17
DALO TODO O VETE A CASA
GO HARD OR GO HOME
Wiz Khalifa & Iggy Azalea
—Tío, ¿vas a dejarnos pasar o qué?
Tommy miró más allá del portero y vio a los dos chavales a los que conocía de Farrington’s. Le habían pedido que fuera a la puerta a tratar con ellos, y lo único que se le ocurrió pensar fue: «¿Cómo rayos me han encontrado?».
—¡Tenemos que estar en esa lista, tío! —gritó uno de ellos.
¿Era Ethan? Tommy no se acordaba de sus nombres. Ni siquiera los distinguía.
Miró más allá de ellos. La cola era larga y estaba llena de gente más importante y de edad más idónea.
—¿Los conoces? —El portero le lanzó una mirada impaciente.
Asintió de mala gana, consciente de que, si no lo hacía, montarían una escena que no podía permitirse.
—¿Tienen dieciocho años?
—¡Veintiuno, tío! —exclamó Ethan levantando el puño como un crío.
—Dieciocho. —Tommy les lanzó una mirada de advertencia, sabiendo que ni siquiera eran mayores de edad.
—Si tú lo dices. —El portero no parecía muy convencido, pero levantó el cordón de todos modos y los dejó pasar.
—¡Genial!
Entraron en el local en penumbra, meneando la cabeza mientras se fijaban en las paredes cubiertas de grafitis, en el amplio escenario, la barra atestada de gente y las chicas guapas.
—¿Se puede saber qué hacéis aquí? ¿Es que me estáis siguiendo? —Tommy los agarró por la manga y tiró de ellos.
Les tenía más cariño del que quería reconocer, pero estaba enfadado porque se hubieran presentado allí.
—Qué más quisieras tú —contestó Ethan con una mueca desdeñosa, y se desasió de un tirón—. Esto mola mucho más que tu último trabajo —dijo—. Me alegra que nos hayamos mantenido en contacto.
—No nos hemos mantenido en contacto. —Tommy sacudió la cabeza, intentando no reírse.
No quería darles alas.
—Bueno, ¿cuándo vas a darnos una de esas pulseritas negras para que empiece la fiesta? —preguntó el otro.
Mierda, ¿cómo se llamaba? Colpher. Eso era. Una especie de apellido convertido en nombre de pila.
Se quedó mirándolos.
—¿Cómo os habéis enterado de eso?
—Se ha corrido la voz, hermano.
Sonrieron expectantes mientras Tommy se pasaba una mano por la barbilla, intentando decidir si eso era bueno o malo.
Era la segunda noche de prueba, y al parecer ya se había corrido la noticia por las tiendas de guitarras y los parques de skate. La generosidad con que repartía las pulseras negras normalmente reservadas para los mayores de veintiún años había atraído a más gente de la que esperaba. Y aunque no veía nada de malo en poner tres años de más a gente de dieciocho ansiosa por disfrutar de la fiesta, aquellos dos tenían catorce, como mucho, y Tommy no quería corromperlos más aún de lo que ya lo estaban.
—Mirad… —Se pasó una mano por el pelo y, al mirar hacia la puerta, vio que seguía entrando gente—. Podéis quedaros todo el tiempo que queráis pero no causéis problemas, y ni se os ocurra birlar una pulsera negra.
Vio que ponían una cara de desilusión casi cómica.
—Eres el peor relaciones públicas de la historia —le espetó Colpher.
—¿Por qué nos haces esto? —preguntó Ethan.
—Sí, ya, ya. —Tommy se rio y los condujo hasta un lugar cerca del escenario que normalmente reservaba para los clientes VIP—. Disfrutadlo mientras podáis —les dijo—. Y prestad atención al grupo que viene ahora. A lo mejor aprendéis algo. Pero, recordad, os estoy vigilando. —Se señaló los ojos con dos dedos y luego los señaló a ellos—. Si hacéis el idiota, no dudaré en llamar a vuestros padres para que vengan a recogeros.
Los vio acomodarse, muy satisfechos de sí mismos. Luego, tras asegurarse de que nadie de su equipo le miraba, salió a hurtadillas por la puerta lateral y bajó por el bulevar.