Las tres fracciones de la Internacional Comunista[299]
1930
3. Indudablemente, el centrismo stalinista se encamina hacia una nueva diferenciación[300]. Hacia dónde irá el propio Stalin, no lo sé: ya demostró su capacidad de virar hacia la extrema derecha y hacia la extrema izquierda. La experiencia señala que cada nuevo zigzag del centrismo es más profundo y decisivo que el anterior. Sin embargo, no trataré de pronosticar sobre la base de ello si un nuevo viraje hacia la derecha será o no «el último». Y no se trata esencialmente de pronosticar, sino de luchar activamente. La nueva diferenciación del centrismo fortalece enormemente a la Oposición de Izquierda[301] y la convierte en un factor político de importancia para la determinación del rumbo futuro de la revolución.
4. El ala derecha actual del Partido Comunista sólo puede desempeñar el papel de cortina, tras la cual todos los Bessedovskis y Ustrialovs[302] —sean pacientes o impacientes— se están agrupando. Si los acontecimientos se precipitaran hacia una salida termidoriana[303], surgirían dirigentes muy «especiales». Desde luego, no puede excluirse que en la primera etapa, como escribí en otra ocasión, uno de los elementos secundarios de la derecha llegue a la dirección.
5. Las especulaciones acerca de la suerte que correrán los de la cúpula derechista son de interés puramente psicológico. Los elementos de derecha más realistas están en segunda, tercera y quinta fila, estrechamente ligados a los filisteos conservadores. Son los verdaderos termidorianos del partido.
6. El Partido Comunista no es un partido en el sentido literal del término, porque su composición y su vida están regidos por métodos de carácter exclusivamente administrativo. Pero, desde el punto de vista formal, engloba a la abrumadora mayoría de la vanguardia proletaria, a la que tratamos de vincularnos. Estamos a favor de un partido unificado en tanto el poder no pase a manos de la burguesía, es decir, mientras la Oposición pueda —en circunstancias favorables— cumplir sus tareas mediante una política de reforma. Plantear la creación de un segundo partido sería transferir el problema al plano de la guerra civil.
7. El surgimiento de las fracciones estuvo indisolublemente ligado al curso de la lucha de clases. El bolchevismo tuvo su origen en una fracción y se desarrolló en la lucha interna librada por esa fracción[304].
Cuando el Décimo Congreso del partido aprobó la resolución de prohibir las fracciones, sólo quiso hacer un experimento, que hubiera tenido cierto éxito sólo con una dirección previsora y un régimen sano[305]. La necesidad de hacer esa experiencia surgió de las circunstancias excepcionales que enfrentaba el partido dominante en un país campesino rodeado por capitalistas.
Cuando Zinoviev y Stalin[306] extendieron esta medida a la Internacional Comunista, cometieron uno de sus más desastrosos errores. Los partidos comunistas jóvenes, surgidos en su mayoría de la socialdemocracia, no pueden madurar para desempeñar su papel histórico sin atravesar esa etapa de implacable lucha ideológica, fraccional. La Internacional Comunista a lo sumo podría, interviniendo con juicio, inteligencia y tacto, limar las asperezas de la lucha fraccional y apurar el proceso de formación de los partidos comunistas.
La ceguera centrista de la dirección omnipotente ha provocado resultados opuestos, rodeando a las fracciones y sus luchas de una atmósfera extremadamente insalubre. Ante la falta de dirección política, las fracciones pasan a ser los únicos organismos de orientación política y de adaptación de las consignas a las distintas circunstancias.
Al comienzo la fracción de derecha aspiraba a formular las verdaderas necesidades de la clase obrera a través de las llamadas reivindicaciones transicionales. El objetivo en si era justo. Con una dirección leninista, con una evaluación correcta de la situación y una acertada combinación de consignas transicionales y tareas revolucionarias, posiblemente no habríamos asistido al surgimiento de una organización independiente de derecha; algunos elementos de derecha habrían sido expulsados y otros absorbidos por el partido. Al no dotar a los partidos comunistas de una dirección y al prohibir al mismo tiempo la formación de fracciones, el centrismo burocrático dio al desarrollo de éstos un carácter convulsivo, los debilitó y frenó su crecimiento.
8. La Oposición de Derecha no puede jugar un papel histórico independiente. Sin embargo, no es descartar que atraviese un período de gran crecimiento, tal como ocurrió, por ejemplo, con la socialdemocracia independiente[307], pero muy probablemente no en el mismo grado. Todo depende de las circunstancias y el ritmo de crecimiento del movimiento revolucionario de masas. En una época de desmoralización las fracciones de derecha son canales que conducen a la socialdemocracia. En una época de alza, pueden ser una etapa por la que atraviesan ciertos elementos socialdemócratas en su paso hacia la izquierda y el comunismo. Pero, repito, no jugará un papel independiente.
9. En las circunstancias imperantes, la Oposición de Izquierda desempeña más que nada un papel propagandista. El arma principal de nuestro arsenal es la crítica al programa y a la práctica política de la Internacional Comunista. Ése fue siempre el papel de toda ala izquierda en medio del reflujo del movimiento revolucionario. La Oposición participa en todas las actividades del partido que arrastran a las masas y desafía los golpes del enemigo. Cualquier otro proceder la convertiría en algo inútil. En la Oposición no hay cabida para los espectadores.
Además, la Oposición debe ser una fuente de información para los obreros, información correcta y digna de confianza sobre el movimiento obrero y sus éxitos y fracasos. Ésta es una función muy importante para la lucha de clases. En la prensa de la Internacional Comunista, la información ha sido remplazada por la falsificación, indisolublemente ligada a la línea política funesta y a las medidas del aparato estatal.
Por último, la Oposición puede y debe ser un organismo para la orientación política correcta. Ésta es su tarea más difícil e importante. En los partidos oficiales el mando burocrático suprime la discusión y el análisis políticos. ¿Cómo se puede orientar en situaciones cambiantes si no hay libertad para analizar y discutir? La derecha es totalmente incapaz de examinar la situación actual a la luz de una gran perspectiva. Toda la trayectoria de la Oposición de Izquierda demuestra que ésta plantea los problemas en su contexto histórico global, puntualiza los ejes fundamentales del proceso y es capaz de efectuar un pronóstico histórico. Esta actitud es tan inherente a su carácter revolucionario como el empirismo miope lo es a la burocracia centrista.
Pero no basta con hacer una evaluación general correcta de la situación y su dinámica y elaborar el pronóstico correspondiente. En base a todo esto (con información, orientación y previsión correctas) es necesario levantar consignas políticas oportunas. Esta tarea se podrá realizar sólo si se da una estrecha colaboración teórica y política entre las secciones nacionales de la Oposición.
En este sentido el papel protagónico recae sobre nuestra prensa. El tipo de publicación que mejor corresponde a la etapa actual de desarrollo de la Oposición de Izquierda es el semanario teórico y político. La Oposición norteamericana comenzará a publicar su órgano semanalmente. Esperamos que la Oposición belga reinicie la publicación semanal de su periódico en un futuro muy cercano. En Francia vemos los primero éxitos del semanario La Verité. En vista de las circunstancias en que se encuentra, la Oposición rusa todavía debe seguir publicando su periódico mensualmente[308].
Si en el futuro inmediato la Oposición comienza a publicar un semanario para Alemania y Austria, quedará sentada una auténtica base para el trabajo ideológico y político a escala internacional.
10. En este momento —repito—, la Oposición es un grupo de propaganda (no en el sentido meramente técnico, sino en un sentido histórico más amplio). Pero, desde luego, lucha por convertirse en un movimiento de masas, para lo que está plenamente capacitada. La historia de la política revolucionaria es, en cierto sentido, la de la transformación de pequeñas minorías en mayorías decisivas, y de estas últimas surge, a su vez, una pequeña minoría que constituye la levadura revolucionaria.
11. No intentaré dar aquí una respuesta categórica a la pregunta sobre las etapas concretas y las formas de desarrollo que atravesará la Internacional Comunista. Habrá rupturas y reagrupamientos, y no serán pocos. En qué medida podrá subsistir la continuidad en medio de estos procesos, depende sobre todo de las circunstancias objetivas, y hasta cierto punto —por ahora no demasiado— de la Oposición comunista. No es nuestra intención construir una cuarta internacional. Nos mantenemos firmes en las tradiciones de la Tercera Internacional, que surgió de la Revolución de Octubre bajo la dirección de Lenin[309].
12. En los marcos oficiales de la Internacional Comunista actual, la formación de una «nueva ala izquierda» es un hecho no sólo posible, sino también inevitable. Dentro del actual Partido Comunista soviético ya existen algunos elementos que no pueden jugar un papel ideológico independiente, como no pudo hacerlo la Oposición de Leningrado de 1926. Pero si pueden desempeñar un papel objetivo de gran importancia, como canal de acceso de los obreros centristas a las posiciones de izquierda.
El surgimiento de elementos de izquierda no es un fenómeno sin precedentes, como lo demuestra el hecho de que se los tache de «trotskistas» de la nueva camada, o de «semitrotskistas». A pesar de que el Décimo Plenario del CEIC declaró que la Oposición de Izquierda había sido liquidada de una vez por todas, Pravda se ve obligado a llamar nuevamente a la lucha en dos frentes[310]. Ello revela la imbatible vitalidad que poseen las ideas de la Oposición (y confirma, en particular, la corrección táctica de la declaración de Rakovski y sus compañeros[311]).
13. El peligro de quedar aislado de las masas comunistas es con toda seguridad una amenaza grave cuando se trata de poner en práctica las tácticas de Urbahns, que no está imbuido del espíritu del marxismo sino del «antithaelmannismo» puro y simple[312]. Pero si la Oposición, a la vez que mantiene su independencia total, participa en todas las actividades de las masas comunistas y comparte sus éxitos y derrotas (no sus posiciones y análisis erróneos), no habrá burocracia capaz de separarla de las masas. Desde luego, todavía no hemos empezado siquiera a realizar la tarea de ganar a las masas.
Es indudable que los combates que se están librando en China reflejan la incapacidad de la burguesía «nacional» para resolver los problemas nacionales fundamentales. Las peleas entre generales estimularon la revolución china. La victoria de la contrarrevolución burguesa suscitó nuevos roces entre ellos. No puedo asegurar en este momento si los últimos acontecimientos serán un estímulo para una nueva revolución, porque me faltan informes. Esperamos que nuestros compañeros chinos nos envíen información. Agregaré de paso que en China las experiencias de las gigantescas movilizaciones de masas que culminaron con el aplastamiento de la revolución allanaron el camino para el desarrollo y florecimiento del pensamiento marxista. Ayudar a los compañeros chinos a publicar su prensa es uno de los deberes más importantes de la Oposición Internacional.