Capítulo 13
En el puente del Qel'Ha, el Ejecutor Koronis estudió las imágenes de alta resolución en cautivador silencio. El Observador transmitió imágenes e imágenes de la magnífica estructura orgánica. Las curvas y ángulos le proporcionaban al artefacto la apariencia de una catedral construida por superambiciosos insectos. Remolinos y curvas, luces centelleantes; un diseño obviamente complejo e insondable.
El Judicador Amdor permanecía tras él, irradiando entusiasmo y avidez; un gran cambio desde el severo escepticismo que había mostrado en los últimos años de búsqueda infructuosa.
Koronis estaba fascinado contemplando los fragmentos dentados de piedra transparente que se proyectaban desde el escabroso terreno que rodeaba el objeto expuesto.
—Son cristales Khaydarin —dijo, intentando imaginar el poder que los fragmentos de ese tamaño poseerían. Recordó el zumbido de energía que experimentaba cada vez que tocaba el pequeño trozo que guardaba en su cabina privada. Incluso sin el secreto del extraño artefacto, los inmensos cristales ya de por sí serían una importante arma para los protoss.
Amdor parecía más intrigado por las extrañas figuras y runas que aparecían inscritas sobre el casco exterior.
—Esas pistas, más la señal encriptada original, son pruebas indiscutibles de que este objeto tiene su origen en los Peregrinos de Afar. Hemos encontrado un legado de los xel'naga.
El Judicador proyectó su resplandeciente mirada sobre el resto de los protoss del puente del Qel'Ha. Su transmisión mental tamborileó con entusiasmo lo que afectó a los otros Khalai de la nave, al inspirarles a un fervor mayor.
—Debemos recuperar ese tesoro abandonado por nuestros antepasados, los xel'naga. —Actuando como si fuese el comandante de la flota, Amdor señaló a los presentes—. ¡Proceded con suma rapidez! Debemos tomar posesión de este artefacto y preservarlo para nuestro pueblo.
El Ejecutor Koronis se puso rígido. Amdor no tenía lugar en la jerarquía de la casta para dar tales órdenes. De modo que repitió la orden, como si las instrucciones hubiesen venido de él.
—No volveremos a casa de inmediato. Sí, aunque Aiur ha sufrido una terrible guerra, un descubrimiento de tal magnitud puede ayudar a los Primeros Nacidos a emerger de nuevo.
Amdor bajó la vista hacia las imágenes una vez más.
—La infestación zerg ha usurpado el espacio protoss, y aunque comparten nuestro origen con los xel'naga, los Primeros Nacidos no podemos aceptarlos como hermanos. No permitiremos que los zerg capturen este artefacto o cualquier conocimiento que contenga. El legado de los xel'naga debe ser nuestro.
El distante Observador continuó su sondeo, enviando imágenes recientes del poco notorio mundo de Bhekar Ro. El Ejecutor Koronis se sorprendió al ver la organizada colonia terráquea y las estructuras erigidas por el pequeño grupo de colonos humanos que parecían llevar allí una existencia pacífica.
Sin embargo, cuando la vieja torreta de misiles se activó y disparó al vehículo camuflado, el Ejecutor reaccionó en la silla de mando como si hubiese recibido el disparo personalmente. El misil incineró los delicados sensores del Observador, y el aparato de reconocimiento se estrelló.
La pérdida del Observador contrarió al Judicador Amdor… no porque los insignificantes terráqueos representaran una amenaza, sino porque no recibirían más imágenes del artefacto xel'naga hasta que su nave llegase al mundo colonia.
—Una vez que alcancemos el planeta, quizá deberíamos proceder con precaución —aconsejó Koronis—. No sabemos cuánta destreza militar tienen esos terráqueos, o qué clase de defensas pueden instalar contra nosotros. Sugiero que nos detengamos y enviemos al sistema más Observadores para poder evaluar la situación.
Ahora el Judicador volvió su ira hacia Koronis.
—¡Eso es innecesario! Ya viste las imágenes. Es una insignificante colonia, con sólo pequeñas migajas de tecnología. Además, son humanos. Los terráqueos son irrelevantes.
Koronis tuvo que reconocer que tenía razón. El Qel'Ha avanzó junto con el resto de la fuerza expedicionaria, surcando el espacio a la máxima velocidad posible.
El Ejecutor revisó las imágenes que el Observador había transmitido, clavando los ojos en la extraña y fascinante estructura xel'naga. Tras perderse la gran batalla en la protección de Aiur y fracasar en la búsqueda de los Templarios Oscuros, Koronis creyó que este artefacto podría cumplir la tercera parte de su misión. Quizá significara la redención para él.