XXII

El novicio corría por los pasillos de la Roca a toda velocidad,

saltándose la norma con cada superior que se cruzaba, lo que le causaría problemas más tarde, pero una orden directa, con amenaza incluida, del Alto Ejecutor Tomás Reynolds Onerom, no se podía posponer ni un segundo salvo que se interpusiese en su camino el Alto Inquisidor.

A medio camino entre el Herbarium y la planta de acceso a la

Biblioteca, una deforme mano lo agarró del hombro y una profunda y oscura voz le increpó:

-¿Dónde habéis dejado la educación, el decoro y la norma, novicio?

-Disculpadme, padre, pero tengo prisa.

-Las prisas no son dispensa para saltarse la norma…

-El Alto Ejecutor Tomás Reynolds me ha dado orden de reclamar ante su presencia al Alto Ejecutor Judas Tadeo sin demora, padre.-interrumpió el novicio.

El fraile frunció el ceño, mas contestó con cierta carga cómica en sus palabras:

-Está bien. No demores entonces. No hagamos esperar al “Gran” Tomás Reynolds Onerom…Ve con Dios hijo mío.

-Que Él os guarde padre.