UN VOLCÁN DE HISTORIAS Y PERSONAJES,
por Jesús Márquez Rivera
Hace unos meses que conocí esta historia y tuve la suerte de asistir a su nacimiento, a su desarrollo y a su final. De hecho el autor tuvo la amabilidad de ir haciéndome partícipe de sus ideas, dudas y sueños.
Se fue gestando en el ambiente de un local muy querido para los "protagonistas" de esta historia y en un universo humano definido por ciertas peculiaridades.
Por debajo de la descripción de una sociedad futura, injusta y violenta, como todas las que han sido, son y serán, mientras el mundo sea mundo, laten las historias de esos personajes llenos de furia, pasión y contradicciones. Algunos los reconozco fácilmente en amigos y conocidos, incluso alguno me resulta particularmente cercano.
En una vorágine de acción, unas veces entre teologías y otras veces con cuestiones "escatológicas", ese mundo crudo y descarnado nos muestra también los rasgos nobles y la bondad que anidan en el corazón de muchas personas y que hacen soportable esta sociedad.
No sé si toda buena historia debe intentar hacer un mundo mejor, pero sí al menos criticar cosas con el afán de descubrirlas, de limpiar las heridas para que estas sanen y cicatricen bien.
Si me resultó interesante la lectura de esta novela, ya estaba pensando en las próximas. Mi imaginación volaba deseando conocer más detalles de los personajes, de su pasado... y creo que ése es el mejor elogio que puedo hacer al texto.
Deseo que el lector encuentre los mismos motivos o parecidos que halló el arriba firmante, para disfrutar de esta narrativa tan directa y ágil.
Hay algo que le prometo: no se aburrirá.
Al hilo de la historia, finalizo con un latín que a varios
personajes les gustaría tener a mano en sus frecuentes disputas verbales, con o sin reloj de sol:
Aspice in horam, et memento mori
(Mira la hora y recuerda que has de morir)