Respuesta a Graef sobre la colectivización[500]
Publicado en mayo de 1930
El artículo del camarada Graef plantea un problema de la mayor importancia y opinamos que lo hace con mucho acierto en todos los puntos esenciales. Su demostración de cómo «conciben» los stalinistas el desarrollo desigual mediante el ejemplo de la superpoblación agraria es de lo más convincente.
Pero hay un punto en el que discrepamos con el autor. El camarada Graef da muy poca importancia al problema de la relación entre la tasa de colectivización y la base tecnológico-industrial de la agricultura moderna. Es totalmente erróneo suponer que se puede crear primero granjas colectivas y dotarlas después de una base técnica. Las granjas colectivas caerán hechas pedazos mientras aguardan la base técnica, derrumbe que irá acompañado de feroces luchas internas y le hará un gran daño a la agricultura y, por lo tanto, a la economía en general.
No es cierto lo que afirma sobre que «aun la forma más rudimentaria, más primitiva de colectivización redundará seguramente en una mayor productividad del trabajo que la de la granja campesina individual». Todo el problema gira, por un lado, en torno a los alcances de la colectivización y, por el otro, en torno al carácter de los medios de producción. «No podría ser de otra manera —escribe el camarada Graef—; en caso contrario se rechazaría la utilidad económica y el carácter progresivo de la concentración de recursos». Pero la verdad es que todo el problema consiste en determinar los límites dentro de los cuales la colectivización, en un nivel económico y cultural determinado, resulta «económicamente útil» o «progresivo».
Debe considerarse que la mención que hace el camarada Graef de la Revolución de Octubre, como si ésta hubiera transformado la superestructura organizativa primero y reorganizado las bases técnicas y económicas después es, obviamente, un malentendido. Es indiscutible que no se puede reorganizar la base económica según lineamientos socialistas sin tomar primero el poder y reorganizar el estado (la «superestructura»). Cuando los mencheviques nos decían que la situación no estaba todavía «madura» para el socialismo, les respondíamos: «Las condiciones están totalmente maduras para la toma del poder por el proletariado, y construiremos el socialismo a un ritmo que se corresponda plenamente con los recursos materiales».
Si las condiciones en la aldea soviética están totalmente «maduras» para la colectivización, es porque no hay otra salida. Sin embargo, eso no basta. De todas maneras, no existe razón alguna para llegar, partiendo de una situación de impasse relativo que todavía permite la postergación del pago de los pagarés vencidos de la historia, a la conclusión de que el impasse es absoluto. Es necesario aclararle al campesinado, de manera franca y honesta, que existe una desproporción entre la envergadura actual de la colectivización y los recursos materiales disponibles para sustentaría. Las medidas prácticas a tomar surgen automáticamente.
No nos detendremos más en esta cuestión, puesto que se la analiza en otros artículos del Biulleten, en particular en ¿Hacia el capitalismo o hacia el socialismo?, publicado en este número.
Esperamos que el lector esté de acuerdo con nosotros en que, a pesar del error señalado referido a las perspectivas económicas, el artículo del camarada Graef representa un valioso aporte a la polémica desatada alrededor del problema de la colectivización.