En el bloque de Centro-Derecha[58]
20 de marzo de 1929
Les enviamos los últimos informes recibidos sobre la situación creada en el seno y en la periferia del Buró Político. Garantizamos absolutamente la veracidad de esta información, verificada en su mayor parte por dos o tres fuentes distintas. Muchas de las citas son textuales.
El informe de la conversación entre Kamenev y Bujarin se publicó el 20 de enero. El documento aceleró el choque en la cúpula y dejó anonadados a los estratos inferiores. Su publicación arruinó el juego de combinaciones de Zinoviev y Kamenev. El Buró Político se reunió durante tres días para debatir el tema. Terminaron peleándose. La fracción de Stalin resolvió eliminar a Bujarin, Tomski Y Rikov del Buró Político en el próximo plenario. La derecha se prepara para resistir en forma pasiva. Los stalinistas alardean; lograron una victoria fácil y total. El Comité Central reeditó nuestro folleto (el de la Oposición), porque todos decían: «Nos enteramos de lo que ocurre gracias a la Oposición, no por el Comité Central». Este folleto tiene una popularidad y una importancia política inmensas. Todos dicen: «¡Si, han vendado los ojos del partido!». Como resultado de todo esto, el Buró Político y el presidium de la Comisión Central de Control enjuiciaron formalmente al «trío». Damos algunos detalles al respecto.
Durante diciembre y enero Kamenev y Bujarin se encontraban frecuentemente en casa de Piatakov[59]. He aquí lo que decía Bujarin sobre los preparativos para el próximo plenario: «La situación de nuestras fuerzas antes del plenario era ésta: yo me encontraba en Kislovodsk redactando artículos para Pravda[60], Rikov debía controlar la política económica, mientras que a Uglanov[61], que tenía muchas ganas de pelear, se le dijo que se quedara tranquilo con el fin de no darle a Stalin la menor excusa para interferir en la organización de Moscú. Uglanov no pudo soportarlo. Salió a la palestra en el Noveno Plenario del Comité de Moscú, fue derrotado y, al perder la cabeza dijo estupideces acerca de sus supuestos errores, etcétera. Supe que Rikov había completado las tesis industriales para el plenario. Pensé que Stalin manejaría a su gusto a Rikov en el Buró Político y que las tesis, ya bastante pobres, quedarían aun peores. Como por tren no llegaría a tiempo para asistir a la sesión del Buró Político, tomé un avión. Aterrizamos en Rostov. Las autoridades locales salieron a mi encuentro con algunas declaraciones sospechosas sobre los peligros que corría si continuaba en vuelo, etcétera. Las mandé a paseo y proseguimos el viaje. Volvimos a aterrizar en Artemovsk. Apenas bajé de la cabina se me entregó un sobre lacrado con un mensaje del Buró Político, que me ordenaba categóricamente interrumpir el vuelo… ¡debido a mis problemas cardíacos! No acababa de presentarme cuando los agentes de la GPU se llevaron al piloto a alguna parte y compareció ante mí una delegación de obreros que me solicitó un informe. Pregunté cuando partía el siguiente tren. Aparentemente, no había tren hasta después de veinticuatro horas. Tuve que dar el informe».
Kamenev: —Entonces, fue usted el que escribió la resolución sobre la lucha contra la desviación derechista.
Bujarin: —Por supuesto que fui yo. Tenía que demostrarle al partido que yo no era derechista. Llegué a Moscú el viernes; la sesión del Buró Político se había realizado el jueves. Leí las tesis; obviamente, me resultaron insatisfactorias, y pedí una reunión del Buró Político. Molotov[62] se opuso. Me insultó, me gritó que yo no dejaba trabajar en paz, que cuidara mi salud y otras cosas por el estilo. Se reunió el Buró Político. Logré que se aprobaran algunas enmiendas, a pesar de lo cual la resolución sigue siendo ambigua. Hicimos un balance. La organización de Moscú estaba destruida; resolvimos plantear la cuestión, formulando en once parágrafos la exigencia de que se removiera a los stalinistas. Cuando se le mostraron las exigencias a Stalin, dijo que no había un solo punto que no se pudiera llevar a cabo. Se eligió una comisión (Rikov, Bujarin, Stalin, Molotov, Orjonikije)[63]. Pasó un día, pasaron dos, tres. Stalin no convocó a la Comisión. Se inició el plenario del Comité Central. El primer informe fue discutido y se estaba a punto de pasar por alto el segundo. Dimos el ultimátum de que se reuniera la comisión. Cuando ésta se reunió, Stalin aulló que no permitiría que un solo individuo impidiera trabajar al plenario. ¿Qué clase de ultimátums son éstos? ¿Por qué hay que remover a Krumin?, etcétera. Me enojé, lo increpé duramente y salí corriendo de la sala. En el corredor me topé con Tovstuja, al que le entregué una carta ya redactada en la que Tomski y yo presentábamos nuestra renuncia. Stalin me siguió. Tovstuja le entregó mi declaración. La leyó y volvió. Rikov nos dijo después que sus manos temblaban; estaba pálido y ofreció hacer concesiones. Exigió que destruyera mi solicitud de renuncia. Luego prometieron remover a Kostrov, Krumin y a alguien más. Pero no volví al plenario.
Aquí Bujarin mostró a Kamenev una declaración de dieciséis páginas que él había escrito, donde hacía una evaluación de la situación económica. Según Kamenev, este documento era más derechista que las tesis de Bujarin de abril de 1925.
Kamenev preguntó: —¿Qué piensa hacer con este documento?
Bujarin respondió: —Le agregaré un capítulo sobre la situación internacional y al final plantearé el problema de la situación interna del partido.
— ¿Pero eso no sería una plataforma? —preguntó Kamenev—.
— Quizás, pero ¿acaso usted no ha escrito plataformas?
Aquí intervino Piatakov, para decir: —Les aconsejo encarecidamente que no se pronuncien contra Stalin, porque él tiene mayoría. [¡La mayoría de los funcionarios tipo Piatakov, y peores aún!] La experiencia pasada nos enseña que esas medidas terminan mal. (Un argumento que brilla por su cinismo).
A lo que Bujarin respondió: —Claro que sí, pero ¿qué hacer? (¡Pobre Bujarin!).
Cuando Bujarin se retiró, Kamenev le preguntó a Piatakov por qué había dado un consejo que sólo serviría para trabar el desarrollo de la lucha. Piatakov respondió que él creía seriamente que no era posible oponerse a Stalin: —Stalin es el único hombre a quien todavía se puede obedecer. [¡Perlas, perlas, perlas! No se trata de buscar el camino recto, sino de encontrar a alguien a quien se pueda «obedecer» para que no haya «malas» consecuencias.] Bujarin y Rikov se equivocan si creen que mandarán en lugar de Stalin. Son los Kaganovichs quienes mandarán, y yo no quiero obedecer a Kaganovich[64], y no lo haré. (No es cierto, obedecerá también a Kaganovich).
— ¿Qué propone, entonces?
— Bueno, se me confió el Banco Estatal, y yo cuidaré de que haya dinero en ese banco.
— Por mi parte, no me preocuparé por los estudiosos que ingresan al NTU [Administración Científico-Técnica, cuyo presidente es Kamenev ]; eso no es política —dijo Kamenev—. Luego se separaron.
A fines de diciembre Zinoviev y Kamenev definieron la situación de la siguiente manera: «Debemos llegar al timón. Sólo lo lograremos si apoyamos a Stalin. Por eso, debemos pagar sin vacilar el precio total». (¡Pobres hombres! Ya han pagado mucho, pero el timón sigue lejano). Uno de ellos —creo que era Kamenev— abordó a Orjonikije. Sostuvieron una larga conversación sobre lo acertado de la política actual del Comité Central. Orjonikije estuvo de acuerdo. Cuando Kamenev dijo que no comprendía por qué se los dejaba en el Centro Soiuz (donde trabaja Zinoviev), Orjonikije respondió: «Es demasiado pronto; hay que allanar el camino. La derecha se opondrá». (Y según la resolución, la derecha es el enemigo principal). Kamenev dijo que no era absolutamente necesario que se les acordara un puesto elevado, que lo más simple sería ponerlos al frente del Instituto Lenin (¡la fuente principal de falsificaciones stalinistas!), que se les debería permitir escribir para la prensa, etcétera. Orjonikije estuvo de acuerdo y prometió plantear la cuestión en el Buró Político.
Tres días más tarde Kamenev se presentó a Voroshilov[65]. Por espacio de dos horas se arrastró ante él y cantó loas a la política del Comité Central. Voroshilov no se dignó responder (lo que habla en su favor). Dos días después, Kalinin[66] fue a ver a Zinoviev y conversaron durante veinte minutos. Trajo la noticia de la deportación del camarada Trotsky. Cuando Zinoviev comenzó a interrogarle sobre los detalles, respondió que la cuestión no estaba resuelta aún, y mientras tanto no valía la pena mencionarla. Cuando Zinoviev le preguntó qué ocurría en Alemania, Kalinin respondió que no sabía: «Estamos hundidos hasta el cuello en nuestros propios asuntos». Luego, como si respondiera a la visita de Kamenev a Voroshilov, dijo textualmente: «El [Stalin] charla sobre sus medidas izquierdistas, pero dentro de muy poco tiempo se veré obligado a aplicar una triple dosis de mi política. Por eso lo apoyo». (¡Exacto! En toda su vida Kalinin jamás dijo ni dirá cosa más justa y apropiada).
Cuando los zinovievistas se enteraron de la deportación de Trotsky, se reunieron. Bakaev[67] insistió en publicar una protesta. Zinoviev respondió que no había a quién protestarle, porque «no hay jefe». (Si es así, ¿a quién piensa pagarle el precio total?). Las cosas quedaron de ese modo. Al día siguiente Zinoviev fue a ver a Krupskaia[68] y le dijo que se había enterado por Kalinin de que L. D. sería exiliado. Krupskaia afirmó haber escuchado lo mismo.
— ¿Qué intenciones tienen ustedes? —preguntó Zinoviev.
— En primer lugar, no diga ustedes sino ellos, y en segundo lugar, si resolvemos protestar, ¿quién nos escuchará?
Zinoviev le contó la conversación de Kamenev con Orjonikije, del que Krupskaia dijo: —Aunque llora sobre los hombros de todos, no se puede tener confianza en él.
Kamenev volvió a reunirse con Orjonikije, quien le dijo que estaba publicando un trabajo acerca de la lucha contra la burocracia y le proponía a Kamenev que lo ayudara. Kamenev aceptó de buena gana, y entonces Orjonikije invitó a él y a Zinoviev a su casa. Durante la visita se habló poco de ese trabajo. Orjonikije les dijo que había planteado la cuestión en el Buró Político y que Voroshilov había dicho: «No se puede ampliar sus derechos [los de Zinoviev y Kamenev]. Vean ustedes lo que buscan: ¡el Instituto Lenin! Si no les gusta el Centro Soiuz, quizás puedan pasar a otra institución. En cuanto a la publicación de sus artículos, no está prohibida, lo que no significa que se pueda publicar todo». (¡Ah, Voroshilov!).
— Y bien, ¿qué dijo Stalin?
— Stalin dijo: «Ampliar sus derechos significa hacer un bloque. Hacer un bloque significa ir a medias. Yo no puedo ir a medias. ¿Qué dirá la derecha? [¿Pero acaso la derecha no es el “enemigo principal”?]».
Kamenev: —¿Eso lo dijo en el Buró Político?
Orjonikije: —No, antes de la reunión.
Se separaron sin llegar a ningún resultado concreto. Zinoviev redactó una tesis de dos páginas (ya que Orjonikije no lo ayudaba, había que escribir una tesis): «El kulak se fortalece en todo el país, el kulak no le entrega pan al estado obrero, el kulak dispara contra los corresponsales de aldea, contra los funcionarios, y los mata. El grupo de Bujarin, con su línea, estimula al kulak: por eso, nada de apoyo a Bujarin. Hoy apoyamos la política de la mayoría del Comité Central [el grupo de Stalin], en la medida en que Stalin combate al nepman, al kulak y al burócrata». (De modo que Zinoviev cambió de opinión, ya no quiere pagar el precio total).
Kamenev dice: «Es imposible llegar a un acuerdo con Stalin; al diablo con todos ellos. Dentro de ocho meses publicaré un libro sobre Lenin y entonces veremos». Zinoviev piensa de otra manera. Dice: «No debemos permitir que se olviden de nosotros, debemos aparecer en todos los mítines, en la prensa, etcétera; debemos golpear a todas las puertas y empujar al partido hacia la izquierda». (En realidad, nadie le ha hecho tanto daño a la política de la izquierda como Zinoviev y Kamenev). Sus artículos aparecen en la prensa. Después de todo, los editores de Pravda siguieron el consejo de Voroshilov al pie de la letra. Nuevamente se negaron a publicar uno de sus artículos porque, dijeron, refleja pánico ante el kulak. Ultimamente, Zinoviev apareció en reuniones partidarias, en el Centro Soiuz, en el Instituto Plejanov y en otras partes para hablar con ocasión del décimo aniversario de la Internacional Comunista.
Después de que publicamos el famoso documento (la conversación entre Kamenev y Bujarin), Kamenev fue citado a comparecer ante Orjonikije, donde, con ciertas reservas (¡hum, hum!), certificó por escrito la veracidad del informe. También Bujarin debió comparecer ante Orjonikije y también lo certificó. El 30 de enero y el 9 de febrero se celebraron sesiones conjuntas del Buró Político y el presidium de la Comisión Central de Control. La derecha declaró que el folleto era un «ardid de los trotskos». No negaron la conversación. Se expresaron en el sentido de que «el trabajo se realiza en condiciones anormales. Algunos comisarios —Krumin, Saveliev, Kaganovich y otros— tienen más autoridad que determinados miembros del Buró Político [Bujarin y Tomski]. Se dirige a los gritos a los partidos fraternales. [Recién ahora Bujarin, Rikov y Tomski se dan cuenta de que Stalin dirige a los “partidos fraternales” de la misma forma en que un viejo sátrapa turco administraba su provincia. Ya no es necesario gritarles a Thaelmann y a Semard[69]; basta con un gesto] Doce años después de la revolución no hay en los comités regionales un solo secretario electo. El partido no tiene participación en la solución de los problemas. Todo se hace desde arriba». Estas palabras de Bujarin fueron recibidas con gritos de: «¿De dónde sacó todo eso? ¿A quién se lo copió? ¡a Trotsky!». Ante la comisión se presentó una resolución de censura a Bujarin. Pero la derecha se negó a aceptarla, fundamentando su objeción en el hecho de que ya «bastante tenían que aguantar» en los distritos.
En la sesión conjunta del Buró Político y el presidium de la Comisión Central de Control, Rikov leyó una larga declaración de treinta páginas, criticando la situación económica y el régimen interno del partido. En la conferencia partidaria de la región de Moscú, Rikov, Bujarin y Tomski fueron tachados abiertamente de derechistas. Pero poco de esto apareció en la prensa. El plenario del Comité Central fue postergado para el 16 de abril, la conferencia [la Decimosexta Conferencia Partidaria] para el 23 de abril. No fue posible reconciliar a las fracciones de Stalin y Bujarin (aunque se difunden persistentes rumores al respecto, indudablemente para que estos núcleos derroten al ala izquierda).