Agradecimientos
*
La idea germinal de El mal camino se me ocurrió conduciendo —¿podía ser de otra forma?— una noche después de cenar con un amigo, Aiert Erkoreka, que es un músico fantástico y uno de los pocos de mi quinta que terminaron dedicándose profesionalmente a esto del rock. Esa noche conducía iluminando pinares y barrancos, y allí, entre la lluvia y la bruma, se me apareció Daniel Someres por primera vez. «¿Qué pasaría si un hombre aparece ahora en medio de la carretera y te lo cargas? ¿Cómo continuarías?». Así es como empecé a pensar en El mal camino. Una historia que podría mezclar un muerto, un músico de rock y mucho asfalto. El resto fue un trabajo de casi ocho meses plagados de varias crisis y problemas, en los cuales, como siempre, debo agradecer a mucha gente su ayuda.
En primer lugar a Javi Santiago, que fue una de las primeras personas a la que le conté la historia y me ayudó a ir perfilándola. Gracias por las grandes ideas que surgieron en muchos cafés y conversaciones acerca de la historia.
A Bernat Fiol, que le dio un meticuloso repaso al manuscrito y corrigió algo así como doscientas cosas.
A Carmen Romero, de Ediciones B, que se ha vuelto a llevar el gato al agua con el título de la obra, además de ser un apoyo constante y muy comprensivo durante estos meses.
Como siempre, a mi compañera Ainhoa, que me ha permitido llenar la casa de notas, dibujitos… y contarle la historia una y otra vez y además de eso leérsela cuando estuvo escrita y sugerir unas cuantas grandes ideas que han terminado formando parte de El mal camino. ¡Gracias por coescribir y coaguantarme!
Y a vosotros, lectores o lectoras, que seguís leyendo y jugando, y que a veces incluso me enviáis un mensaje de ánimo preguntándome por la siguiente historia. Espero que os haya gustado y nos vemos en la próxima.
Un saludo,
MIKEL SANTIAGO