensa en aquel texto, y a Justin Manask, mi administrador, por alentarme con una idea sobre un tipo muy específico de cazafortunas. Gracias, como siempre, a mi agente, Nat Sobel, gracias por todo lo que haces, creo que a estas alturas me conoces muy bien. Gracias por tolerarme.

Gracias a mi padre por haberme contado la tremenda y hermosa noche de tormenta, cuando la nieve cayó sobre D.C. la víspera de la investidura presidencial de John F. Kennedy, en que él, atascado en un autobús, vio a una comitiva de coches oficiales cruzar la Elipse. Gracias a mi madre por los detalles que me contó sobre esa época, todos muy reales, y estoy más agradecida aún por la visita guiada a Washington D.C. de Glenda-y-Bill-Baggott que, sin que yo la pidiera, me ofrecieron: la antigua casona decrépita, las travesuras de los estudiantes de Derecho... agradezco haber sido criada por narradores de cuentos.

Por supuesto, gracias también a ti, Dave Scott, mi compañero en todo, y a nuestra dulce prole. Todo es por amor.