Respuesta a preguntas que hacen desde la URSS[437]
Marzo de 1930
He aquí algunas respuestas breves a una serie de caras y preguntas interesantes que se me han enviado.
1. En la época del Décimo Congreso, Vladimir Ilich tema una visión muy pesimista de la situación, reconocía que estábamos al borde del desastre. Sin embargo, creyó necesario combatir resueltamente las inclinaciones sindicalistas de la Oposición Obrera[438]: «Si hemos de perecer, no hay nada más importante que mantener la línea ideológica y sentar una lección para nuestros herederos». Jamás debemos olvidarlo, ni siquiera en situaciones desesperadas. Por otra parte, la situación actual de ninguna manera es desesperada.
2. Quien afirme: «Ya no queda otra salida fuera de la colectivización total y la liquidación administrativa de las clases» está cayendo en la filosofía de la desesperación y sugiriendo que nos arrojemos ciegamente al abismo. No podemos tomar esa vía.
3. Nuestra consigna fundamental, que engloba todas nuestras tareas inmediatas —económicas, políticas, partidarias y para la Comintern— es ésta: «Retroceder oportuna y ordenadamente de las posiciones aventureristas». Eso significa:
A. En la agricultura: Demorar el avance de la colectivización, explicar a los campesinos las limitaciones de nuestros recursos. Pasar de la colectivización total a la selectiva, concentrando nuestros esfuerzos y recursos en las granjas colectivas más viables y prometedoras. Poner fin a la deskulakización. Sustituirla por un sistema rígido de contratos con los kulakis (desarrollo y generalización de nuestra idea de préstamos obligatorios de cereales). (El kulak tiene el suficiente pánico político como para garantizar el cumplimiento del contrato por un año o dos).
B. En la industria: Frenar la industrialización a ritmo de galope. Desechar la consigna «el plan quinquenal en cuatro años». Revisar la distribución de recursos entre el consumo y la acumulación para mejorar seriamente el nivel de vida de las masas. Detener, en los hechos, no sólo en las palabras, la producción en cantidad a expensas de la calidad (aquí estamos al borde de la catástrofe).
C. En las finanzas: La más estricta disciplina fiscal. Poner fin a todos los gastos excesivos, aun a costa de suspender muchos proyectos ya iniciados. El objeto: evitar una crisis general y estabilizar el rublo.
D. En el comercio exterior: Aprovechar al máximo el ominoso incremento de la desocupación, sobre todo en Alemania y Gran Bretaña para obtener créditos y hacer pedidos planificados de equipos para agricultura, máquinas, etcétera, a cambio de los futuros productos de la agricultura colectivizada. Ésta, clase de «contractuación internacional» ayudará a llevar la tecnología a las granjas colectivas creadas por decreto administrativo y aliviará el peso excesivo que debe sobrellevar el plan quinquenal, sobre todo en el terreno de la maquinaria agrícola (órdenes recientes).
E. En la Comintern: Poner rápido fin a los aspavientos aventureristas de las «jornadas rojas». Levantar consignas transicionales, centradas principalmente en la lucha contra la desocupación. Elaborar una variante del plan quinquenal que apunte a la más amplia colaboración posible con las industrias alemana y británica, donde la desocupación alcanzó los más altos niveles y los reformistas están en el poder, y movilizar a los desocupados y a la clase obrera en general contra los gobiernos socialdemócrata [alemán] y laborista [británico] en base a una política de frente único.
F. En el régimen partidario interno: Poner fin a la disolución del partido soviético en la clase. Condenar la «autocrítica» stalinista por tratarse de una forma totalmente degenerada de la técnica plebiscitaria bonapartista infiltrada en el partido. Abrir un período de libre discusión en el partido sobre la «línea general», remontándose a 1923; preparar sobre esta base el Decimosexto Congreso del partido. Ésta es la única manera en que el partido, que en esencia ha sido liquidado, puede revivir y capacitarse para enfrentar las crisis cuya arremetida ha sido acelerada por la política de los últimos siete años. En caso contrario, el partido podría convertirse en la mayor fuente de peligro.
G. En el terreno de la teoría: Desechar la teoría del socialismo en un solo país, que es la base de la política de colectivización total e industrialización a ritmo de galope. Esa teoría reduce a la Internacional Comunista al papel de gendarme de las fronteras de la URSS (y mal gendarme para colmo).
Éstas son las ideas más generales que nos debemos empeñar en elaborar. Dada la situación en que nos hallamos —ilegalidad, dispersión, etcétera—, la Oposición no puede realmente realizar este trabajo de elaboración en detalle. Por eso es tan importante que subrayemos el sentido general de nuestra línea. Su fundamento teórico ha sido expuesto en un folleto que pronto terminaremos.
¿«Apoyamos,» o «no apoyamos» a los centristas? Este interrogante no debe plantearse escolásticamente. Ahora decimos a la dirección, con voz lo suficientemente alta como para que lo oigan todos: «¡Deténganse, antes de que sea tarde!». ¡Eso es lo que apoyamos! Si no tomamos la iniciativa de iniciar la retirada de las posiciones aventureras en forma ordenada, mañana esa retirada se efectuará en medio del pánico, catastróficamente. Pasará por encima de las cabezas de los derechistas (quienes ya se han autodecapitado). Demás está decir que en caso de guerra civil o intervención extranjera pelearemos con la burocracia centrista contra nuestros enemigos comunes. Nos referimos, claro está, al sector de la burocracia centrista que no se pase al bando enemigo.
Algunos camaradas tratan de sintetizar el centrismo en una fórmula teórica y definen dogmáticamente su base social: niegan así la posibilidad de que el centrismo «gire a la izquierda». Se trata de un malentendido. La «esencia» del centrismo, si es que puede decirse que la tenga, es su constante oscilar entre la línea proletaria y el reformismo pequeñoburgués, con la correspondiente línea ideológica. El centrismo siempre se está desplazando a la izquierda o a la derecha. Jamás es «el mismo». Sin necesidad de abandonar su base proletaria, gracias al aparato, el centrismo stalinista buscó apoyo en el campesinado medio para luchar contra nosotros. Pero el campesinado medio no es una base, puesto que oscila constantemente entre el proletariado y el kulak. La «colectivización total» es no sólo una etapa aventurera del centrismo de izquierda sino también, dentro de ciertos limites, un desplazamiento impulsivo, espontáneo, del campesinado medio, asustado por las represalias contra los kulakis.
Ni por un instante debemos olvidar que la Oposición es una corriente internacional. En el transcurso del ultimo año, Europa, América y China tuvieron oportunidad prácticamente por primera vez de conocer las ideas y consignas vivas de los bolcheviques leninistas a través de algunos círculos comunistas de vanguardia. Gracias a eso se produjo un reagrupamiento muy serio sobre la base de la diferenciación ideológica. La Oposición se ha puesto ideológicamente de pie a escala internacional. En el futuro próximo aparecerán con mayor claridad los frutos políticos del trabajo de este año La «calidad» lograda se transformará en «cantidad».
La Oposición francesa, que marcha a la cabeza, cuenta con un serio periódico semanal de combate y una revista teórica mensual, que sirven de base para el reagrupamiento de fuerzas. En cierto sentido, La Verité (el semanario) cumple el papel de órgano internacional de la Oposición.
En España la Oposición ha logrado un gran éxito. La mayoría de los oposicionistas exiliados volvieron a su patria.
Los bordiguistas exiliados publican un periódico quincenal, Prometeo[439].
En Alemania, debido a una división en la Leninbund la Oposición de Izquierda marxista ha roto por fin sus vínculos con el grupo de Urbahns. Se espera que en pocos días el ala marxista se unifique de una vez por todas con el grupo Wedding (ya se elaboró un programa unitario) y comience a publicar un semanario.
El grupo checoslovaco, que surgió hace un par de meses, trabaja con gran energía; el primer número de su periódico saldrá próximamente.
En Bélgica el avance está detenido debido a ciertas disputas internas. Hay una excelente organización obrera en Charleroi, agrupada en torno a La Verité.
En Austria existen dos publicaciones de la Oposición. En la actualidad se está discutiendo la unificación de los tres grupos oposicionistas en torno a un programa común.
Grupos de exiliados húngaros, españoles, judíos y de otras nacionalidades se han unido en torno a La Verité.
En Norteamérica aparece un buen semanario, The Militant, que posee imprenta propia y también publica folletos y libros. La Oposición de Estados Unidos y Canadá está unificada en torno a The Militant.
En México aparece un boletín litografiado.
En la Argentina un grupo recientemente constituido publicó algunos folletos y está reuniendo fondos para sacar un periódico.
También hay grupos en otros países sudamericanos. En China existen dos grupos de la Oposición de Izquierda. Han publicado en idioma chino todos los trabajos importantes de la Oposición rusa.
En Gran Bretaña se establecieron contactos valiosos.
En París aparecerá próximamente el Boletín Internacional número seis. Su objetivo es preparar la conferencia internacional. Allí también aparece la consigna del momento: «Por una retirada lo más rápida y ordenada posible de las posiciones del aventurerismo a las del realismo bolchevique revolucionario».