ANTONIO BURGOS (Sevilla, 1943). En la capital andaluza cursó la carrera de Filosofía y Letras, licenciándose posteriormente en Madrid en Filología Románica. Al propio tiempo obtuvo el título de Periodismo en la Escuela Oficial, y desde entonces ejerce esta profesión como redactor de la edición sevillana de ABC, y colaborador de importantes semanarios nacionales como Triunfo, La Codorniz, Hermano Lobo y Cuadernos para el Diálogo.
Ha escrito un libro de poemas, y un ensayo que lo lanzó al mundillo literario español, en medio de una gran polémica. Se trataba de Andalucía, ¿tercer mundo? Por primera vez se enfrentaba un escritor andaluz con el tópico que envuelve a su tierra y que hasta ahora había impedido su conocimiento. Antonio Burgos, de una manera sistemática, con frialdad pero con pasión, exponía a la vista de todos la verdadera cara de una Andalucía que la propaganda nos había escamoteado. Siguiendo en su posición de periodista testigo de la realidad, pero dejando su parte a la fantasía, había escrito antes El contador de sombras en la que una vez más se ocupaba de los aspectos desconocidos y dolorosos de Andalucía: el despoblamiento y la pobreza. También su segunda novela, Toque de gloria, toque de agonía, insistía en la obsesión de Antonio Burgos: Andalucía, pero esta vez vista desde arriba, desde sus prohombres, sus caciques, esa raza insólita que hunde sus raíces en la Edad Media y que, por ello, se agosta y degenera en los tiempos que corren.
La Universidad de Sevilla acaba de publicar un ensayo magistral sobre el Folklore de las cofradías de Sevilla, libro que ha levantado también abundante polvareda de críticas positivas y negativas, y aún otro que a no dudar conseguirá la misma reconfortante y vivificadora división de opiniones, La feria de abril en Sevilla. Su última novela es El contrabandista de pájaros, premio de novela Ciudad de Marbella 1972, que al parecer cierra una trilogía iniciada en El contador de sombras y continuada en Toque de gloria, toque de agonía, pero elevando el ambiente localista de las dos primeras a un plano universal, en el que se debaten el hombre y las distintas formas de entender la organización social: la socialización absoluta y el individualismo absoluto. El hombre, huésped ilustre en Calenda, y contrabandista de pájaros en Nonas, queda en ambos casos marginado, abandonado a sí mismo, olvidado, alienado, víctima. El humor, la poesía que la novela destila no acaba de endulzar la amargura de la conclusión a que el autor ha llegado tras su andadura fantástica por el mundo de Calenda y por el mundo de Nonas. ¿Nuestro mundo?